Cuando hablamos de conciliar es difícil que no afloren sentimientos viscerales, es uno de esos puntos en que los padres nos damos de bruces con una realidad que no acabamos de aceptar pero que, nos guste o no, nos pertenece.
Estos últimos meses vivo sumergida en un universo de conciliación y a medida que sigo avanzando, me doy cuenta de lo profundo, extenso y abismal que es este océano y de la gran diversidad de especies que lo habitan, a veces en equilibrio, a veces voraces. Me ocurre lo que suele ocurrir cuando una se adentra en algún tema, que cuánto más sé, más consciente soy de lo mucho que desconozco, de lo mucho que se me escapa, de que mi situación personal y la de muchos afines es, tan sólo, una ínfima celda del gran panal.
Poco a poco, esta realidad de ser un gran conjunto dispar se va asentando en mi mente y en mi corazón. Porque al estar relacionado con la propia apreciación de la maternidad, de la crianza y de mis deseos por un cambio de mentalidad colectiva, acaba por resentirlo y duele. Hago mis esfuerzos diarios por romper barreras, por respetar y aceptar a aquellos que no opinan como yo, que no crían como yo, que no viven igual este mundo de sutilezas, conexión e intercambio que me hace sentir que mi hija tiene exactamente el mismo derecho a elegir que cualquiera, aunque no sepa alzar la voz y explicarlo al resto del mundo. Siento que me lo hace saber y la escucho.
Y así, pasito a pasito, he asumido que la palabra Conciliar es muy grande y que hacen falta muchas manos para sostenerla. Ahora que me siento más capaz de buscar mi hueco, mi color, dentro de esta gran masa, cabría preguntarme: ¿Qué persigo al hablar de conciliación?
Persigo, ante todo, tener opciones, que existan y sean reales, que se permita que cada familia pueda adaptar su vida, su crianza y su filosofía con cierta flexibilidad. Que no se dé por sentado lo que necesita todo el mundo, que se abran orejas a aceptar cambios, a dejar que recaiga la responsabilidad de elegir en cada cual. Que se recapaciten las decisiones ajenas antes de emitir juicios, que no se ataque al diferente simplemente por serlo, que no se caiga en tópicos, que nada es tan malo ni tan bueno y todo puede tener cabida si nos hace sentirnos más vivos, más en consonancia, más en comunidad, más libres.
Que, sin entrar en líneas de crianza, no perdamos de vista que unos padres con libertad para elegir difícilmente optarán por medidas que perjudiquen a sus hijos. Que esta mirada de empatía reflejará a unos niños mejor atendidos, más escuchados, más sanos, más humanos. Niños que el día de mañana serán quienes cohesionen las celdas de este gran panal en el que ahora nosotros vagamos. Por eso es importante despertar la conciencia social y expresarnos, tratar de mirar no sólo por nosotros, sino por el de al lado y el de más allá, a quién no conocemos o con quién no acabamos de congeniar. Porque sólo la unión, el respeto, aceptar la diversidad y convivir en equilibrio, hará que no se nos escape la miel de este preciado panal que es la vida en sociedad, permitiéndonos crecer hacia fuera y hacia dentro.
Qué bonito, qué bien expresado y qué poco más hay que decir después de leerte...
ResponderEliminarGran post! Felicidades! ;)
Estupenda reflexión que comparto al 100%!!!
ResponderEliminarHace un tiempo que estoy contigo, antes me hubiera rasgado las vestiduras con algo como lo de Soraya, pero ahora... hoy todo es distinto, creo que la conciliación es algo personal, que cada uno decide de forma individual, eso estoy aprendiendo en CRYA. Aunque en mi opinión, es un ejemplo demasiado duro para las mujeres, eso es otro cantar...
ResponderEliminarDesde luego, lo importante, y por lo que hay que pelear, es porque tengamos opción, todos, de decidir y seamos respetados con esa decisión que tomemos, sea la que sea.
Un beso grande. Has expresado genial lo que piensas!
Conciliar es una palabra muy de moda y con múltiples usos: políticos, sociales, privados...
ResponderEliminarLa conciliación es una manera de vivir que cada familia hace suya como puede o quiere. Pero a veces la conciliación no puede ser posible pues no todo es conciliable lo queramos o no y es cuando toca elegir, algo que no gusta a la inmensa mayoría porque lo queremos todo y no queremos conocer la renuncia.
Suerte y un abrazo!
Coincido contigo, yo estoy en estos momentos experimentando algo parecido. Y me ha gustado mucho tu forma de expresarlo. Un beso
ResponderEliminarTienes razón. La palabra conciliación es muy amplia y se trata de tener la libertad de elección. No deberíamos enfrentarnos por hacer diferentes elecciones, pero en ocasiones me da mucha pena que no se tengan en cuenta los derechos de los más pequeños.
