lunes, 22 de agosto de 2011

Nacer y florecer (I parte)

Había llegado el día, marcado con un solecito en el calendario, me encontraba ya en él. Serena, tan serena como hasta entonces. Intuía que no iba a retrasarse mucho. Hacía un par de días que necesitaba recluirme al caer la tarde, echarme sola en la cama, respirar, acariciar mi vientre. Era invierno, hacía frío. Sentía ligeras molestias que no desembocaban en nada, “mi cuerpo está preparándose” pensé. La noche me activaba de nuevo, salía con mi pareja a pasear junto al mar. Todo en calma.

40+1. Amanecí sola en casa, J. tenía que ausentarse en las mañanas y parecía más nervioso él que yo por este hecho. Desayuné mirando los algarrobos desde la ventana, hacía aún más frío que en días anteriores. Sospechaba que había llegado el día, me sentía más pesada que nunca, más lenta, envuelta en un calor interno que me removía. Salí a pasear, nuestro paseo cotidiano que todo lo cura y el aire frío me sentó bien. Me detuve cerca de las rocas, el mar rompía con fuerza y recibía el aire cargado de partículas frescas en el rostro. Cerré los ojos. Le hablé, traté de transmitirle mi calma, mi seguridad, mi confianza en el camino que íbamos a emprender. No tenía miedo, sólo amor.
Al regresar a casa me sentía débil, un cansancio inusual tras esos paseos. Me dormí y desperté fresca, tan sólo ese bullir interior que iba bombeando. Comencé a manchar ligeramente rosado, “todo sigue su curso” y continué preparando la comida. Una tarde más, mi cuerpo pidió descanso y se lo di. Al atardecer no salimos a pasear de nuevo pero sí realicé algunos estiramientos y ejercicios. Tomé una ducha y casi no probé bocado.

Nos acostamos muy tarde esa noche, serían cerca de las dos de la mañana. Apenas rozar la cama, comencé a sentir presión en la zona pélvica, el calor y los latidos de mis entrañas eran cada vez mayores, necesité destaparme a pesar del frío. Comenzaron las oleadas pero no quise precipitarme, respiraba y dejaba que llegasen y se fueran, que tomasen forma, antes de despertar a J, ni siquiera sé si él dormía o no. Tenía la necesidad de ir al baño cada poco, mi cuerpo se estaba limpiando. Me parecía que aquello iba muy rápido y, a pesar del poco tiempo transcurrido, decidí medir la frecuencia. Se sucedían cada 5 minutos. Encendí la luz y le dije a mi amor que la niña estaba en la puerta. Nos mantuvimos un rato allí, tendidos uno junto al otro, apoyada en su pecho. Él midiendo y apuntando, yo dejándome ir y venir, respirando, pensando, abrazando su cuerpo.

Decidí romper el ritmo y darme una ducha. Encender estufas, ponernos ropa cómoda y realizar juntos algunos ejercicios de apoyo aprendidos. No deseaba ir al hospital hasta que estuviese bien avanzado. Las contracciones eran muy fuertes, muy intensas, muy largas y muy constantes. Me quedé bajo la ducha hasta acabar el agua caliente, dibujando círculos con mis caderas, dejando que la voz vibrara libre por mi cuerpo, apoyada en la pared, hablaba a mi hija “todo está bien, tesoro, mamá está abriéndote camino, no te preocupes por mí”. Gemía, cerraba los ojos...

Tras la ducha cambié de idea, esto no se correspondía con las historias de primerizas, iba demasiado rápido, demasiado intenso, tenía la sensación de que mi cuerpo estaba acelerando el momento, que se veía capaz de llevarlo a cabo de este modo. Con la toalla aún le dije a J que nos íbamos para el hospital. Él había llegado a la misma conclusión mientras me oía en la ducha, calculaba que las contracciones eran cada 3 minutos más o menos. Recogimos rápido y partimos...


 ¡Permitámonos latir!



Si deseas leer sobre mi embarazo:

9 meses: dos corazones dentro de mí

24 comentarios:

  1. Cocolina, por favor, qué hermoso y cómo nos dejas así! Eso no se hace!
    Me has despertado la vena sensible, desando leer la II parte.

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  2. Que bonito, que forma tan maravillosa de contarlo y de vivirlo, que tranquilidad, que paz... Yo también estuve muy tranquila, aunque quizás debería haber estado más tiempo en casa, me fui demasiado rápido al hospital. Espero la segunda parte, que estupendo! Un besazo

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  3. Me gusta escuchar esas experiencias y me encanta la tuya, estoy deseando leer mas.

    Yo también soy de las que se mantienen en calma, de las que interioriza, aunque por desgracia solo he podido tener un parto natural, mi primera y mi tercero fueron inducidos por pasarme de semanas.

