lunes, 10 de septiembre de 2012

Bien o Mal


Desde pequeños nos vamos familiarizando con diversos términos, los interiorizamos y empleamos sin pararnos demasiado a pensar en todo lo que ello implica.

La linda Cereza me muestra una nueva realidad, a medida que crece, desde su inocencia permeable. Y de repente, me encuentro atendiendo a situaciones cotidianas desde mi mirada de madre, continuamente reciclada, dejando que estas nuevas maneras de observar también calen y remojen mi relación con la vida, con otros seres y conmigo misma.

Estos días está comenzando a emplear los adjetivos bien, mal, bueno y malo con bastante soltura. Reflexiono acerca de cómo los ha ido asimilando y construyendo, a su vez, esos conceptos en su mente. Obviamente porque los ha absorbido de otras personas, niños o adultos, fruto de sus propias relaciones fuera del ala materna. Como madre, voy advirtiendo que a medida que va ganando independencia comienza a forjar sus propias relaciones con el entorno, especialmente cuando nosotros no estamos presentes, pasando entonces a plasmar su atención en otros adultos que se convierten así en sus figuras de referencia. Con esto no trato de juzgar ni culpabilizar, simplemente reflexiono sobre cómo cada pequeño detalle influye en nuestra percepción del mundo e, incluso, en nuestra moralidad.

En mi relación con ella deseo mostrarle que el bien y el mal son conceptos abstractos, que no nos pertenecen aunque hagamos un uso categórico de ellos. Que puede suceder que lo que es bueno o está bien para alguien puede resultar malo o inadecuado para otra persona. Incluso que algo bueno puede a la vez ser malo u ocasionar mal. ¿Qué es portarse bien o hacer las cosas mal? ¿Ser bueno/a? ¿Ser malo/a? Para mí son percepciones, juicios de valor personales. A alguien puede parecerle que portarse mal en la infancia es no estarse quieto, tirar los juguetes al suelo, no recoger, no dormir del tirón, no comerse lo que hay en el plato, golpear, interrumpir, gritar, incluso llorar… esta última me sorprende especialmente. Pero dichas conductas no justifican por sí mismas el calificar a ese niño o niña, condicionándoles poco a poco hasta que se acaben sintiendo a gusto en esa piel o se esfuercen en complacernos para recibir juicios positivos.

Igual ocurre cuando afirmamos que algo ha salido o no ha salido bien, si lo pienso con perspectiva tampoco lo encuentro totalmente cierto. Prefiero decir que, simplemente, ha salido o no, como esperaba, puesto que lo que en un primer instante parece beneficiarnos no tiene porqué ser la mejor opción. A menudo decimos que algo nos salen bien o mal cuando tan sólo podemos intuir cómo hubiera sido de haberse desarrollado de un modo no esperado o previsto. En realidad, ese algo tan sólo ha cumplido las expectativas depositadas en ello.

Sé que se ha reflexionado mucho sobre este tema, pero ahora nos está tocando vivirlo a nosotras. Últimamente trato de cuidar con atención estos detalles y no siempre es fácil. No sólo con mi hija, sino conmigo misma. No pretendo desterrar estos términos ni todos sus usos, sino prestar atención a aquellos momentos en los que entiendo que se trata de un juicio subjetivo, sustituyendo, por ejemplo, el “está bien” por el “me parece bien”.

Por poner un ejemplo cotidiano, cuando la Cereza vuelca agua dentro de casa, en lugar de saltar con frases conocidas y admitidas como “eso no está bien” o “no seas mala” me limito a decir que “no me gusta”,  sin trascender en lo bien o mal que está la acción porque es evidente que a ella le encanta, para ella está requetebién y dicha conducta no supone en realidad ningún dilema moral, aunque sí un engorro para nosotros, sobre todo si hay prisa (la gran enemiga de la vida con niños). Lo que trato es de comunicar mi descontento sin dramas ni chantajes que pudieran llevarla a no repetir la acción con tal de ganar mi aprobación o complacerme, lo que deseo es transmitirle que nuestros actos y elecciones pueden importunar a aquellos con quién vivimos o nos relacionamos.

No sé si esta actitud ayuda pero me gusta pensar que aporto mi granito de arena para dotar de ligereza su vida, aunque aún no sea consciente de ello. Y a la vez aligero la mi propia carga, especialmente cuando alguien emite una opinión o calificativo hacia mí y eso, en principio, me araña. Escucho, recapacito y si nuestros puntos de vista continúan divergentes, pienso entonces que en realidad tan sólo sucede que a esa persona no le gusta eso de mí, lo cual no debería implicar ningún juicio moral hacia mí desde mí misma.

El bien y el mal son líneas muy finas entre las cuales todos danzamos y pisamos según los ojos de cada cual, especialmente cuando hablamos de niños. Ya se enfrentará a la inexorable certeza del 2+2=4, por el momento es sólo una niña y preferimos no darlo todo por sentado.



