Cuando la varicela llegó al hogar nos encontrábamos en un momento delicado. Entró despacito, como un catarro, y fue poco a poco tomando el cuerpecito tibio y dulce de la Cereza. Transcurridos un par de días amaneció con un punto rojo sobre una ceja, pensé que era una picadura y le puse crema de caléndula. No hubo más indicios ese día, estaba activa, congestionada, pero risueña, correteando como siempre. Fue al día siguiente cuando ya no parecía una picadura, al menos no de mosquito, y al examinar su cuerpo descubrí tres pequeños puntos más, que apuntaban a llevar el mismo desarrollo.
Tras la visita de rigor al pediatra, más bien desafortunada y que nos ha impulsado a plantearnos el cambio, regresamos a casa con un diagnóstico indefinido y un bote de Kalamina (por si acaso). Mis pocos conocimientos y la observación del cuerpo y estado de mi hija me llevaban a una conclusión: varicela. Aún así, por no pecar de incauta, regresamos al centro médico 48 h después para recibir el diagnóstico que tocaba, ahora sí, estaba todo claro.
Reconozco que tomé la noticia con calma, a pesar de cogerme en un momento de fuerzas bajas, aún convaleciente. Pensé que, aunque pequeñita aún, no entraba en los grupos de riesgo considerados, que goza de una buena salud general y que es algo inherente al curso de la vida. Había llegado, simplemente. Ahora debíamos acompañar la enfermedad, cuidar, mimar, procurar descanso, aliviar síntomas y mantenernos atentos.
Todo se ha desarrollado con bastante tranquilidad, no ha sido nada alarmante, exceptuando el 5º día, que tuvo una subida de fiebre considerable, la única en todo el transcurso de la enfermedad. Calculo unas 50 pupitas, repartidas principalmente en el pecho, espalda, piernas y, muy diseminadas, en cara y brazos. Tan sólo unas pocas alcanzaron un tamaño mayor, la mayoría secó rapidísimo, casi al momento de brotar y no ha dado muestras de estar muy molesta a causa del picor. Me da la sensación que los cuidados aplicados han sido muy beneficiosos: loción de calamina, arcilla blanca en polvo y baños de avena y manzanilla (Gracias Paula y Carol por vuestras sugerencias). Ahora tan sólo quedan unas marquitas, a las que le aplico aceite de rosa mosqueta cada noche, y algo de tos. Parece que la varicela se marcha discretamente, así como llegó. Una etapa más superada.
A nivel emocional, cuando enfermo o al enfermar mi hija, algo me hace emprender un camino interior y cuestionarme o recuestionarme cosas. Parece que las circunstancias te empujan, en cierto modo, a ello. Repasas emociones, ritmos, carencias y abundancias con el fin de limar y equilibrarte en la situación. Este episodio ha afianzado la confianza, en ella y en mí, la confianza en nuestra capacidad de adaptación y superación, entrelazando el cariño más sincero, reconociendo la necesidad de pedir y obtener ayuda, desde la gratitud y el amor. Aprendiendo a cuidar y ser cuidadas, no sólo en cuerpo, sino también en alma.
PD: Las manchas de Kalamina no salen!!!
Me alegro de que todo esté acabando, pobre, tan pequeña. ¿Y no sabes cómo la cogió?
ResponderEliminarRecuerdo que yo la pasé con unos 16 años, lo que picaba...
Yo creo que nuestro estado de ánimo influye mucho en nuestra salud, y que de la misma manera influimos en nuestros hijos.
Me alegro también de que sepas sacar provecho de estas situaciones, es bueno aprender de ellas.
Un abrazo
Pobrecita la Cereza, tan chiquitita... Me alegro que no haya sido demasiado brusca y que hayáis tenido esa paz, leerte es un gustazo y enseña mucho sobre como tomarse este tipo de cosas... Muchos besos para las dos, menos mal que ya se va...
ResponderEliminarQue bueno que ya está mejor y que pasaron los sustos!!!.
ResponderEliminarMucho ánimo y mimos para ti y tu pequeñita.
¡ Un gran abrazo!