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  4. Precioso, como siempre... Ya sabes que me encanta como escribes, te he visto allí, y he sentido tu paz... Para cuando la 2ª parte?? Besotes floreta!

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  5. Que bonito, me encanta como lo cuentas y sobre todo, es una maravilla leer como te escuchas a ti misma. Estoy deseando leer el resto del relato.

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  6. Que bonito!! Que tranquilidad transmites! Mi parto fue inducido y termino en cesara pero creo que no habría podido estar tan tranquila. Estoy deseando leer la segunda parte

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  7. Colo! pero.. cómo nos dejas así?! :D que momentos tan increibles! me gusta mucho esa conexion con tu cuerpo y con Cerecita.. esas palabras para tranquilizarla.. y ese momento con tu amor conscientes de que la pareja se convertira en trio en breve.. Estoy emocionada!

    Besos!

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  8. Muy hermoso y muy emocionante. Para ser primeriza tuviste mucha serenidad! ya espero con impaciencia el resto del relato. Un abrazo.

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  9. Mamá de Parrulín, gracias por tus palabras! prometo siguiente entrega muy pero que muy pronto! jaja

    María, gracias guapa! Ese era mi temor, ir demasiado pronto. Pero nunca podemos saberlo a ciencia cierta y cada experiencia es diferente. Lo importante es sentirnos lo más tranquilas y a gusto posible. Un besito

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  10. Magda, gracias por la visita y por compartir tu experiencia. A mí también me gusta conocer las historias de otras mujeres, no sólo porque me parezca hermoso si no porque creo que es útil que hablemos de ello y conozcamos detalles de esta faceta que puede presentarse de tantas maneras.

    Lamento lo de tus partos inducidos si es algo que te pesa un poquito. Un beso gigante

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  11. Ira, Drew... gracias por esos comentarios tan lindos y por visualizarme allí. De verdad que me emociona porque son momentos tan especiales e inolvidables que me encanta que los recibáis con cariño. Gracias!

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  12. MAMAENCANTADA, gracias por tu comentario y bienvenida! A veces vienen las cosas de este modo y son momentos tan intensos que dudo que se sepa cómo va a reaccionar una. Tal vez en otras circusntancias no estaría tan serena de nuevo y, tal vez, tú lo estuvieses mucho más que yo... ¿Cómo será la próxima vez?
    Un fuerte abrazo

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  13. Carol, muchas gracias! siempre leo tus comentarios con una gran sonrisa! pronto os cuento más que se hacía muy largo. Besitos

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  14. María M., gracias a tí también por acompañarme en estos momentos de sacar de nuevo las emociones vividas! Un abrazo

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  15. Qué bonito lo cuentas.
    Además transmites tanta tranquilidad... ¿de verdad estabas tan tranquila? Ojalá hubiera podido yo también relajarme así.
    Espero que nos sigas contando.
    Besos

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  16. Chica cómo escribes!!
    Es como escucharte contar la historia..tan bonito...
    deseando conocer la segunda parte

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  17. Carol, gracias por acercarte por aquí en tu regreso! La verdad es que sí estuve muy tranquila. Durante la mañana como no tenía molestias pues pensé que cansada y manchando podía ir para largo la cosa. Por la noche se precipitó todo tanto que fui más asimiliando que otra cosa... Mi marido ya fue otro cantar, que el pobre no atinaba ni a ponerse los zapatos! jeje Besitos

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  18. Porfinyomisma, gracias por acercarte a escuchar mi historia! pronto más, besitos!

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  19. joooo!!! aquí me he quedado con mi imaginación galopante...
    Me encanta la imagen que has elegido para el post,una rosa abriendose ¡muy sugernte!
    Abrazos expectantes!

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  20. Ya me sé algunos detalles de tu parto, pero me encanta ver cómo lo revives al contarlo y la serenidad que transmites... me dejas la miel en los labios!

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  21. MaGIA... la imaginación es vida!! Me alegra lo de la imagen, durante todo el embarazo el único "antojo" que tuve fue oler las rosas. En el jardín, en esencias en casa... a veces me visualizaba como una rosa roja, llenita de vida, que guardaba en su interior un jazmincito, blanco, frágil y de olor muy dulce ♥.
    Besos miles

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  22. Eraseunavez, gracias! es muy emotivo revivir estos momentos y muy hermoso. Un fuerte abrazo, amiga

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  23. Tarde pero bienvenido, qué hermoso! Me he emocionado muchísimo.
    Besos

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  24. ¡Qué preciosidad de entrada! Cuánta belleza, cuánta verdad hay en tus palabras...

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