jueves, 9 de agosto de 2012

Mujer cíclica


Dos lunas llevo observando de cerca mis ritmos. Anoto sensaciones, estados, pensamientos, sueños y sentires. Visualizo mi interior y exterior en cada fase, día tras día, tornándome del color de mis carnes: clara, pálida, rosada o roja.

A medida que avanzo en el conocimiento de mi naturaleza cíclica, aumenta la sensación de que esos espacios que dedico a plasmar lo sentido o vivido comienzan a transformarse en un preciado secreto, en pequeños tesoros, en los que vuelvo lo más íntimo de mí: son piedras preciosas, diamantes en bruto.  Especialmente los espacios que dedico a recrear los sueños. Me siento incluso invadida por mí misma, como si estuviera otorgando permiso a una parte de mí para asomarse a la otra sin llamar, sabiendo que a ésta última le incomoda en cierto modo.

No siempre he mantenido esta predisposición a vivenciar mis ritmos. Durante mucho tiempo mostré cierta reticencia a profundizar en ello. Me ocurrió igual con el embarazo, la lactancia, el parto y, muy especialmente, en la crianza, puesto que guarda matices mucho más subjetivos. El empaparme a priori de experiencias, consejos y teorías, me hacía sentir que en cierto modo me condicionaba de antemano sin permitirme, tal vez, vivenciar o transitar los hechos desde mi instinto y capacidad, si es que acaso una logra desinhibirse por completo de la carga social, emocional y educativa que lleva por mochila en la vida.

Por supuesto que no incluyo toda la información en el mismo saco, encuentro importante, necesario, estar bien informadas sobre embarazo, parto y lactancia antes y durante la vivencia. A lo que me refiero es a esas otras maneras de compartir experiencias mucho más sutiles. Disfruto sumergiéndome en esas lecturas una vez he podido experimentar las mías propias y, en cierto modo, me he posicionamos por mí misma. Llegada a este punto, todo es nutrirse, crecer, cuestionarse y gozar. Aunque suponga también reconocer errores.

Al comenzar a leer Luna Roja, de Miranda Gray, sentí que al describir cada fase de nuestros ciclos con tantos detalles y tonos característicos acabaría por condicionar mi comportamiento o predisposición, de modo que lo aparqué y me centré en anotar mis sensaciones físicas y emocionales durante un tiempo, hasta recibir su siguiente llamada. Esta vez sí, he aprendido mucho y considero que invita a un valioso ejercicio en el que cada una puede elegir lo que más se aproxime a su propia manera de pasar por la vida.

Me reconforta el prestar atención a mis ciclos, reconectarme con mi útero y reconocerle el lugar hermoso que ocupa. Me ligo y desligo del hilo conductor para tratar de centrarme en mis propios sentimientos y percepciones dejando a un lado lo que probablemente pudiera vibrar en mí según el momento del ciclo en que me encuentre. Me sumo a las visualizaciones, algunos ejercicios para potenciar la creatividad, para reconectarnos y reafirmarnos sin despistar la individualidad, a veces alzando la barrera y dejando salir, otras analizando cada poro y pensamiento.

No es sencillo, sabernos y reconocernos cíclicas con todas sus letras, con toda su sangre o ausencia de ella… pero es apasionante.



16 comentarios:

  1. Colo linda, me encanta compartir tanto y tanto contigo.. yo llevo todo este año observandome a través de mis ciclos y está siendo un descubrimiento muy agradable.. es como si me estuviera haciendo más amiga de mí misma.. y sabes qué? ahora me cuido, me mimo más que antes, me entiendo, me permito, me protejo, .. y mi verdadera feminidad está despertando, no esa que nos intentan vender desde fuera y que lo único que pretende es desconectarnos de nosotras mismas, si no de la verdadera feminidad de las diosas que somos :) Besos enormes y cíclicos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Wow, Carol, todo un año escuchando el tic tac de tu útero y tus ciclos... Sé que tendrías tantísimo por mostrarme con tus últimas experiencias y, sobre todo, con las tuyas propias... qué maravilla... te he dicho ya que me siento muy afortunada de tenerte? Besitos miles

      Eliminar
  2. Me gustaría saber un poquito más acerca de este tema. Alguna lectura recomendada?? Mis ciclos y yo ya vamos haciendo camino pero a lo mejor necesito un poco de guía.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mamá colibrí, si te animas a leer hay muchas cositas, como el libro que menciono en el post: Luna Roja, de Miranda Gray. También hay blogs muy interesantes, a mí me gusta especialmente El Camino Rubí de Erika Irusta. No creas, yo llevo poco sumergiéndome en esto, cualquier descubrimiento es bueno, pero a mi juicio son buenos puntos de partida. Ya nos contarás si te animas! Besitos