Pobre, tan pequeñita. Yo me acuerdo que la tuve como a los 8 o 9 años, y picaba mucho! lo unico que me relajaba era estar en el agua. Ojalá no le haya molestado tanto. Besos Coco!
ResponderEliminarMe alegro de que Cereza esté mejor, estoy segura de que esa recuperación tan rápida ha sido gracias a tus cuidados y a tu cariño.
ResponderEliminarLas enfermedades nos hacen sentir tan indefensos que es un buen momento para hacer "exámen de conciencia", a mi me pasa desde que vivo sola. Muchos besos!
PD: Tienes un premio en mi blog
Guapa... supongo que no es gratuito que Cereza haya enfermado después de tu mala racha, verdad? La fusión emocional tiene estas cosas... ;) Celebro que estéis mejor. Un beso.
ResponderEliminarComo me alegro de que ya haya pasado y de que no haya tenido grandes consecuencias.
ResponderEliminarTomaré nota de los remedios que das por si algún día nos toca!
Me alegro de que ya haya pasado todo. Ahora toca recuperarse del todo y jugar mucho;)
ResponderEliminarOstras, leyendo tanta dulzura y comprensión en tus palabras, me dan ganas de ponerme enferma para que me cures!!!!!!!!
ResponderEliminarBien hecho. Me alegro que ambas esteis muchisimo mejor.
Un abrazo.
Con lo pequeñita que es la cerecita... menos mal que su mamá le ha prodigado toda clase de cuidados. Me alegro de que ya haya pasado lo peor.
ResponderEliminarUn abrazo!
Me alegro que se haya resuelto la enfermedad. Y me encanta que lo hayáis llevado de esa manera, serena, tranquila y acompañándola, hasta que desapareció de vuestra vida. La confianza que depositamos en la infinita sabiduría de nuestro propio organismo es la clave, y el amor, por supuesto, eso creo yo.
ResponderEliminarOs envío un ♥ beso grande ♥ ;)
Que alegria que ya paso!! Pobre cerecita tan peque! Yo la tuve como a los 10 y fue muy molesto, una picazon insoportable! Muchos abracitos!!!
ResponderEliminarÁnimo!! como decía mi abuela, "no hay mal que 100 años dure".
ResponderEliminarMe alegro de que ya se vaya pasando la mala racha y la peque esté mejor.
No la habías vacunado contra la Varicela?? yo la pasé con 13 años y lo pasé francamente mal, un mes con unas pústulas que me picaban un montón y en pleno mes de Julio. Así que en cuanto la pediatra del peque me mencionó la vacuna, ¡ni me lo pensé!
Feliz por que las dos estéis sanadas ;-)
ResponderEliminarAbrazos de sopita y mimos!
Carol, sí, tengo mis sospechas. Este mes pasado cuando estuvo con aquel virus de garganta en la consulta del pediatra coincidió con una niña con varicela un ratín. No es que sea determinante pero en cualquier caso está claro que hay un brote por aquí.
ResponderEliminarCon 16 años, Carol, dicen que en la adolescencia suele ser más severa, no me extraña que te picara...
Soy del miso parecer que tú y estoy convencida que nuestro estado de ánimo influye en nuestro estado de salud.
Gracias por todo tu cariño, un beso gigante!
María, gracias guapa! Sí, yo también me alegro de que la cosa no haya sido para mucho. Muchisimas gracias por tus palabras de cariño, siempre es un placer tenerte por aquí! Un gran abrazo!
ResponderEliminarMamá Nortina, gracias de corazón! Una etapa más superada :) Un gran abrazo!
ResponderEliminarMica, gracias! Ahora que compartís vuestras experiencias con la varicela y todas coincidís en que picaba muchísimo tengo la sensación de que en la Cereza el picor no parecía ser demasiado. Trataba de rascarse en algunos momentos pero no estaba especialmente irritable. Mejor, verdad? Gracias por compartir, un beso!
ResponderEliminarDrew, gracias, cuánta fe tienes en mis cuidados de mamá, cómo reconforta y sube el ánimo leerte, gracias! Esa sensación de indefensión que describes es exactamente la que te lleva a recapacitar y te hace darte cuenta de lo fuerte que eres, en realidad, frente a las adversidades.Gracias!
