Últimamente me encuentro reflexionando, e incluso reaccionando a veces, ante frases o acciones que se suceden de manera mecánica cuando mi hija dice o hace determinadas cosas totalmente normales y comunes para su edad. Será por el cambio de etapa y el hecho de que se dirijan directamente a ella y no hacia mí, es una consecuencia de su, cada vez mayor, autonomía. Sé que son muchas las expresiones que se van arrastrando generación tras generación y que suelen ir asociadas a momentos o acciones puntuales, pero puede ocurrir que no nos paremos a pensar acerca de ello hasta que algo nos hace clic en la cabeza.
Desde las preguntas clásicas "¿Es buena?, ¿Come bien?, ¿Duerme bien?", o su nueva versión "¿Eres buena?, ¿Comes bien?, ¿Dejas dormir a mamá?" a otras acciones como el retirar cosas de sus manos diciendo que "eso es caca" o predecir en alto sus caídas antes de que tengan lugar (u opción siquiera a ello). Sin embargo, hay una en concreto que me choca especialmente, tal vez porque la vivo de cerca y porque he crecido con ella. Es la reacción de consolar al niño/a que choca, tropieza o se golpea accidentalmente con algo, acudiendo hacia ellos y golpeando al objeto en cuestión, o al mismo suelo, mientras se acompaña este hecho con insultos, suaves, eso sí. La exclamación vendría ser de este tipo: "malo, malo, tonto, feo, toma, toma... que le has hecho daño a mi niño/a".
Entiendo que no se hace con mayor intención que atender al pequeño/a que llora o se queja y que del mismo modo se olvida, pero a mí, al llegar a ser madre, me chirría del tal manera que, al reiterarse, pido por favor que no reaccionasen más así con la Cereza. Pasado el momento, pregunto el por qué de esa reacción. La respuesta es evidente: porque se lo hacían de pequeños.
Para mí es una reacción equivocada. De entrada partimos de que ha sido un "accidente" fortuito, la niña se tropieza, se golpea con una mesa, silla o algún otro objeto o simplemente se le cae un juguete en el pie. Tal vez no se haya hecho gran daño pero su reacción es llorar y llevarse las manos a la zona para hacernos saber qué es lo que ha sucedido y cómo se siente. Reaccionar en estos momentos golpeando al objeto e insultándole ante sus ojos para ofrecerle seguridad, nos lleva a transmitir una serie de valores también: 1. Que se debe reaccionar de este modo cuando algo (probablemente en algún momento sea alguien) nos golpee, incluso accidentalmente y 2. Que nosotros estaremos ahí para protegerla de este modo.
Mientras son pequeños y los conflictos se van resolviendo con mayor o menor soltura tal vez parezca que no puede tener mayor importancia... ¿O sí? A mí, desde luego, me crea tensión.
¿Qué ocurre cuando van creciendo?
¿Qué ocurre cuando van creciendo?
Entonces, los mismos adultos que atendieron de este modo se escandalizan cuando los niños reaccionan igual al recibir un golpe, tal vez sin querer o tal vez no, por parte de otro niño. En esta ocasión probablemente se acerquen a ellos y les regañen, ante los otros padres y demás niños, porque "no se pega" y "no se insulta" y hasta concluyan coaccionando para que le pida perdón y se den un besito para hacer las paces... Tal vez a algunos podáis pensar que no es para tanto pero ¿no os parece completamente contradictorio?... Probablemente ellos esperen que, en realidad, seamos nosotros mismos quiénes nos acerquemos a lanzar la reprimenda y, en cambio, reciben esta reacción por parte de los adultos... Yo desde luego, me volvería a casa hecha un lío.
Pero mi mente es ya una mente adulta y no puedo saber lo que mi cabeza de niña pensó en su momento o cómo encajó esa situación. Sólo sé que ahora me parece una reacción incoherente y que si pretendemos y esperamos que nuestros hijos resuelvan sus conflictos sin recurrir a la violencia, física o verbal, el primer ejemplo debemos darlo nosotros mismos en nuestra relación con el entorno, nuestros actos y palabras en momentos de enfado o frustración. Para después ofrecerles a ellos herramientas que dejen salir sus propias sensaciones de enfado, rabia o protesta sin necesidad de herir ni insultar a nadie. No es necesario colocarles frente al mundo con un ejemplo tan común y simple como el que comento aquí, prefiero sencillamente acercarme a ella y explicarle lo que ha sucedido, evitando el discurso de "tienes que ir con más cuidado, esto te pasa por...ya te dije que...", ofreciéndole protección con compañía y mimos para la pupita. A veces, eso sí, le canto "Sana curiana, culito de rana" y nos quedamos más felices que dos lechoncitas... para que veáis que no todas las cosas que mantenemos por costumbre o tradición hacia los niños me parecen inadecuadas ;)
Sé lo que dices, cuando David era más pequeño me pasaba exactamente lo mismo. Cada vez que alguien empezaba con la cantinela de "tonto, que le has pegado a mi niño" y esas cosas, me ponía enferma y fuese quien fuese le explicaba que la mesa, silla o lo que fuera no podía ser ni tonto ni malo ni nada, porque era un objeto. Qué so´lo había sido un accidente y que al niño no le había pasado nada. Quizás también porque no me gustan mucho los niños que hacen un drama de cualquier golpecillo y creo que esa actitud lo que hacía en parte era reforzar que se pusiera él más melindroso con los golpes.
