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sábado, 21 de abril de 2012

Palabras


Escribo hoy para burlar al tiempo, descomprimir estos días sin tocarlos. Como un acordeón, me siento replegada, ansiando la expansión para vibrar y sonar con fuerza.

Por momentos desearía asomarme al acantilado y gritar al mar abierto, o colarme en una pompa de jabón y sobrevolar la ciudad, ingrávida, con la luz reflejando el arcoíris cual aura, pinceladas de color que me alcanzan.

Dejo correr los segundos, tomo aire, siento bailar las palabras en mí.

Y retorno a mi cuerpo, tras la escapada furtiva, repleta de otra sensación sin nombre que, sin duda, merezco.

Regreso al abrigo cálido de mi compañero, a las breves caricias en la almohada, abatido por el cansancio, a sus manos ligeramente ásperas en la cintura, en el abrazo de tres que ilumina las noches, luciérnaga de amor.
Regreso a las cosas pequeñas, a las manos ágiles, a reírme de las moscas, los conejos amarillos y las ranas imaginarias. Regreso a la fantasía de que mi pierna sea un caballo, que la gata coma queso o que mis pechos sean flores con sabor a chocolate.

Y regreso sin remorderme por mi huida, porque no está aquí mi nudo sino mi alegría, ni siquiera cuando en dos segundos una situación que parece controlada se vuelve cuesta arriba.

Hoy me evado de mis cadenas, cual escapista, porque sin saber frenarlas poblaron mi mente y su peso me hacía mirar hacia abajo. Y me evado aquí, en el regalo de un espacio en blanco que me que me llama, al que llamo.

Sé que las palabras me dan alas, que crear con ellas me reconecta con la vida, que verlas es como mirar una fotografía, hermosas en su conjunto incluso sin navegarlas. Admiro todo lo que tienen por contarme y todo lo que me permiten expresar. Es el pequeño túnel que busco en mis días, mi madriguera para hallarme, soñar con los dedos o llorar en silencio. Versátil y lugar único, capaz de transformarse en balcón de flores, para regarlas, susurrarles o saludar a la mañana.

Una vez más, dejando que dancen, me desvestí despacio y mis ropas se tornaron luz para enfundarme de nuevo. Gracias a las letras, amadas, la comunicación y un pequeño viaje de sinceridad en clave conmigo misma.