Hace poco en el cumpleaños de una amiga se
organizó un “tupper sex”, imagino que ya sabréis de qué se trata: una comercial
de artículos eróticos se desplaza hasta la casa de alguna interesada y allí tiene lugar este encuentro en el cual la comercial expone los productos
disponibles, se habla de sexo, se prueba algún artículo, se ríe un rato y luego
una acaba comprando algo te interese o no, entre otras cosas porque es
obligatorio (sí, sí, como lo leéis).
No era la primera vez que iba a uno, hace ya unos 7 años nos
reunimos otras amigas expresamente con este fin y me resultó curioso y divertido.
Esta última vez formaba parte del cumpleaños y, la verdad, estaba más por echarme unas risas que por conocer ese mundo. Lo que sí deseo destacar
es que me pareció radicalmente distinto, no sólo porque lo guiara otra mujer
(aunque del mismo negocio, que esto por mucho nombre que tenga Ibiza no deja de
ser un pueblito) y eso debe influir, sino porque yo soy radicalmente distinta,
tomo conciencia de estar en otra etapa absolutamente.
Me pareció una cortina de humo, desde el minuto uno hasta el
final, una manera enrevesada de camuflar los patrones machistas y patriarcales
de nuestra sociedad bajo un manto de liberación femenina. Había momentos en que
deseaba saltar del sofá y aclarar algunos puntos que encontraba hasta dañinos.
No dije nada porque tal vez hubiera estado fuera de lugar y porque sé que no
dejan de ser mis sensaciones y percepciones y no necesariamente lo ideal o
único, aunque discretamente iba haciendo mis aportaciones. Me impactó que se
continúe alentando comportamientos egoístas, resaltando estereotipos y
reduciendo el rol femenino al objeto de deseo. Sólo coincidimos en una cosa:
que el cuerpo propio es para disfrutarlo.
Vayamos por partes.
La reunión se abre presentando los primeros artículos, los
más suaves por decirlo de algún modo,
se trata de una gran variedad de productos pensados para aplicar sobre el cuerpo.
La primera premisa que se lanza es la importancia de la higiene, en general
diría yo y en particular para practicar sexo, hasta ahí todas amigas, para lo
cual muestran “un fantástico” gel de ducha comestible con aroma (y sabor,
obviamente) de mil tipos. Seguido de cremas corporales y aceites de masaje, hipoalergénicos (menos mal) también con una
extensa gama de sabores y aromas. Todo esto lo encuentro muy bien si forma
parte de una misma, es decir, si determinado olor nos gusta para nosotras, nos
hace sentir en sintonía o nos identificamos con él. Pero el asunto no se
plantea de este modo, ni en la reunión ni en la sociedad, lo vemos a diario en
los medios de comunicación. El mensaje que se transmite es que debemos
mostrarnos de determinada manera para ser deseadas, hay que seguir determinadas
pautas para gustar, para excitar, para ser una bomba sexual. Si usas ese
perfume triunfarás, si tu cuerpo brilla con partículas de miel los hombres no
podrán resistirse, si te coño sabe a
frutas exóticas quién no deseará comérselo… ¿Perdona? ¿Estamos locas?
Que se plantee como un juego sexual, en el que los
implicados estén receptivos a experimentar con los sabores y estímulos, está
bien. Pero que esto resulte más atractivo y agradable, eso sí que no, al menos
para mí. Considero que el sexo resulta excitante precisamente porque las
hormonas y los fluidos corporales realizan su función, nos excitamos al embriagarnos
del otrx, seamos conscientes de ello o no, al entrar en contacto con su
característico olor, el sabor y la textura de sus secreciones, su respiración,
su sudor, todo forma parte de un cóctel erótico mucho más potente que toda esa
poción infalible. Estamos de acuerdo en la importancia de la higiene, pero el
resto es floritura, adornos, juegos, nada más y absolutamente prescindible. Por
favor, ya está bien de vendernos la idea de que nuestros olores son
desagradables, desde las compresas y salvaslip que transforman nuestra
menstruación en olor a nubes hasta los geles y cremas que harán que no tengamos
que preocuparnos más porque nuestra vagina se excite, lubrique y aumente con
ello su característico olor…
Igual para los hombres, si se presenta el producto como
parte del juego erótico donde experimentar con el sabor y la lubricación, está
bien, pero si se plantea como una posible solución para practicar el sexo oral
ya no me parece tan bien. El sexo, sea oral o sea como sea, debe resultar
agradable siempre, con gel, sin gel,
con sabor a mango o sin él. El resto es cuestión de juegos y preferencias. Yo
sin duda, prefiero mil veces el olor y el sabor del otrx, acabo empalagada
con estas cosas y fijo que un bote de 100ml acaba caducándome. Si siguiera
todas las pautas acabaría desorientada, no sabría si estoy con mi pareja o con
el muñeco tarta de fresa de mi hija… debo ser muy básica.
