A menudo, cuando conversamos con otras parejas sobre la llegada del bebé, me quedo pensando en el sentimiento que envuelve a algunas mujeres, generalmente madres recientes, que afirman estar abrumadas por la sensación de perder “la vida propia”. Comprendo que la llegada de un hijo nos tambalee el día el a día, es inevitable y, bajo mi punto de vista, necesario para que tanto la madre como el bebé pueden crear ese vínculo vital que les une física y emocionalmente.
Pero según transcurren los meses, tal vez una pueda sentir que su vida no es ni la sombra de lo que fue. Y es lógico, porque es muy diferente, pero la idea de vivirlo con cierta resignación o como un sacrificio desmedido es lo que puede hacernos perder la perspectiva real de la situación. Encuentro normal extrañar ciertos aspectos de nuestra vida anterior, como quién extraña un lugar, la compañía de alguien o el olor de su infancia, pero creo que, muchas veces, se desvirtúa esta realidad hasta sentirnos atrapadas en unas serie de necesidades creadas que podemos acabar asumiendo y dudo que nos beneficien.
Tal vez exista pero no conozco a ninguna “Supermujer”, capaz de cumplir por completo con el prototipo dañino de atenta madre, brillante profesional y dulce esposa. Si le añadimos el nuevo concepto de mujer actual, guapa y espectacular en todo momento, entonces es fácil que una sienta la necesidad de esconder la cabeza como un avestruz... Ante estas exigencias sociales, que rozan lo absurdo y lo antinatural, no he conocido a nadie que no haya aparcado, durante un tiempo, una o varias facetas de su vida para que el resto continúe su curso.
Con esto no trato de juzgar a nadie, cada cuál es libre de vivir la experiencia cómo desee, cómo sienta y cómo le permitan sus circunstancias, siempre y cuando no se descuide a los pequeños, por supuesto. Pero para mí hay algo a destacar, independientemente de cuál sea la elección, y es la necesidad de reflexionar acerca de estas pautas sociales, que no se ajustan en absoluto a nuestra naturaleza y que nos han empujado a concebir la llegada del hijo como un “pequeño ladrón de libertades”. Esta idea que, a veces, se enmascara en comentarios comunes como “aprovecha ahora” o “vive la vida antes”, nos puede condicionar hasta llegar a vivir con angustia la constante atención y contacto que precisa y reclama un hijo, muy especialmente, durante los primeros años. Esto, para mí, es continuar avanzando por el camino equivocado porque no creo que sea el hijo el que nos prive de nada si no el que nos pone las cartas sobre la mesa.
Yo misma, admito con tristeza que hasta no ser madre no fui consciente de la carga emocional que dejamos recaer en nuestros hijos, culpándoles en cierto modo de nuestras limitaciones o nuestra dificultad para asumir el cambio. Creo que es reconfortante pensar en librarnos de estos lastres y tratar de vivir este periodo de adaptación sin presionarles a ellos (porque “no son buenos, no comen, no duermen, no paran, no nos dejan...”) ni exigirnos a nosotros mismos lo que está fuera de lugar.
Aunque no resulte fácil remover la conciencia social, creo que haríamos algo justo y positivo si cambiásemos la idea de que la llegada de un nuevo miembro nos supone una pérdida de privilegios, enfocando esta situación desde la empatía y la comprensión, renovando el concepto para no llegar a poder sentirnos frustradas ni atrapadas ante nuestra nueva vida, viviendo este proceso sabiendo que cada etapa tiene sus cosas y su belleza y aprendiendo a adaptarnos a cada una de ellas, asimilando y soltando según nuestro criterio, como mujeres imperfectas pero plenas.
Me parece muy interesante lo que comentas. Desde mi experiencia personal te puedo decir que desde que soy madre mi vida a cambiado mucho pero a mejor, yo no siento que haya dejado de vivir la vida sino que he pasado a vivir una vida más plena, yo no siento que mi hija me quite libertades sino que simplemente ahora me apetece hacer otras cosas, para todo hay tiempo en esta vida, no??
ResponderEliminarSi alguien me pregunta si echo algo de menos algo de antes de ser mamá sólo se me ocurren dos cosas: dormir hasta tarde los domingos y no andar preocupada de si llego a fin de mes, pero todo lo bueno que me ha dado esta nueva vida lo compensa con creces.
