lunes, 17 de septiembre de 2012

Susurros del puerperio


Llevo unos meses rehuyendo este momento. Guardo cierto temor a sentarme frente a mí misma para desnudar las entrañas, pero siento que si continúo dejándolo correr acabará, acabaré, desembocando en otro mar y tendría que reconstruir estos sentimientos desde el trampolín de los recuerdos. Y eso, todas lo sabemos, no vale.

Siento que transito el último tramo de mi puerperio, mi primer puerperio. Que nado a braza hacia la orilla, disfrutando, con la cabeza en alto y el cuerpo aún sumergido en el agua cálida. Si vuelvo la vista puedo apreciar el inmenso mar, que en ocasiones me engulló, ahora en calma. ¡Qué hermoso, cuánto me ha entregado! ¡Cuánto de mí he dejado también en su sal!

He mudado la piel tantas veces en estos últimos 30 meses. La primera de ellas quedó allá donde la mujer parturienta que fui se despojó de todos sus complejos para traer a su hija al mundo como un animal, sin reparos. Adquiriendo, al instante, unos nuevos ojos que ella me regaló al reflejar mi mirada en sus pupilas recién nacidas.

Pasados los primeros días de lucidez y nubes claras, comencé a enredarme en la maraña de mis adentros. Y los nudos ocultos en los baúles secretos de mi mente brotaron a borbotones, sin previo aviso, sin piedad. Me asaltaba la risa y el llanto, a veces entrelazados: lloraba de amor, reía de dolor. Dolor mudo, dolor real, dolor del alma.

Deseé abrazar a la niña que fui y que se sintió desamparada en ocasiones. Necesité también pedir perdón con urgencia, desenterrar lo mal enterrado, volver a situarme en aquellos momentos que crearon la llaga. No fui capaz de frenar la corriente compulsiva que otras veces me arrastró, como un torrente, golpeándome con las piedras al pasar.

Ahora comprendo que era necesario. Que en la crudeza de verme abatida ante los huracanes de mi vida, de pronto las piezas del puzzle olvidado dejaron de sobrevolar mi cabeza para irse encajando, solas, como guiadas por magia. Y el agujero se llenó. No aminoró el dolor, más bien lo acentúa, pero reconforta encontrar cada emoción en su lugar.

Transitar mis propias sombras desde el altruismo por amor que supone entregarte  en cuerpo y alma al sostén de un hijo, ha sido la experiencia más reveladora de mi vida. Porque, a la vez, vives el amor más profundo, lejos de la pasión y de la idea romántica que has ido forjando en tu mente, puesto que el amor maternal te inunda. Te maravillas de cada gesto, cada aroma. Se entrelaza la alegría de estar viva con el miedo a que algo suceda, esa fragilidad… la certeza de no importarte nada, ni tú misma, con tal de que ese pequeño ser esté bien. Comprendes la ley natural de supervivencia: sin este amor no habría especie.

En pleno torbellino cayó en mis manos por primera vez un texto de Laura Gutman, lo único que he leído hasta ahora de ella “La revoluciónde las madres”, y agradecí una y mil veces que no hubiera sido antes ni después, puesto que todo aquello que desprendían sus palabras lo estaba viviendo, lo estaba sintiendo, era real. Y pensé en el sostén, en que tal vez todo hubiese sido distinto de contar con más manos, más palabras y más corazones para que me abrazaran entonces. Me sentía terriblemente sola en el vaivén de mis sentires y ese amor… ese amor que pintaba todas las paredes sin descanso, de arriba abajo.

Orear las sábanas de mis viejos fantasmas para abrigarme con sus ropajes es de agradecer. Tampoco disponía de la red inmensa que ahora siento cerca de mí, ni siquiera sabía hasta entonces que otras muchas mujeres se sentían de manera parecida, ni tenía internet en casa. Y fue maravilloso así, fue justo a mi medida entiendo ahora, sintiendo, fluyendo, asimilando, creciendo sin condicionantes. Leyendo dentro de mí, hirviendo. Hasta llegar justo donde había de llegar, desnuda, sincera, despojada de algunos lastres, consciente de lo que quedaba aún conmigo. Capaz de entregarme como soy, aceptándome un poco más, despojándome de las capas que ya me atrevo a tender al sol. Sabiendo que estas sensaciones se prolongaban mucho más allá de lo establecido socialmente para esta etapa.

Poco a poco me voy encontrando en una balsa, más calmada, más adaptada de nuevo, inmensamente vinculada a mi hija pero rodeadas de lazos mucho más amplios, más largos, más evidentes por menos sutiles. Me he impulsado a retomar mi ritmo ganando cierta independencia que antes no sentía porque no la deseaba, creo que las puertas se han ido abriendo cuando realmente me he visto capaz de prestar atención a otras facetas, de poder traspasarlas, al margen de la necesidad.

Regresan a mi mente pensamientos, instintos y deseos que han permanecido dormidos en mí durante este tiempo, regresan renovados, por supuesto, como yo. Y me gusta reconocerme en mis locuras de mujer, en mis juegos de seducción, mis fantasías,  mi amar. El puerperio no es oscuro en sí, sino un pozo al que una puede elegir si asomarse y hacer su eco hasta verse reflejada o, simplemente, bordearlo.

Mientras sacudo mis pies de arena en la orilla, sin prisa, con inmenso amor, pienso qué extrañas sensaciones podrá traer y extraer de mí un nuevo puerperio, porque tengo la certeza de que todo no acaba aquí, que damos para mucho más. Increíblemente inquietante y apasionante al mismo tiempo.

Me abrazo y os abrazo a todas, todos, dos segundos antes de regresar a mi ansiada soledad con una sonrisa en los labios, para hacer saltar una piedra sobre la superficie en calma del mar de mi puerperio.







