Siento que se acerca el día, muy pronto J. y yo iniciaremos
nuestro viaje, y son muchas las situaciones que cruzan atropelladamente mi cabeza,
en mi incesante intento de tenerlo todo lo más atado posible, aun sabiendo que llegado el momento debo ceder el control a mi cuerpo
sabio y mi instinto.
No obstante, me rebelo una y otra vez ante aquellas cosas
que sé en mis manos, soy consciente de que pequeñas decisiones pueden
determinar el rumbo de este viaje y desearía poder contar con el sostén y la
seguridad necesaria para dejarme llevar, para entregarme al proceso intenso y
mágico que en realidad supone parir.
Cuando apenas unas semanas nos separan de
los brazos, visualizo el momento y me siento mucho más cerca de desear un
instante así:
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Imagen de autor/a desconocido/a |
Para mí el parto debe ser así: animal, visceral, primitivo, sin temor a la sangre, los fluidos, a ensuciarnos, al olor. Para mí, lo ideal sería poder recoger a propia hija en mis manos, acompañándola a abandonar mi cuerpo, meciéndola en su transición, para seguidamente estrecharla en mi vientre, ya desde afuera, besarla, olerla, lamerla tal vez… y ofrecerle mi pecho todavía unidas por el cordón que sustentó su vida y aún le proporciona materia, aún latiendo, aún en mi interior. Sin prisas, reconociéndonos, acariciando sus dedos, fijando mi vista en sus pupilas increíbles, maravillándome del milagro de la vida. De nuevo sin prisas, sin pausas, sin separación, sin bullicio. Permitiendo espacio a lo que verdaderamente no puede esperar, que a juicio (nada profesional, soy simplemente una madre) es esto.
Para mí el parto debe ser asistido desde la presencia y la
reserva a intervenir, otorgando así seguridad a la mujer en tránsito, que se
sepa acompañada y atendida por si fuese necesario actuar y no al contrario. Respetar
sus tiempos, no forzar los ritmos, la prisa debería quedarse a las puertas de
cualquier hospital. Ya sé que son muchas mujeres a atender para un solo servicio,
pero esta justificación no es válida para la mujer que va a parir, ella y su
bebé necesitan su propio espacio, su propia línea, es su baile y, en la mayoría
de los casos, nada, excepto las necesidades de los demás, justifica que se
realicen prácticas protocolarias para agilizar el trabajo de parto y finalmente
el expulsivo.
Para mí el parto debería estar al margen de fármacos,
cualquiera que sea su origen y finalidad, a no ser que la propia mujer lo
solicite así. No encuentro justificada la administración de oxitocina sintética
por sistema, nada más ingresar en el hospital, acompañada de tactos frecuentes,
monitorizaciones continuas y la amniorexis artificial… todo para acelerar un
proceso que probablemente hubiera desembocado en una situación mucho más
agradable y llevadera para la mamá y el bebé. Hablo de partos que transcurren
con total normalidad, sin ningún tipo de incidencia y con seguridad absoluta para ambos, es en estos casos en los que encuentro
poco prudente intervenir innecesariamente.
No es que desee parir sola, sin ningún tipo de atención ni
cuidado por parte de personas con formación, lo que ocurre es que desearía depositar la
suficiente confianza en dichas personas para saber que no van a adueñarse de mi
cuerpo, que no van a decidir por mí, que no me va a tratar como una desvalida,
que no me van a restar poder. Desearía que me informasen de los pasos que creen
conveniente dar sin pasar por alto mis deseos y mucho menos mis decisiones,
entre los cuales prevalece el permitir que sean mis propias hormonas las que
regulen el parto y, por supuesto, que no se ejerza ningún tipo de práctica que
suponga alterar mi cuerpo o el de mi hija sin previo consentimiento:
episiotomía, fórceps, kiwis, maniobra de Kristeller, etc.
Desearía que se crease un vínculo de confianza e información
que permita que el viaje fluya y el desenlace resulte grato para todas las
personas implicadas en él. No se puede parir con miedo o aprensión, no se
debería parir así, y este es un aspecto que pocas veces se contempla, puesto
que tiende a relativizarse y, a menudo, somos las propias mujeres quiénes acabamos
relegando nuestra responsabilidad, e importante trabajo en el proceso, al
servicio de terceras personas. Sin duda, yo apostaría por trabajar la confianza
de cada mujer que se enfrenta cara a cara a este aspecto de su sexualidad, con
a sin miedo. Trabajar mucho más la toma de conciencia de cada madre acerca de lo
que va a suceder, por qué sucede y cómo reacciona su cuerpo ante este proceso.