Saludos
Lo que no llego a comprender es por qué esas personas que piensan que un hijo es un lastre para sus libertades lo tienen.
ResponderEliminarOtro problema es cuando se ve el futuro bebé como un muñequito, y luego se dan de bruces con la realidad, una pequeña personitas con sus necesidades.
En ocasiones nos podemos sentir abrumadas, desbordadas y hasta hartas. No somos perfectas. Pero de ahí a que perdamos libertades. Yo no lo veo así, es otra etapa de la vida, y yo desde luego no lo cambio por nada del mundo.
Yo creo que antes de tener un hijo hay que pensarselo bien. La vida te cambia mucho y si no estas dispuesto a asumir ese cambio es mejor que no lo tengas.
ResponderEliminarHay gente a la que le gusta vivir eternamente como un adolescente y eso con un niño es imposible, pero tienen hijos porque "hay que tenerlos" y claro, luego estan amargados y muchas veces lo pagan con el nene que el pobre no tiene culpa de nada
Lamamadeunabruja, Carol, MAMAENCANTADA, muchas gracias por vuestros comentarios, enriquecen esta entrada aportando una visión de adaptación del adulto frente a las necesidades del niño, que yo comparto y trato de desarrollar.
ResponderEliminarLo que explico en la entrada tampoco me ha ocurrido, tan sólo extrañé una ducha en condiciones durante los primeros meses, bueno y lo de llegar a fin de mes... Pero sí lo encuentro, a menudo, a mi alrededor. Padres agobiados porque no pueden compaginar su vida anterior (tal vez con demasiadas actividades personales o fuera de casa) con la nueva situación, madres que entienden la lactancia materna como una especie de exclavitud (más aún si es como toca, a demanda)y no pueden abandonarse al hecho de que esto es así y este es el lugar que corresponde ocupar en estos momentos. Se vive con angustia.
Estas situaciones, aunque generalmente, las observo en personas cuya idea de la crianza difere de la mía o en parejas sin hijos aún, también ocurre a otras personas que priorizan las necesidades del niño y, sin poder evitarlo, sienten que están perdiendo vida social, estatus laboral o que se abandonan un poco.
Por eso me llama tanto la atención el mensaje que se suele transmitir a las parejas que esperan un bebé, ese concepto de "se te va acabar el chollo" cuando para mí no se trata de "no poder continuar con ciertas cosas porque tienes que cuidar a tu hij@" si no más bien "no puedes cuidar a tu hij@ si tienes que continuar con ciertas cosas"... lo que falla son las otras cosas, no la demanda del bebé... al menos yo lo veo así!!
Un millón de besos a las 3 y gracias!
Cocolina, a mi parecer lo has clavado! Esta forma de ver y vivir la maternidad esta tristemente tan extendida.. esta tan llena de tópicos.. es justo como quiere la sociedad que lo vivamos, con esas necesidades compartidas de las que hablas. Pero cada vez somos mas las que lo hacemos de otra forma :)
ResponderEliminarYo personalmente veo la maternidad como una etapa de madurez y evolución, un despertar de partes dormidas, sin importar la edad a la que la vivas. Pero reconozco que he tenido que vivirlo para verlo así.. en mi primer embarazo me recuerdo diciendo ante "aprovecha ahora que luego..", "un niño no tiene por que cambiaste la vida". Que equivocada estaba.. Te la cambia.. a mejor!
Un post buenísimo, Colo! Besos!
Coco,
ResponderEliminarMe encanta como lo explicas.
Antes de tener a nené ni me imaginaba lo que conllevaba ser madre, la verdad es que me preparé para una “renuncia total a la propia vida” (dramática que es una). Ahora desde mi experiencia sorprendentemente no siento que renuncie a nada y menos a mi propia vida. Difícil explicar esto a alguien que no es madre, o que vive la maternidad como un laste, aunque creo que vosotras me entendéis perfectamente.
Simplemente he cambiado unas cosas por otras, como en su día cambié las juergas de la soltería por las cenas intimas de la vida en pareja ¿mejor, peor?... ¡diferente! Nuevas etapas, nuevas vivencias.
Me es muy interesante lo que comentas del prototipo dañino de madre, de poner los valores fuera, en las pautas sociales, en lugar de dentro del corazón de cada una de nosotras, pero es que en general ¡las madres somos invisibles!