      Eliminar
  3. Yo comencé a fijarme en mis ciclos cuando quería quedarme embarazada, y lo cierto es que aprendí muchas cosas sobre mí que me habían pasado inadvertidas. Y sigo aprendiendo...
    Un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuánto me alegro, Mo, cualquier etapa es interesante para percibir los cambios en nosotras! Celebro tu conocimiento. Mil besos

      Eliminar
  4. Llevo tiempo apuntando mis sensaciones en cada uno de mis ciclos desde que comencé a leer Luna Roja, pero lo dejé aparcado y ahí está todavía, porque quería también reconocerme primero a mí y mis ciclos para luego retomar el libro y tener una visión más amplia.
    Reconozco que no me tomo el tiempo que me gustaría para verme a mí misma en estos aspectos, y se que lo necesito. Leerte me da el empujoncito que me falta para retomar este aspecto de mi vida que cada vez me parece más importante y fascinante.

    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, Carol, qué bonito coincidir también en este aspecto. Es cierto que al principio también me frenaba el encontrar un rato tranquilo para ello, con todo lo que supone encontrar un "rato tranquilo"... Reconozco que aún no me preparo un diagrama como toca, pero sí anoto las sensaciones. Muchas de ellas en el móvil mismo, me descargué una aplicación gratuita y ahí voy señalando y personalizando sensaciones al momento... Esperando encontrar ese rato tranquilo para plasmarlo en papel, pero al menos ya tomo constancia de ello.
      Muchos besitos y ánimo!

      Eliminar
  5. Cocolina me encanto el post, desde luego lo tuyo es poesia pura.Ayer escribí un post en mi blog, que aunque nada que ver con este, la conclusión me parece similar. Tenemos que escuchar a nuestro cuerpo, y hay muchas veces que eso requiere que nos paremos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Carmen Quintano y bienvenida a este rinconcito :) Estoy completamente de acuerdo en que en ocasiones precisamos detenernos e incluso recluirnos un poquito para poder concentrarnos en escuchar, sin más. Muchas veces estos momentos te los regalan situaciones que no esperas y son una maravilla. Pasaré a conocerte. Un abrazo

      Eliminar
  6. Hola cariño!
    En mi experiencia, me encuentro y entiendo caótica, navego con mi familia recolocándome y fluyendo a cada paso. El ejercicio de la conciencia es complicado, por la necesidad de la constancia que periódica haya un hueco propio y por la incertidumbre de lo que puedes encontrar, sin duda es necesario, sin encontrarnos no podemos conectarnos con esa paz, sabiduría y tranquilidad que habita en nosotras.
    Espero encontrar esa fase vital que me guíe a mi misma. Te admiro por ello.
    Un beso grandísimo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mamá corchea, estoy convencida de que encontrarás ese oasis para ti, no será tarde ni temprano sino cuando así deba ser. Es comprensible que ahora te encuentres fluyendo, qué maravilla, goza el caos, también nos desvela cosas, no crees? Yo sí que te admiro, tienes y ofreces tanto... Besitos amorosos!

      Eliminar
  7. Me parece muy interesante, no sé mucho al respecto aunque convivo bien con mis ciclos, al menos eso creo.
    Me asalta una duda: dejamos de ser cíclicas cuando llega la menopausia?
    Gracias por esta hermosa entrada, un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. María M., esa era una de las dudas que a mí también me rondaban, al igual que durante el embarazo o la lactancia antes de volver a menstruar. En Luna Roja se hace una pequeña mención al tema de la menopausia, si comprendí bien, dejamos de ser cíclicas aunque no por ello permanecemos lineales, que sería más bien como sucede en la niñez, sino que al habernos sumergido en todos nuestros ciclos conocemos sus energías y podemos continuar manejándolas sin atender a la condición cíclica que ahora conocemos. Es muy interesante! Muchos besos

      Eliminar
  8. Me ha parecido muy interesante esta entrada, me la guardaré para ponerme a ello cuando vuelva a ser cíclica.
    Un beso y gracias por compartir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te haya aportado cosas, Yo misma! Un gran abrazo!

      Eliminar

Gracias por tu comentario ♥