ResponderEliminarOtra cosa que no entiendo es cuando mi madre me dice que un cate a tiempo no le hace mal a nadie (en respuesta de cuando David nos pega a su padre o a mi), no me canso de explicarle que no podemos enseñar a un niño a no pegar, pegándole nosotros. No se pega, y toma, para que te enteres te pego yo. No tiene sentido.
Creo que hay que predicar con el ejemplo, tratar a cada persona o cosa como lo que es y quitar hierro a las cosas que no son importantes, todo con mucho amor y mucha paciencia, que la verdad, muchas veces falta.
¿Te encuentras ahora un poquito mejor de ánimo?Un beso
Sin duda es algo que se hace sin mala intención, pero es enseñarle a los niños que si algo es malo se le puede pegar, tienes toda la razón.
EliminarYo suelo decirle Ala, vaya golpe te has dado! Qué susto nos hemos llevado! Menos mal que el daño dura poco! Y el curita sana.
Gallina Pintadita, exacto, es que los objetos están ahí y las cosas se caen, así es la gravedad! También tienes razón con que a veces se exageran situaciones que no tienen mayor importancia. De todos modos, cuando se asusta o se siente vulnerable me gusta, siempre que puedo claro, que me encuentre cerca.
EliminarGracias por tu comentario y por compartir tu experiencia. También por los ánimos, sí, estoy algo más animada... seguimos luchando! :) Muchos besos
Mamá de Parrulín, estoy contigo en que se hace sin ninguna mala intención, al contrario, se hace para consolar y tranquilizar al niño. Te imagino perfectamente en la situación con Parrulín! Alguna vez también nos hemos mirado mi marido y yo diciendo "vaya porrazo"... El sana curiana estoy segura de que tendrá mil versiones!! :)
EliminarGracias preciosa, muchos besos
Es algo muy común pero que a mí también me choca. En mi caso nunca lo hemos utilizado pero sobretodo porque me parece una solemne tontería que además no arregla nada. Lo mejor es acudir en ayuda del niño y hacerle ver que ha sido un accidente.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo.
Un abrazo!
Nosotros tampoco lo hacemos pero sí que en nuestro entorno lo hemos vivido. Me alegra esta de acuerdo en otra cosita más! Un gran abrazo guapa!
EliminarColo, me ha encantado esta entrada, ya lo supondrás ;) además yo creo que esto lo que hace es enseñar al niño a no responsabilizarse de lo que le pasa y le deja sin herramientas para manejar su mundo emocional al negarlo por completo. En lugar de atender al niño y reconocer su dolor o disgusto con la caída o accidente o lo que haya pasado.. se echa la culpa al suelo por ejemplo y el niño queda desatendido. Yo veo más valioso reconocer y ayudarle a reconocer sus emociones, acompañarle, contenerle y mostrarle herramientas para manejarlas. Esto es un trabajo de toda una vida! es lo que tiene.. :) Siento el rollete que he metido. Un beso enorme, Colo!
ResponderEliminarCarol, gracias por este comentario, de verdad. Totalmente de acuerdo, así desviamos la responsabilidad, y no digo con esto sermonear al niño sobre tener o no más cuidado, pero sí explicarle porqué pasan las cosas. Es difícil el manejo de emociones, yo la veo que se enfada y su reacción no es pegarle al objeto pero sí lanza cosas, entiendo que tiene que sacar su enfado (de hecho yo cuando trino de verdad también me quedo con todas las ganas de estampar algo, curioso verdad? así somos...)de momento le doy un cojín y le dejo que lo lance, no sé si hago bien o no. De rollete nada, mira el mío :) Un beso gigante
EliminarNo nos damos cuenta de que con lo que les estamos diciendo a los niños les estamos transmitiendo conductas que luego les vamos recriminar. Como dices no me extraña que terminen echos un lío.