ResponderEliminarUn besazo
Marta, muchas gracias, siempre es un placer intercambiar palabras contigo. Un fuerte abrazo :)
ResponderEliminarAccidentalmente, muchas gracias! Justo ayer leí tu post sobre el tema de Soraya y también me identificaba con tus palabras :) Un abrazo
Carol, qué difícil resulta a veces encajar que formamos parte de un conjunto, con todo lo que eso supone. Eso también lo estoy aprendiendo en CRYA y lo mejor es que ese punto llega solo, a medida que vas tomando conciencia de su alcance.
ResponderEliminarEn el tema Soraya me ocurre exactamente lo que comento en la entrada acerca de intentar romper barreras aunque entre en conflicto el corazón. Un beso gigante y gracias por compartir!
María M., es cierto que es una palabra muy de moda y, en parte, también nos beneficia. Estoy contigo en que cada familia debe tratar de conciliar como pueda y quiera pero me gustaría creer que algún día no se viva con la sensación de renuncia que comentas y que, lamentablemente, impera hoy, que se decida lo que se decida y, especialmente si eres mujer, sientes que escoges y a continuación debes ponerte un paraguas para protegerte de lo que pueda caer. Gracias por tu aportación, un fuerte abrazo!
ResponderEliminarMousikh, gracias! Como le decía a Carol creo que vamos alcanzado poco a poco este punto, cada cual a su ritmo y con sus matices, según la cosa avanza. Sin duda son muchas las necesidades y muy dispares. Ojalá todos, o al menos la gran mayoría, podamos sentirnos cada vez más acogidos en las medidas conciliadoras que estén a nuestro alcance. Gracias por todo, un abrazo!
ResponderEliminarCarol, estoy contigo en que en ocasiones nos sentimos en conflicto porque nuestra manera de entender, de hacer, de pensar y de vivir choca de frente con las decisiones ajenas. Yo trato de hacer un ejercicio en ese sentido y esperemos que algún día se obtenga el mismo respeto hacia las familias y mujeres que optamos por criar a nuestros hijos. Gracias por tus palabras y apoyo. Muchos besos!
ResponderEliminarNo podría estar mas deacuerdo contigo ,ni con tu forma de expresarlo, que por cierto, me ha encantado. Ha sido un gustazo leerte. Con tu permiso, me quedo por aquí ;)
ResponderEliminarhttp://yanethpoints.blogspot.com/
Me encantó este post! Nada más que decir, estoy totalmente de acuerdo. a conciliación es un tema de todos y que ten e que estar cobijado bajo el respeto a la diversidad.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que cuando hablamos de conciliación, lo primero que nos viene a la cabeza es família, trabajo, vida personal y tienes toda la razón en que hay que abrir las miras y ampliar perspectivas. Hay también que conciliarse, e incluso a veces, reconciliarse con la sociedad y con el entorno.
ResponderEliminarUn besazo a todas y ánimos para seguir con vuestra labor.
Colo lo has expresado genial! Te entiendo muy bien porque a mi alrededor también se están cayendo barreras y ahora vivo con mucha más gente a mi alrededor. Creo que ese cambio de mentalidad que buscamos es precisamente esto que nos esta ocurriendo.. y simplemente al vivirlo se hace posible. Estamos en el buen camino Colo.
ResponderEliminarUn besazo!
Yaneth, muchas gracias por tu comentario. Me alegra que te sientas a gusto por aquí, bienvenida! Pasaré a conocerte, gracias por la invitación. Un saludo!
ResponderEliminarZary, gracias! A veces es difícil aceptar que somos diferentes, sobre todo cuando hablamos de maternidad, pero merece la pena intentarlo. Un beso!
Lna, qué bonito es tenerte por aquí. Sí, en esas estoy, poco a poco avanzando en esta conciliación que me ayuda a re-conciliarme en muchos aspectos. Gracias por esos ánimos y por compartir un poquito de ti aquí! Besos miles
ResponderEliminarCarol, cómo lo has captado y expresado sí que es hermoso. gracias! Así es exactamente, vivir en un hogar más amplio y nuestra propia percepción de esto nos ayuda a situarnos dónde, sin saberlo, pretendemos llegar en equipo. Una maravilla! Gracias por todo lo que aprendemos. Un gran abrazo
Hola Armandilio! Muchísimas gracias por la visita y por compartir este pedacito! Es algo hermoso para mí, hace años que sigo la revista y tu blog. Felicidades por tu trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias, por ttu post.
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