22 comentarios:

  1. Wow Colo, solo puedo decir que me maravillas. Leerte es un regalo para el corazón. Tu forma de sentir me inspira y me contagia. Millones de besos amiga!

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    1. Carol, hermosa, tú eres un regalo para mí! Gracias por esas palabras tan sinceras, me maravillan porque es paralelo a lo que tú proyectas en mí... me enriqueces, amiga! Te quiero, besos!

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  2. Sin palabras me dejas. Cualquier cosa que te ponga queda minimizada por la inmensidad maravillosa que reflejas.
    Un besazo!

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    1. Gracias, Yo misma, por tus palabras... para mí ha sido muy intenso darle forma. Mil besitos, bonita!

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  3. Ya no se ni que comentarte. Precioso, preciosa
    Un abrazo grande

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    1. Gallinita linda, preciosa tú y tu cariño! Abrazo inmenso para ti. Muchas gracias!

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  4. Qué manera más bonita de contarlo...

    El puerperio es algo tan personal...! Y tan bonito vivirlo, si logras despojarte de todos esos cánones que nos vienen marcados e impuestos en cuanto a tiempos, sentimientos, rutinas a seguir...

    Últimamente vengo reflexionando mucho sobre esto. Me observo a mi misma, y siento que aún continúo dentro de este proceso, volviendo las aguas del río poco a poco a su cauce, y siento cómo algunas miradas me dicen sin hablar que ya es hora de dejar atrás esta etapa, de retomar mi otra vida en toda su extensión.

    Pero yo voy poco a poco, regreso muy lentamente, y regreso renovada. Ya no soy la misma de antes, para bien y para mal. Intuyo que estoy regresando, pero he dejado muchas cosas por el camino, y a su vez he ido recogiendo muchas otras que me traigo orgullosa.

    Una entrada preciosa. Enhorabuena.

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    1. Mamá Burbujita, gracias de corazón por compartir parte de tu sentir en este viaje. Para mí el puerperio en el que te permites sumergirte es un transitar de aprendizaje y crecimiento, aunque escueza. Cada cual debe vivirlo y entenderlo a su manera y sólo a cada una nos corresponde poner el pie en la orilla cuando así lo sintamos.

      Un grandísimo abrazo para el último tramo y gracias por compartir!

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  5. Cuanto más te leo, más ganas tengo de ser madre.
    Un regalo leerte cada día.
    Besos.

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    1. Ay, Unaterapeutatemprana, qué cosa más bonita has dicho! Un regalo inmenso sentir y acercarnos unas a otras en el alma femenina. Muchas gracias y abrazos!

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  6. Nada que decir... sin palabras me dejas. Además, leyendo hace dos días a Orquídea sobre su puerperio... Qué bonitas sois!!

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    1. Carol, amor, qué cerca te encuentras de acariciar un nuevo camino, qué hermoso e inquietante! Es verdad, Orquídea y yo hemos coincidido y es bellísimo!!!
      Besos reina, eres lindísima!!

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  7. "Ahora comprendo que era necesario. Que en la crudeza de verme abatida ante los huracanes de mi vida, de pronto las piezas del puzzle olvidado dejaron de sobrevolar mi cabeza para irse encajando, solas, como guiadas por magia. Y el agujero se llenó. No aminoró el dolor, más bien lo acentúa, pero reconforta encontrar cada emoción en su lugar."

    ¿estás en mi cabeza? ¿puedes ver mi alma? siempre logras expresar a la perfección aquellas reflexiones que yo solo acierto a titubear.

    Tendré que releerte cuando sea madre y seguro me sumergiré más profundamente en tu mar.

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    1. Muchas gracias, mamácolibrí! Me alegra haber plasmado algunas de tus sensaciones, en realidad, algo que ya sabía se volvió a mí para mirarme directamente de frente en esos momentos... no es fácil de explicar...

      Eres bienvenida en este mar cuando lo desees. un gran abrazo!

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  8. Colo, como siempre maravillosa, se me han puesto los pelos de punta.
    Un besazo

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    1. Carol, muchas gracias por la complicidad y por tu cariño. Te mando grandes besos y dulces abrazos!

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  9. Muy buenas! De nuevo paso por aquí para decirte que he dejado un premio en mi blog para ti.

    Te esperamos para que pases a por él!

    Un gran abrazo!

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    1. Muchas gracias, preciosa! Siento el retraso en contestar. Ahora me acerco. Millones de besos

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  10. Yo también siento que ese trabajo hay que hacerlo y que el puerperio es el momento que nos brinda esa capacidad, que nos abre las heridas. En mi caso fue algo anterior, necesité ayuda, justo cuando acabé mi terapia nació Marco, viví mi embarazo desde esa perspectiva, fue parte de mi trabajo, que aunque nunca se acaba si me permitió un estado de placidez que me colocó justo en el puerperio. También descubrí en este tiempo a Laura Gutman y expandió mi mente. Aunque pienso que aún hay mucho que expandir. Pronto tendré una nueva oportunidad.
    Disfruto siempre con tus palabras.

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    1. Preciosa Mamá Corchea, gracias por compartir esas cosas tan personales y profundas. Cuántos episodios paralelos hemos compartido, qué ganas de estrecharte y poder compartir algo calentito... Tal vez algún día, en las calles moras de Granada o ante el mar azul de las islas :) Te abrazo, amiga!

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  11. Uau. Es todo lo que puedo decir. Y qué maravilla poder expresar tan bien todas esas sensaciones que yo solo puedo sentir...

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    1. Muchas gracias, Bea, bienvenida a este espacio! Disfruta de navegar en tus aguas puerperales, es un aprendizaje. Un gran abrazo

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