En la misma línea de los geles, cremas y lubricantes existe otro millón de variantes, tampoco me voy entretener en describirlo todo, sin
embargo llamó especialmente mi atención una loción de feromonas, que se aplica
en este caso con roll-on, perfumada por supuesto. Resulta que con esta fórmula
una se aplica dicho producto y de pronto su sex-appeal se dispara. Si deseas
sobreexcitar a tu pareja sexual o simplemente quieres que alguien sucumba a tus
encantos, sólo debes tirar de tu roll-on tamaño bolso. No entiendo nada, perdónenme.
¿Pero no se supone que nuestro propio organismo ya regula
esta función al generarlas y detectarlas en el otrx? Por cierto, uno de los
puntos clave es precisamente el vello púbico… pero claro, si primero debemos
rasurarlo cuanto más mejor para que nos sintamos bellas y resulte atractivo y después
perfumarlo no sea que huela a algo parecido a nosotras y desconcierte a los
hombres, lo que nos queda es lubricarnos el pubis, las ingles y los labios
externos con un buen roll-on de feromonas y aquí no ha pasado nada… debo ser un
poco lerda porque me da hasta la risa.
Otro aspecto que creo importante destacar es cómo se trata
el comportamiento sexual masculino en estas reuniones, generalmente sólo de
mujeres. Quedé indignada al confirmar que continúan alimentándose estereotipos
como que los hombres son tan simples que
no hace falta más que mostrarles una teta para que se vengan arriba, que su
orgasmo es fácil y rápido, que poco más que son unos lelos a los que con media
insinuación los llevas donde quieres y los manejas como muñecos, domesticándolos
sexualmente, porque tienen mucho que aprender todavía. Uff…
Está claro que funcionamos de manera distinta, que no
necesariamente nos excitamos con los mismos estímulos ni al mismo ritmo, pero
generalizar de este modo me parece tremendo. Creo que se juega a la ligera con
este aspecto de la excitación y el placer masculino y que es un arma de doble
filo tanto para ellos como para nosotras. Ellos creen que deben cumplir con
ciertas expectativas y nosotras confiamos en que ellos, todos y siempre,
seguirán un mismo patrón. Pero cada cual es un mundo y cada encuentro también y
muchas de estas creencias enraizadas son dañinas para ambos y pueden acabar
desbordando más de una aventura o una relación entera. Por eso me parece
tremendo tratar un tema como la erección o la eyaculación en el momento "oportuno" como si fuera algo que nosotras
debamos marcar y controlar. Vendiéndonos incluso la idea de aplicar gel
retardante en el glande de nuestros compañeros sin comentarlo… esto lo
encuentro absolutamente fuera de lugar, si jugamos, jugamos los dos, pero
manipular la situación sin hacerle partícipe me parece horrible y
desconsiderado.
Pasamos a la segunda parte, en la que se presentan los juguetes femeninos, todo tipo de
vibradores, animalitos y fantasías para nuestro disfrute, con o sin compañía. Aquí
nada que comentar en especial, todas tenemos claro para lo que son y sobre
tamaños, formar, funciones y colores cada cual.
Se presentaron algunos juguetes para la estimulación de
ambos durante la penetración, curiosos y novedosos. Pero me sorprendió que ni
siquiera se mencionara, no digamos traer una muestra, la posibilidad del juego entre
dos mujeres o entre dos hombres (aunque no había ninguno presente y aún sería
más rara la alusión), así que tan liberadas no debemos estar, ni siquiera de
ideas.
También se presentaron dos artículos no enfocados al juego
sexual pero sí relacionados con la sexualidad femenina: las bolas chinas y la
copa menstrual. Me pareció curioso que se estuviera introduciendo la copa
menstrual en este sector, pero bien en cualquier caso.
En resumen, creo que este tipo de reuniones son potencialmente un punto de encuentro ideal para desinhibirse, si se está en
confianza, donde se debería transmitir la maravilla de gozarnos a nosotras
mismas, con o sin compañía. Invitar a la mujer a conocer su cuerpo, explorarlo,
mirarlo de cerca, probarlo. Transmitir confianza en todo lo que somos, desprendemos y
representamos, al margen de lo que se espera. Liberarnos de verdad. Empoderar a
la mujer, puesto que son reuniones de mujeres pensadas por y para mujeres.