Trabajar en que cada día más mujeres acudan empoderadas e informadas a las
salas de maternidad, a los paritorios y a las consultas. Que se dé, al fin, la
perfecta comunión entre una atención con formación clínica y garantías de intervención
rápida y los instintos primales de cada mujer, verdadero motor del parto.
Deseo intimidad, silencio y luz tenue. No considero un
espectáculo mediático lo que va a suceder, no encuentro justificada la
presencia de más personas de las realmente necesarias y aún menos cuando no se
encuentran completamente sumergidas en lo que está sucediendo, cómplices y partícipes
de lo que supone más allá de cumplir con su trabajo y acabar la jornada.
Considero que una mujer cohibida no puede entregarse a la inmensa tarea de
parir a su hija con libertad y determinación, que es lo que se precisa.
Difícilmente podrá concentrarse en lo que dicta su cuerpo si sus deseos son
acallados, redirigidos o anulados directamente. Desde forzar la postura
(generalmente litotomía), rasurados, enemas, guiar los pujos hasta recriminarla
por gritar… ¿cómo se puede hacer todavía esto? Si una mujer desea gritar o le
nace el grito de las entrañas, debe darle salida, es así de sencillo y natural.
Pero no, parece ser que hay que guardar la compostura hasta en estos momentos,
que puede molestar a… no se me ocurre a nadie más que a los presentes y, perdonadme,
pero lo encuentro secundario. Habría que replantearse este hecho en muchos
paritorios y que cada persona que se dedica a asistir partos se cuestione de
tanto en tanto estos y otros muchos aspectos, valorando sus propias emociones y
recolocando sus prioridades. No dar por sentado que las cosas son siempre de un
mismo modo y todo ser humano es igual al otro. Entiendo que nos puede suceder a
todos, cada una de nosotras tiene sus días en su propio trabajo también, pero
siempre pienso que hay profesiones que requieren de un grado extra de empatía y
humanidad, y la sanitad, en cualquiera de sus ramas, es una de ellas. La otra,
la educación.
Sí, se acerca el momento, y no dejo de pensar en que ojalá
no tuviera que preocuparme de estas cuestiones, simplemente dejar sentir mi
cuerpo hasta el instante de partir al hospital, sin temer quién se encuentre de
guardia, pudiendo entregarme sin reservas al único y sensacional
momento de mostrar la luz a mi hija, de abrir mi canal, de recibirla en mis
brazos dentro de un entorno de seguridad, respeto y Amor, que al fin y cabo es
lo que creo que todas y cada una de nosotras deseamos entregar a nuestros
hijos. Un nacimiento digno y respetado, una acogida cálida, una madre y un
padre poderosos que se sientan capaces de saber entregar todo, absolutamente
todo, lo que su hija recién nacida precisa: calor, amor, protección, teta y
mucho contacto.
Qué maravilla has escrito Colo <3 <3 <3
ResponderEliminarAy!! Soy Carol, que se me ha conectado la otra cuenta... jejeje
EliminarColo te va a ir genial y ademas el segundo parto si q decides mucho mas ellos consideran q ya sabes de lo q va el tema y creo q respetan mucho mas tus decisiones ye deseo todo lo mejor y por supuesto q sea como tu quieras y desees,a disfrutar ya mismo del nuevo miembro de tu preciosa familia un besazo
EliminarYo busco lo mismo, y por suerte he encontrado un hospital que me respeta. No voy con miedo, voy con muchas ganas, convencida de que podré con lo que venga. Y espero para ti lo mismo, que respeten lo que quieres porque no hay motivo para no hacerlo, seguro que tu hija tendrá el recibimiento que merece.
ResponderEliminarMuchos besos preciosa!
Colo, preciosa mía, ojalá llegue un día en que las mujeres no tengan que preocuparse por estos temas y puedamos vivir este momento de vida-muerte-vida desde el miedo-amor y no desde el miedo-miedo. Creo que solo me entiendo yo.. y tú :) Te quiero cariñín! Estoy segura de que tu parto va a ser mamífero total y nadie se va a atrever a intervenir ahí.. quién molestaría a una poderosa mamífera pariendo? <3
ResponderEliminarSIGUES ESCRIIBIENDO MARAVILLAS!!!!MUCHA SUERTE Y MUCHOS BESOS.
ResponderEliminarBuenas!
ResponderEliminarDecirte que he hablado de esta entrada en el repaso semanal de Blogs de Bebés y más: http://www.bebesymas.com/bebes-y-mas/blogs-de-papas-y-mamas-ccxxxii
Un beso!