En el mar de los desencuentros ando sumergida.
Y entre corales fabricados de sombras voy desarrollando la
capacidad de reinventar mi paciencia y tenderme entre fósiles. He descubierto
que no se está mal aquí, al fin y al cabo.
En el mar de los desencuentros se agotaron las
explicaciones. Se desvanecieron por inútiles. Puedes tratar de continuar
camuflando la vida ante tus ojos, pero el mismo hastío de oler tu falta
de honestidad acabará por desmontar las corazas.
En el mar de los desencuentros hay espacio para tantas
mentiras y recuerdos ajados como desees. Podrás colgar la chaqueta en la
entrada y beber hasta embriagarte de tus distancias. Sobre tu sola ola
descubrirás la cadencia perpetua de no poder coincidir con el otro, reaccionando
siempre a destiempo ante los espejismos.
En el mar de los desencuentros no nadas, te detienes, no
existe la capacidad de avanzar. Puedes desnudarte y mostrar tus vísceras. Por
mero placer, por ser primaria, por darte la vuelta porque sí. Porque, en
definitiva, te gusta ser soez cuando las cosas cogen velocidad y van a
despeñarse. Ganas tiempo meciéndote en la ironía para que no te alcance la
soledad sin la sonrisa puesta.
En este mar, puedes perder o ganar tantos instantes como
estés dispuesta arriesgar. Te permite sentirte segura, si lo habitas desde la
costumbre, o tremendamente revolucionaria si lo sientes un medio hostil, un escenario
que ya no te pertenece. Como no te invita a derribar con urgencia el metacrilato
que os separa, puedes desencontrarte tantas veces como precises, podrás
continuar reclamando atención desde el silencio sin que apenas nadie perciba tu
fragilidad. No hay reloj de arena.
Aquí, entre desencuentros, las prioridades carecen de importancia.
Los caminos bifurcados son recorridos diariamente en ambos sentidos. Los ojos
se encuentran vendados con pañuelos invisibles. Los órganos frenados. El deseo
dormido.
No estoy a disgusto, pero no pienso echar mis raíces. Creo
que me mordió la pereza y me paralizó el miedo.
En el mar de los desencuentros me hallarás, podemos
palparnos antes de que nuevas escamas nos cubran y cueste rasgarse los ropajes,
no vaya a ser que no sepamos reconocernos. Al parecer existe un rescoldo para el amor y la
música… o algo así susurran por allá lejos, las sirenas.
Colo... cada vez que te leo me estremezco con tus palabras. Hoy tus metáforas me llenan de incertidumbre y desconcierto, pero a la vez te percibo con gran decisión... Qué pasa?
ResponderEliminarCata, mi linda, todo bien, muchas gracias! Es un escrito profundo, transformador para mí al momento de soltarlo. Estoy bien, serena, expectante... ya hablamos, mi niña. Gracias por tu cariño ♥
EliminarColo, adoro cómo escribes. Profunda, empoderada... este texto es precioso y a la vez tan triste... O almenos así me ha resonado a mí. Un abrazo enorme volando para ti.
ResponderEliminarMíriam, preciosa, gracias por tus palabras, cuánta ternura desprenden. Te abrazo grande! Muchas gracias
EliminarToda tú eres pura poesía...
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Unaterapeutatemprana, es precioso lo que dices! Te abrazo ♥
EliminarColo hermosa, tu respuesta a Cata me deja tranquila. Pero me gustaría decirte que hasta en las sombras te percibo bella. Un abrazo enorme amor!
ResponderEliminarCarol, amor, gracias por acompañarme también en las sombras. Vuestro amor me hace más grande. Abrazos inmensos!
EliminarCreo que estoy nadando en ese mismo mar,no quiero que me arrastre a su interior.
ResponderEliminarTe quiero, y todo lo que escribes es un mezcla de sabiduría y amor.
Lolinchi de mis amores, qué bonito lo que me dices, qué bonito tenerte por aquí. Bucea en ese mar, también es hermoso.
EliminarGracias por tu amor, yo también te quiero.