ResponderEliminarCuando he oído eso de "malo, malo", no me gustaba, pero no sabía muy bien por qué, lo has explicado genial, no lo tenía tan claro como lo de "no pasa nada" cuando se hacen daño o se asustan.
Como siempre el cuestionarnos las cosas nos hace más conscientes.
Un besazo
Carol, gracias, me alegro de haberte aclarado algo, puede que haya más interpretaciones pero yo siempre lo he entendido así. Es verdad que esta situación está totalmente relacionada con el "no pasa nada", tengo que reconocer que esto último me cuesta mucho más, lo tendré mucho más arraigado. Sigo trabajando... :)
EliminarGracias preciosa, un beso gigante
Estoy completamente de acuerdo contigo. Son cosas que hemos escuchado durante toda la vida, pero que ahora que somos madres, nos damos cuenta de su sinsentido, por muy arraigadas que estén. Bueno, si somos muchas, las que lo vemos así, igual poco a poco se van extinguiendo.,, ;)
ResponderEliminarAy Mousikh, tienes toda la razón, tal vez en unas cuantas generaciones más se perderán ciertas expresiones... Quién sabe lo que con los años cuestionarán nuestras tataranietas! Un beso giante y gracias
EliminarYo también soy de cantar el "sana, sana...", porque a mí me lo cantaban, claro ;) A veces tiramos de reacciones sin pensar en lo que transmitimos a los peques...Hay tantas cosas que les estamos enseñando sin saberlo...Un beso!
ResponderEliminarMo, claro, es que muchas de esa reacciones las tenemos tan arraigadas que nos pueden salir solas y aunque nos las cuestionemos o no las usemos porque nos chocan, el entorno sigue ahí... Ahora me pica la curiosidad de ese "sana sana" porque ya somos unas cuantas que lo hemos mencionado de diferente manera... cuántas versiones tendrá? jajaja Besos y gracias
Eliminarla verdad es que lo de pegar al objeto e insultarle levemente a mi me lo han hecho de pequeño y lo he oido mucho, incluso yo lo he utilizado, pero nunca me he parado a pensar en las consecuencias. ahora lo utilizo muy poco, siempre que un niño se cae o se da un golpe le digo que no pasa nada, le pregunto si se ha hecho daño, pero no reprimendo al objeto... es cierto que siempre se nos escapan, porque es algo que tenemos tan asimilado y es tan usual, que nos sale de forma instintiva.
ResponderEliminarbesos
Jesús, a mí también, lo recuerdo perfectamente y ahora también lo veo por parte de familiares en el trato con mi hija. Exacto nos salen solas por eso, cuando les he pedido que por favor no reacciones así si es posible, lo primero que sale es extrañeza y preguntar mis motivos. Tras explicarlo asienten y entienden que lo hacen porque también se lo hicieron a ellos, son cosas que pasan de generación en generación. Me parece más razonable acercarse, preguntarle si se ha hecho daño, dónde, cómo ha sido y explicarle la situación.
EliminarGracias por compartir tu experiencia, Jesús. Un beso!
Completamente de acuerdo con lo que comentas, desde el principio hasta el final, pues yo también mantengo lo que me gustaba recibir. "Hay que predicar con el ejemplo" pues los/las niños/as (al igual que nosotros/as cuando lo fuímos) pueden memorizar discursos pero imitan e interiorizan las actitudes que reciben, como bien apuntas. No razonar los por qués de las cosas y buscar culpables para castigarlos, aunque sea una silla, y, así, apaciguar el dolor o despistarlo es enseñar a culpabilizar y castigar, despreciando y agrediendo. Además, invertir el tiempo haciendo esta "comedia" impide que este tiempo se dedique a atender correctamente al niño/a en cuanto a su protección y educación para su futuro (inmediato y lejano), pues la "comedia" no nos enseña a "no tropezar con la misma piedra" sinó todo lo contrario, pues nos llena el camino de piedras que acaban siendo pedruscos! :)
ResponderEliminarBesos sinceros y, como siempre, un placer leerte!
Lídia, muchísimas gracias por compartir tus impresiones sobre este tema. Lo que comentas complementa a la perfección lo que he expresado. Totalmente de acuerdo, lo que les muestra es que alguien estará ahí para castigar cuando se dañen o algo no salga bien en lugar de enseñarles, a raíz de lo sucedido y no como escarmiento ni regañina, el porqué del accidente.
EliminarMuchas gracias por la visita y el comentario, el placer el mío por tenerte por aquí :) Un gran beso
Muy buen reflexion, estoy totalmente de acuerdo. Me disgusta la enseñanza que se deriva de esa ptactica, pero ademas en cierto modo creo que proviene de la incapacidad de consolar al niño, desviando la atención a un objeto en lugar de centrarla en el niño
ResponderEliminarGracias Erase! Exacto, yo creo que se trata de desviar su atención y reforzar la sensación de protección y defensa, no dudo de que se haga con muy buena intención pero de un modo inadecuado. Muchos besitos!