La sociedad en la que vivimos está hecha para jóvenes, blancos, ricos y solteros, el resto (niños, ancianos, mujeres, madres…) tenemos que adaptarnos para parecernos lo máximo posible al prototipo, renunciar a la vida propia para llevar una vida apropiada... ¡o no!
Abrazos vivificantes!
Tal vez el problema es que la gente tiene los hijos porque "toca"....
ResponderEliminarYo tenía claro que, tener un hijo, significaba cambiar mi vida, "renunciar" a determinadas actividades,...pero por otro lado, tenía muy claro que un bebé, aportaría un aliciente a mi vida....
Yo estoy encantada con mi pequeño "ladrón de libertades" que en realidad la mayoría de ellas no me las ha robado, sino que me las ha enseñado. Por ejemplo la libertad para quedarte mirando su sueño, la libertad para acariciarlo a todas horas, la libertad para andar descalzos por la arena, la libertad para decir lo que pienso, la libertad para chapotear en los charcos, la libertad para cantar a todas horas, la libertad para correr por el campo, la libertad para rodar por la hierba, la libertad para reir a carcajadas... ¿Te parecen pocas libertades?
ResponderEliminarTendemos a dividir nuestras vidas en "parcelas" y quizás ahí esté nuestro error en lugar de considerar que todo configura un bloque, nuestro YO, una vida que va cambiando y en la que nos vamos ajustando a tales cambios.
ResponderEliminarUn abrazo!
Carol, gracias, me alegra compartir contigo esta visión del panorama :)
ResponderEliminarYo también estoy viviendo la maternidad como una etapa de crecimiento y aprendizaje miuy muy valiosa y mi vida se ha llenado desde que he comprendido que vivir según mi naturaleza no es tan difícil!. Un beso gigante, preciosa!
Ay, MaGIA, qué gracia me ha hecho la vena dramática, jeje. Yo tampoco he sentido la angustia que describo en el post pero la veo a mi alrededor... Todo cambia y lo hermoso es adaptarse y conocerse en cada etapa, siempre nos sorprenderemos y dudo que con la maternidad no resulte una grata sopresa.
ResponderEliminarLa idea de "mujer todoterreno" y de "niño malo" habría que desterrarlas para que nadie se sintiera condicionado ni presionado por no seguir el ritmo loco. Un millón de besos y gracias, siempre me aportan mucho tus comentarios.
LadyA, me encanta encontrar tantos testimonios hermosos sobre la adaptación a la nueva vida. La verdad es que no esperaba menos por aquí, ya que sé que compartimos ciertas ideas de crianza. Yo protesto por la idea que se maneja ya de antemano, la encuentro equivocada y creo que, en cierto modo, ayuda a que al final los más pequeños paguen, injustamente, algún que otro plato roto. Gracias por la visitilla y por el comentario. Un abrazo!
ResponderEliminarMamá de Parrulín, pero que mensaje más lleno de amor!! sencillamente precioso y sincero a más no poder!! A eso me refiero, los hijos no nos privan de nada si no que vienen para descubrirnos lo mal que solemos invertir nuestro tiempo y esfuerzo. Vienen a devolvernos el placer y felicidad de estar vivos y es algo maravilloso!! Gracias por este comentario tan lleno de vida y verdad!
ResponderEliminarMaría M, es cierto, todas nuestras facetas conforman finalmente un bloque, pero un bloque que se moldea, se adapta y cambia, como bien dices. Es común escuchar que los niños se adaptan muy rápido a todo y yo pienso que nosotros también. De hecho, asumimos cambios constantemente y creo que es responsabilidad de cada cual asumir sus limitaciones y priorizar sus necesidades sin presionar a los pequeños. Gracias una vez más por tus comentarios, María. Un beso
ResponderEliminarMe ha encantado este post!!!
ResponderEliminarTienes toda la razón. Conozco todo tipo de madres. Unas tienen tiempo de arreglarse, pintarse, etc. Otras dedican mucho tiempo a sus trabajos. Lo que tengo claro es que el tiempo es limitado y lo que le dedico a mi hija tengo que dejar de emplearlo en otra cosa. Cada uno que elija en lo que prefiere gastar sus horas. Yo lo tengo claro: Blanca, Blanca, Blanca... ;)
Lo describes todo muy bien, en serio. Es lindo ver la maternidad desde ese punto de vista. Yo soy tremendamente feliz con mis hijos, con sus risas, con la dependencia psicologica que tengo de ellos. Me siento muy orgullosa y feliz de ser madre.