El que sigan vendiéndose toda esta serie de estereotipos
para gustar al macho camuflados en “cuidarse una misma” a mí me genera
inquietud. El que siga alimentándose la idea de mujer que sacia al hombre con
su cuerpo y hombre que sacia a la mujer con una buena erección y una
eyaculación tardía, a mí me genera inquietud. El que la mayor parte de los
juguetes sexuales se presente como sustitución del miembro masculino, a mí me
genera inquietud. Y el que se siga manipulando con todo esto, ofreciendo una
información maquillada a beneficio para lucrarse económicamente, a mí desde
luego, me genera muchísima inquietud.
Pues tienes toda la razón. Nunca he asistido a una reunión de tupper sex, pero la verdad me imaginaba que fuera otra cosa, más bien una presentación de productos y juguetes varios, para disfrutar del sexo, sin ideología ni lecciones ocultas.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Kim, la verdad es que es tal y como lo imaginabas. No hay que olvidar que la finalidad de estas reuniones no es una charla entre amigas sino la comercialización de estos productos, con lo cual siempre habrá algo de sugestión y persuasión para poder alcanzar un mayor público (y vender más, claro está). Un gran abrazo
EliminarA mi no me van los geles, cremas, lubricantes, etc. precisamente por lo que comentas. Prefiero el sabor y el olor del otro que una cosa química y dulzona que supuestamente sabe a fresa. Quiero un hombre conmigo, y mi hombre huele a muchas cosas que me encantan, pero a frutas no, desde luego. Recuerdo una vez intenté utilizar un lubricante y me tuve que ir corriendo al baño a lavarme porque me moría de la grima!
ResponderEliminarMe alegra comprobar que no soy tan rara, tienes toda la razón en toda tu reflexión.
Ay, Drew, que me ha dado la risa! jajaja Gracias por compartir la experiencia. A mí los lubricantes no me desagradan en sí mismos, los prefiero neutros, eso sí. Lo que encuentro absurdo es toda la parafernalia que se monta en torno a estos temas. Es un negocio está claro, pero se podría enfocar de otro modo e igualmente sería eficaz... o no??? Esa es la cuestión, tanto por avanzar todavía ;)
EliminarBesos, cariñín
Total y absolutamente de acuerdo. Y encima muchas veces revestido de feminismo.
ResponderEliminarY sí el poco respeto hacia nuestros compañeros es algo que tenemos que replantearnos.
Un placer visitar tu casa.
Hola Sofía, muchas gracias por tu visita y tu comentario. El tema de los compañeros es algo que habría que ir planteándonos todos, ellos mismos también. Un largo camino de aprendizaje por recorrer pero muy interesante, bajo mi punto de vista.
EliminarUn abrazo
Una vez más, aquí me tienes de pie aplaudiéndote con las manos y el corazón. Olé, olé y olé. No te imaginas cómo me has liberado de sentirme "la rarita" por acudir a esas reuniones con cara de vaca mirando al tren. Es puro marketing, con toda la desvirtualización y manipulación que ello conlleva.
ResponderEliminarEres muyyyyyyyyy grande.
Un beso.
Ay, bonita, que siempre me sonrojas!! :) Muchísimas gracias por tus palabras, no las merezco. En cuanto a lo que comentas, es así, como decía en otra respuesta, no deja de ser un negocio y como tal deben procurar atraer a la gente, meterla en su terreno y ese terreno lo tienen tan abonado con tantísimos años de poco escucharnos a nosotras mismas y proyectar nuestros deseos a través del placer de los hombres... En fin, lo importante es saberlo y a partir de ahí, poder disfrutar de estas reuniones o cualquier otra conversación acerca de sexo.
EliminarGrandísimo y amoroso abrazo!
No he acudido nunca a una reunión de este estilo. De algún modo había algo que me hacía rehuir algo así. Tras leerte, siento que has puesto palabras a lo que intuía...
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
Hola Irabela, bienvenida al blog! No es que en sí estén mal estas reuniones, tan sólo es que tiran de ciertos patrones facilones para fomentar la venta de sus productos. Está claro que no son reuniones pensadas para empoderar a la mujer, basta tenerlo claro para poder echar un rato agradable de risas entre amigas.
EliminarGracias a ti! Un saludo