EliminarTienes razón. Yo lo he oído en alguna ocasión y también me ha chocado. Creo que lo más sencillo es consolar al niño, preguntarle si se ha hecho daño y no darle más importancia. Como bien dices, puede hacer que ellos hagan lo mismo. Me ha gustado tu reflexión. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra, me alegra estar en sintonía :) Un beso gigante!
EliminarCoco, me encantó esta entrada! coincido plenamente, por suerte en la familia no lo hace casi nadie, y como vos, cuando lo escucho pido que no lo repitan ;)
ResponderEliminarEs que casi siempre se toma con tanta ligeresa lo que se les dice a los niños pequeños...
Gracias Mica! Veo que es un hecho internacional pero que la tendencia a cuestionarlo también :)
EliminarUn grandísimo abrazo!
Colo, que buena entrada!!! Totalmente de acuerdo. Con nosotros lo usaron muchas veces. Y también pienso que lo más lógico es darle un abrazo y consolarle y ya está... hasta el siguiente batacazo!!!
ResponderEliminarPor cierto, yo a mi hija mayor le compré un mordedor (de esos que hay para cuando les salen los dientes) y cuando le daba un"ataquito" de rabia, lo cogía y lo mordía!! Ahora lo tienen en la nevera (las 2) y cuando se enfadan, lo cogen y lo muerden, asi van sacando su rabia jajaja Besotes guapa
Sonia, gracias por compartir! Estoy contigo, ya ves. Me ha encantado lo del mordedor! Si les sirve para descargar y canalizar así el enfado es genial, de verdad. Yo le ofrezco un cojín cuando la veo enfadada o furiosa y ella lo lanza y relanza o lo pisotea. No sé qué tal lo haré pero me da cosa que se le quede el genio dentro y de momento nos funciona. Muchos besos!
EliminarLa fuerza de la costumbre nos hace bajar la guardia y ser menos conscientes muchas veces de que actos inofensivos pueden no serlo tanto. Probablemente no habría reparado en una situación de este estilo. Gracias
ResponderEliminarUn abrazo
Es cierto, la fuerza de la costumbre nos lleva a actuar de determinadas maneras que al cuestionarlas puede que no nos hagan sentir del todo cómodas. Gracias a ti, besitos!
EliminarEstoy de acuerdo... porqué insultar a alguien si nos tropezamos con él y ha sido sin querer? Qué culpa tiene el objeto que había en el suelo? Parecen detalles sin importancia en el momento, pero los niños son como esponjas y están aprendiendo más de lo que nos creemos de cada una de nuestras frases... Seamos responsables!
ResponderEliminarEso pienso yo, que aprenden de cada detalle que reciben y aveces nosotros mismos nos contradecimos entre lo que hacemos y decimos. Gracias guapa, mil besos!
EliminarLa mamá Pikler también escribió algo parecido hace tiempo; merece la pena su lectura: http://experienciasdeunamadrepikler.blogspot.com/2011/12/la-mesa-es-mala.html
ResponderEliminarGracias por el post!
Laura
Hola Laura, gracias por tu visita y por la sugerencia. Conozco el blog de Lucre, alguna vez lo he visitado. Pasaré a leer esa entrada, será interesante compartir cómo otras personas expresan una misma reflexión. Un abrazo!
EliminarTienes toda la razón Colo! Yo es algo que he detestado siempre y que siempre he tratado de no hacer con mi hijo a pesar de que es complicado que abuelos o familiares no lo hagan en un momento dado.
ResponderEliminarPero esto que describes y que se enseñe a los niños a hablar con diminutivos o eufemismos y onomatopeyas son dos cosas que me sacan de mis casillas.
Yo también estoy de acuerdo contigo, pero reconozco que peco... Con lo de mala no, ni lo de no pasa nada... Pero el caca... Mi madre, mi abuela, etc... Se pasan el día diciéndoselo y TODO es caca y al final se me ha pegado a mi. Lo peor es que Mar se pasa el día diciendo caca agghh y poniendo cara de asco, y que curiosamente lleva unas semanas que cuando hace caca y le digo que voy a cambiarla llora y me dice caca noooo pipí! Tengo pendiente una entrada sobre esto porque me tiene bastante mosca.
ResponderEliminarGracias por esta entrada, me ha hecho reflexionar y darme cuenta de que me tengo que reeducar a mi misma :) Un abrazo preciosa!