ResponderEliminarPero dicho esto, creo que a veces tendemos a irnos a todos los extremos, idealizando o condenando las cosas. Ni la maternidad es siempre un camino de rosas y risas ni es una carcel con tortura incluida. Hay momentos que echas de menos un buen cine de adulto sin pensar que tu peque está con otro/a, salir de trabajar sin correr, charlar por telefono tranquila, darte la cremita sin correr... Hay momentos que te encanta tener el cuello rodeado por dos bracitos minúsculos, que te coman a besos unos labios pequeñitos, que te sientas el idolo de tus hijos... pero no es bueno condenar como bien dices, la vida no es siempre blanca o negra, existen millones de tonalidades de grises. Ya podeis condenarme... jijiji
Cocolina:
ResponderEliminarQue excelente reflexión. Es cierto todo lo que tu comentas. Pero en verdad cada persona, vive su maternidad de mánera individual (y tiene la libertad para hacerlo)y habrá algunas madres que se sentirán atadas y muy complicadas con sus nuevas responsabilidades, sintiendo que han perdido su libertad e independencia anterior. Sin embargo, las que hemos deseado ser madres con mucha angustia y anhelo, en el momento en que lo logramos, dejamos todo aquello atrás, pasando a vivir una de las etapas más bellas de nuestras vidas. Nuestros hijos nos dan tanta felicidad, el contacto piel a piel, el saber que dependen completamente de nosotras y que cada día podemos aprender de sus pequeños crecimientos, su primera sonrisa, sus primeras palabras, sus primeros pasos, sus primeros besos, nos derriten de amor y eso, no es comparable con nada de lo demás, es insustituíble, es mágico.
Muchos abrazos!
Marián, muchas gracias! Es cierto, finalmente la elección es de cada cual y es un gustazo saber que lo haces libremente, por tí y por tus hijos, sin presiones ajenas. Que sigas disfrutando así de tu pequeña... qué dulce nombre :)))
ResponderEliminarKira, de condenarte nanai de la China, que tienes mucha razón en lo que dices. Yo misma lo explicaba en la entrada, encuentro normal extrañar cosas puntuales, como me ocurre con la ducha (de momento sigo sin ponerme crema, un poco de aceite de almendras mal extendido y a correr) y quién sabe si el día de mañana cuando continúe pasando el tiempo y se amplíe la familia no extrañe también ver una película en silencio o no tener que ir galopando a todas partes. Esto no quita que modifiques tus costumbres de mil amores por tus hijos.
ResponderEliminarEl problema lo veo cuando se pierde la perspectiva y se pretende continuar o recuperar el ritmo anterior (salidas, compras, vacaciones en pareja, trabajo, gimnasio, etc) y además atender al bebé. Algo hay que aparcar o descuidar, consciente o inconscientemente y , a menudo, se suelen suplir actividades o atenciones al bebé que permiten mayor libertad a los padres. Aunque admito que también encuentro mujeres que viven esa angustia aún priorizando la atención a los hijos y sufren porque sienten perder el timón de otros aspectos de su vida... Es complejo.
Al margen de mi experiencia personal, mi reflexión iba encaminada a que, tal vez, si dejásemos de alimentar el pensamiento de que el hijo nos privará de ciertas cosas y de que la madre-mujer-trabajadora puede con todo, podríamos todos encajar mejor las circunstancias y ser más justos...
Vaya chapa, eh? jejeje... Besitos y gracias por aportar tu visión!
Mamá Nortina, gracias!! Por supuesto que cada experiencia es distinta aunque también es bien cierto que hay ciertos sentimientos que es común que sintamos parecidos y nos identifiquemos o no unas mujeres con otras al vivir y expresar la maternidad. Creo que, a veces, un hijo muy ansiado también puede romper los esquemas de sus padres porque hasta que no tienes a tu hijo en las manos no acabas de ser consciente del universo que se abre ante tí.
ResponderEliminarQué hermosa maternidad la que relatas, enhorabuena, ese amor que vivimos en todo momento... hermoso!!! Gracias por compartirlo!