ResponderEliminarPD:: Gracias por el premio, de verdad, siempre tan dulce conmigo y siempre es un placer recogerlos por tu parte :)
Míriam, gracias por tus palabras. La verdad es que, precisamente, mi "mala racha" vino a causa de una sucesión de enfermedades en una y en otra. Lo que está claro es que el cambio de ritmo en nuestro día a día nos supuso un desequilibrio del que aún nos estamos recuperando.
ResponderEliminarCreo que nuestro estado de ánimo influye muchísimo en mantener el cuerpo fuerte y combatiendte ante la enfermedad y que esto se extiende, no sólo a nuestros hijos, aunque sí principalmente, sino a todos los que nos rodean esrrechamente. Vivimos en relación y todo influye, también la enfernedad, está ahí y forma parte de nosotros.
No dudo que se relfeje "la sombra" de la madre en las enfermedades que nos muestran los hijos pero sí guardo mis reservas en algunos aspectos, tal vez no he leído ni me he informado lo suficiente y es algo que tengo pendiente, siento gran curiosidad por conocer mejor esa conexión y poder hablar con mayor detalle del tema.
Tengo que pasar por tu blog ha dedicarle un buen rato :)
Muchas gracias por tus visitas y comentarios. Un abrazo!
Silvia, gracias! Estos remedios nos han funcionado de maravilla, lo cual no queire decir que a todo el mundo les vaya bien, pero no está de más probarlo. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarMarián, gracias preciosa! Sí, alegres de que pasara y ella recuperando su gran actividad :) Muchos besos!
ResponderEliminarKira, siempre me sacas una sonrisa con tus comentarios! Ya te cuidaría yo!! Gracias por estar ahí, un beso gigante!
ResponderEliminarMaría M., mucahs gracias por tus palabras. Me emocionais cuando dejáis entrever que cuido bien de la Cereza, al menos, que la cuido con mucho cariño. Ya sabes, en los momentos más durillos estás cosas reconfortan mucho. Gracias!!!
ResponderEliminarCarol, estoy contigo, estar atentos mientras depositamos confianza en el proceso es muy importante. También tengo que reconocer que esta serenidad que dices te transmito se debe a que todo ha transcurrido sin grandes alarmas.
ResponderEliminarSentirse amado y cuidado siempre ayuda en nuestra actitud frente a la vida, más aún cuando estamos enfermos. El amor es la respuesta a muchas cosas. Mil besos y gracias ♥
Bren, gracias! Sí, la cogió pequeñita y, en un principio, pensé que sería menos fáicl entendernos sin poder explicarme sus síntomas pero finalmente, como siempre, encontramos la manera de comunicarnos con toda la naturalidad del mundo. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarChitin, gracias! Grandes palabras las de tu abuela, todo pasa y todo llega.
ResponderEliminarNo habíamos vacunado, seguimos el calendario de nuestra comunidad y esta es una vacuna que se administra a los 12 años si no se ha padecido anteriormente. Puede administrarse libremente fuera de calendario pero no lo consideramos oportuno puesto que es una enfermedad que en la infancia se considera benigna y no suele dar complicaciones.
Como en casi todo no hay nada definitivo y ante cualquier situacion hay que sopesar los pros y los contras.
Muchas gracias por la visita, por dejar tu comentario y, sobre todo por compartir. Un abrazo
MaGiA, recibimos ese cariño sanador como un rayito de alegría. Muchas gracias!!
ResponderEliminarUmmm, una sopita de mi mamá me tomaba la mar de a gustito ahora...
Besos!
Me alegro de que esa invitada inesperada se haya marchado por fin. Un abrazo muy fuerte para las dos.
ResponderEliminarColo, me alegro de que las dos esteis mejor y de que la varicela no se haya ensañado en la Cerecita. Me alegro de que te sirviera el truki del calcetin ;) Y me encanta y es envidiable (en el buen sentido, ya sabes) esa capacidad tuya de aprovechar las circustancias adversas para crecer, para como dices equilibrarte, para recogerte y mirarte, para entenderte, ..
ResponderEliminarUn besazo enorme para las dos!!