14 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con tu reflexión, yo también me lo planteo ahora que soy madre, y trato de no ser categórica.
    Me gusta eso que dices de "dar ligereza a su vida".
    Un beso!

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    1. Gracias Mo, a veces se me hace difícil y me pregunto si no sería más sencillo no cuestionarme algunas cosas. Sin embargo, al pensar como serían entonces muchas situaciones entiendo que lo que ahora puede consumirme atención de otro modo me consumiría vitalidad y energía. De modo que sí, me siento más ligera en definitiva y me gusta pensar que ella también.
      Besitos mil

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  2. Me ha encantado Colo, además lo has expresado tan bien!
    Estoy contigo y desde mi punto de vista el camino que has elegido no podría ser mejor.
    No me gustan esos términos, de hecho creo que nos los utilizo o apenas lo hago con mi hija. Respecto al ejemplo del agua, le decimos que eso no se hace porque luego tenemos que limpiarlo o que no nos gusta, como has dicho tú.

    Cuantas veces me han preguntado si es buena (incluso recién nacida), pues claro, como todos los niños, respondo siempre.

    El "bien" y el "mal" son muy relativos, y más tratándose con niños. Para mi son juicios de valor que nosotros como adultos creemos tener derecho a hacer.

    Un besazo

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    1. Gracias, Carol! Sé que somos muchas madres las que nos planteamos estas situaciones y que lo vamos plasmando en nuestros espacios, me gusta leeros y recapacito siempre con cada ejemplo, aunque luego en la práctica de cada cual no sea tan sencillo, especialmente porque ya entran otras personas en juego y porque ellas ya entienden lo que se comenta en su presencia, como el ejemplo que pones de preguntar si es buena...???

      Gracias por la complicidad, muchos besitos!

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  3. Lo has plasmado maravillosamente bien. Nosotros también intentamos no decir esas palabras, simplemente explicar las consecuencias de lo que no nos gusta y ser felices con lo que nos gusta. Pero se hace difícil evitar que el resto no haga esos juicios de valor, "eres malo" " Mira que bueno es ese niño" (aquí además sumamos la odiosa comparativa) y yo me desespero intentando explicar que no se debe etiquetar.
    Gracias como siempre por tus palabras.
    Un besazo!

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    1. Gracias, Yo misma! Entiendo lo que expresas, no es fácil tratar de que no asimilen que portarse bien o mal supone cumplir con una serie de pautas que en su mayoría sólo son el reflejo de generar determinadas respuestas en ellos. Tienes toda la razón con las comparaciones, son odiosas y a menudo inevitables.
      Besos y besitos

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  4. Desde luego el bien y el mal son conceptos creados socialmente, y como tu dices tan variables! A mi me sorprende como Marco parece deseoso de usar, sobre todo el concepto de no, mueve el dedito índice para expresarlo, que vendría a ser lo que esta mal. Eso le interesa, la aprobación ya la tiene y no se da hasta miedo, le dejamos un huevo porque insistía y así que descubriera su fragilidad, por supuesto se rompió y ahora esa palabra en cualquier contexto va acompañada de no y yo solo le dije que los huevos se rompen, no que no se tocan, él mismo asimila conceptos incluso de manera radical, hay que tener tanto cuidado para que no entienda un mundo de prohibiciones... Sobre todo ahora que los matices le son exteaños y abstractos.
    Gracias como siempre por tu reflexión

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    1. Qué bonita historia la del huevo, Mamá corchea, yo también creo que experimentando en compañía irán asimilando mejor los conceptos, descubrir la fragilidad de algunas cosas, decidir qué desean y qué no... pero es tan delicado a la vez!! Gracias por compartir, cariño, siempre eres bienvenida!

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  5. Me ha encantado Colo!!! A mí tampoco me gusta que este tipo de comentarios recaigan en la peque. Pero no podemos controlar la guarde, los abuelos, etc.
    Un besote enorme

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    1. Marián, preciosa, es muy complicado. En casa aún, porque para mí también supone un ejercicio y con los abuelos pues ahí vamos, se puede hablar con ellos, en cambio en la guardería o en espacios donde ellos comienzan a desenvolverse, como en el parque, es más difícil... mi propósito es trabajar estos aspectos cuando estemos juntas. Muchos besitos!

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  6. como siempre muy acertada en tu reflexión, yo también lo hago y omito frases típicas que un niño puede malinterpretar...

    por cierto, puedes recoger algo http://secretstomidnight.blogspot.com.es/2012/09/premios-premios-y-mas-premios.html

    un abrazo

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    1. Muchas gracias, GaLa!! Seguimos en sintonía :)
      Millones de gracias por el detallito, ahora paso a recoger. Besos!!

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  7. Una maravillosa reflexión. Deberíamos mirar mucho más a través de los sabios ojos de los niños.
    Un beso.

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    1. Gracias Unaterapeutatemprana!Es cierto esto que comentas, la linda Cereza me ha enseñado mucho más de lo que podía haber imaginado, simplemente por existir! Besitos

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