Hola Cocolina:
ResponderEliminarHe descubierto tu blog a través de un enlace en Facebook que lo recomendaba y me ha encantado cómo explicas de una forma tan delicada y fluída tus sentimientos y pensamientos. Estoy muy de acuerdo en muchas cosas. Creo que mientras la sociedad nos haga creer desde niñas que podemos llegar a ser "superwomans" (bellísimas a cualquier hora, con carrerón profesional, disponibles para la pareja en todo momento, madrazas totales y además con vida social y tiempo para nuestras cosas), por desgracia, seguirá habiendo muchos ladronzuelos de libertades en vez de niños con los que aprende y disfrutar y de los que aprender muchas muchas cosas.
Estoy escribiendo un libro que aunque muy relacionado con la maternidad, trata otro asunto, pero me encanta encontrarme por la red a gente que como tú, dice lo que siente y piensa sobre este tema... Así cada vez más mujeres tendrán claro lo que deben transmitir a sus hijos sobre la maternidad/paternidad, para que no vivan una fantasía absurda y cuando tengan hijos, no se den de bruces con la realidad, sino que sea un acto consciente y meditado...
POR EL BIEN DE NUESTROS NIÑOS.
¡Un gran saludo!
Mónica.
Laura Gutman dice que todos somos adultos reclamando a mamà, pasa que nosotras hemos tenido la fortuna de re-encontrar la verdadera esencia de la maternidad, esa que va màs allà de nuestra perspectiva, esa que nos hace ver a nuestros hijos como seres ùnicos que necesitan nuestro apoyo, compañìa y amor.
ResponderEliminarY como Doula lo que he visto es que muchas familias no quieren perder su vieja tribu, su familia, sus amigos, y los conservan a costa de màs debil: el bebè. :(
Todas las madres aman a sus hijos, eso es cierto, pero no todas aman desde las entrañas....
Mónica, muchísimas gracias por acercarte aquí y expresar tu opinión. Gracias también por captar y compartir la idea que transmito, sí, ojalá podamos en un futuro entender este momento de una forma más empática y menos competitiva, que cada cambio no se entienda como una renuncia.
ResponderEliminarEstoy convencida que tu libro será bien lindo, ojalá algún día nos cuentes algo más!
Un fuerte abrazo!
Janeth, ¿Quieres decir que todos, como adultos, continuamos buscando el reconocimiento de alguien y, a costa de esto, no somos capaces de matizar ciertas facetas al llegar la maternidad?... Mmm, qué interesante, voy a reflexionar acerca de ello. Mucísimas gracias, tus aportaciones siempre me dan calor!
ResponderEliminarComo Doula seguro que has vivido infinidad de situaciones diferentes ante la llegada del bebé y estoy convencida que habrás aportado tu granito de arena por lo que crees. Un beso gigante, Janeth
ja, ja, ja!
ResponderEliminarEs que no aprendo que ya no puedo hacer 20 cosas a la vez... soy un desastre... me confundí de entrada al comentar... anda Coco, borramela please!
Abrazos dispersos!
Hola, he llegado de casualidad a tu blog y me ha encantado. Me ha emocionado como cuentas el nacimiento de tu hija, yo también tuve que discutir, el ginecólogo sin dejarme empujar siquiera decició q había que sacarlo con una espátula ... menos mal que tuvo q ir al otro paritorio y la matrona me ayudó y nació nuestro pequeño sin problemas y sin forzar la situación.
ResponderEliminarRespecto a tu entrada, yo no creo haber renunciado a nada al ser madre, simplemente ahora nos apetecen otras cosas, mi marido y yo preferimos ver una peli infantil en el DVD comiendo chuches con nuestro hijo, que salir al cine solos. Y en cuanto al trabajo, yo no pude permitirme dejar el mío para cuidar a nuestro peque, así que entre guardería y ahora cole, y mis maravillosos padres, hemos conseguido cuadrar horarios. Cada minuto del día soy madre, esposa, profesional, hija, hermana ....
Chitin, muchísimas gracias por acercarte a conocer el blog, por animarte a comentar y, sobre todo, por compartir tu experiencia. Me alegro de que mi historia te haya transmitido cositas del mismo modo a mí la tuya. También me alegra que alquel ginecólogo abandonase tu lada justo en ese instante para que otra persona más sensible te ayudara a tener un parto mejor, en sitaciones así me entristezco porque se confirma que suelen emplearse medidas innecesarias.
ResponderEliminarSobre el tema del post, a eso me refería, si una se va adaptando a las distintas situaciones que se nos presentan con los hijos es fácil sentirte a gusto con lo que tienes y completamente dichosa.
Gracias por participar y eres bienvenida siempre que desees. Un abrazo