Parece que estos tiempos de incertidumbre nos ayudan a abrir
los ojos a diversas realidades que vivimos, situaciones que nos tocan bien de
cerca, a menudo en primera persona, pero también otras muchas que vamos
asumiendo del entorno y nunca antes nos habíamos parado a cuestionar. O al menos,
desde este nuevo prisma.
Al final, será que sentirnos claramente presionados o
sometidos nos vuelve más críticos o menos superficiales. Cada cual puede
comprender hasta dónde llega esta verdad en sí mismo, porque dudo que alguien se
mantenga impasible, sin removerse una sola molécula de su ser, bien sea hacia
dentro o hacia fuera, con lo que estamos
presenciando.
Vivimos de manera muy modesta y bastante ajustados pero no
me pesa demasiado, nunca fui una gran consumista, aunque no siempre he sabido administrarme
del todo bien, esas cosas las he ido aprendiendo con el tiempo y los golpes.
Algún capricho me he concedido o concedo, pero nunca desorbitados, ciñéndome a
nuestra realidad, un día malo me lo alegran cosas bastante sencillas. Aun así, en
esta etapa difícil que atravesamos, me he dado cuenta, cuenta real, cuenta desde
adentro, de corazón, de cuantísimas cosas son verdaderamente superfluas y de lo
inmersa que estaba en la rueda del consumo por el consumo, aunque casi siempre como
mera espectadora que acepta y asiente con la cabeza. Difícil escapar a esta
rueda, bien pensada. A veces porque deseamos algo más, otras muchas por no
poder burlar la obsolescencia programada, asida a la mano de los nuevos modelos
que se encargan de hacernos desear apenas los adquiridos dan la primera muestra
de su decadencia en vida útil.
Y así, en estas cavilaciones, que se están convirtiendo en
una manera de afrontar la vida, me paré a pensar en las cosas que poseemos: las
que son queridas, las que son útiles o prácticas, las necesarias para vivir
como deseamos, las necesarias para calmar y acompañar el alma… las prescindibles…
Se paró mi mente un largo rato, precisé cerrar los ojos incluso. No adquieres
cosas nuevas pero no te desprendes de lo que ya posees, es así de fuerte el
sentido de la necesidad anticipada. No sabemos lo que nos puede deparar el
futuro pero, por si acaso, que no me pille sin algo que llevo X años sin usar…
Cierto es que esto tiene fácil solución, bastaría con
encontrar a alguien con esas necesidades y llegar a un trato, un trueque o,
sencillamente, cederlo. Pero en la práctica, deshacernos de esos lastres no es
tan sencillo, porque están bien anclados a nosotros, a nuestra actitud ante la
vida y nuestro temor, bien implantadito, a vernos con una mano delante y otra
detrás. Para mí, esto es el resultado de sabernos presas de la depredación sin
escrúpulos.
Y es aquí donde deseaba llegar. Generalmente, percibimos
como todo aquel que tiene un mínimo de poder hace uso y abuso de él en la
medida que le está permitido. Se llenan las calles de gente que protesta ante
la situación actual, los recortes sociales, la opresión disfrazada, la falta de
recursos y una larga lista que podemos entre todos relatar. Pero muchos
regresan a sus casas sin hacer un balance de conciencia propio. Sin una
verdadera base de buena conciencia social, que sería a mi entender, la semilla
para que algo comenzara a situarse en el camino de la esperanza al cambio.
Quién puede sacarse algo “gratis” sin hacerle falta, sin
haber variado sus condiciones, sin otro sentido real más que darse un capricho
porque está en su mano hacerlo y consta en los derechos recogidos que su
situación ampara, es un pequeño cómplice a su medida de lo que estamos viviendo
a gran escala. Es la misma mentalidad pero de andar por casa. Se habla y trata
a la administración pública como si fuese algo ajeno a todos, como si ciertas
acciones al alcance de quienes forman parte no fuesen respaldadas con el aporte
de los demás. Temo que se malinterpreten mis palabras. No me muestro en contra
de las medidas al alcance de ciertos sectores para mejorar su calidad de vida y
de trabajo con fondos públicos, ni mucho menos, ojalá no se pierdan y pudieran
extenderse a la empresa privada. Lo que denuncio es la falta de moral para
hacer uso de estas medidas o ayudas sin una verdadera necesidad y la carencia de
control para que esto no sea una norma. Es más, así como he puesto este
ejemplo podía hablar de muchos otros, extensibles a todos, en el
acceso a ayudas sociales y becas, la cesión de plazas públicas o bienes
inmuebles, etc. O sin necesidad de profundar más allá, en el día a día, en el
simple gesto de quedarte con algo sin tener mayor necesidad ni deseo especial por ello aparte de poseer y sin considerar a los demás, los conozcas o no. Hablo de la
mentalidad de “es gratis, cógelo”.
Nada es verdaderamente gratis, aunque no nos suponga un
desembolso. Todo lleva algo adherido además del material que lo compone y la
energía que precisó para generarse. Va ligado a un esfuerzo, un trabajo, un
sentimiento, pensamientos y condiciones mientras se crea, aunque se fabrique
mecánicamente. Y nosotros formamos parte de esa cadena de sensaciones y como
tal debemos saber qué papel deseamos desempeñar o qué lugar ocupar. Porque se abusa en ambas direcciones. Dónde
colocar nuestra verdad, nuestra necesidad, nuestra actitud o nuestra intención real,
despojada de patrones adquiridos, partiendo de la sinceridad abierta al cambio
global que debe iniciarse, justamente, en nuestro propio ombligo.
Perdonadme si hiero la sensibilidad de alguien, hablo en términos
generales y no es mi intención el ataque. Es sólo que he abierto mi propia
lucha personal, mi caja de Pandora, y no siempre me gusta lo que encuentro en mí o en mi camino.
Ando bañándome.
Pones el dedo en la llaga, creo que la inmensa mayoría de los que nos quejamos, seguimos sin hacer un verdadero cambio vital para cambiar las cosas. Y, al menos en mi caso y con total sinceridad, veo difícil poder realizar esos cambios. Un beso.
ResponderEliminarGracias por tu franqueza, Mo. En realidad, el dedo en la llaga me lo tengo puesto desde hace un tiempo a mí misma también. Siempre es más sencillo ver las cosas en los demás y no medirlas a nuestra pequeña escala. De acuerdo en qué es muy difícil, hay que desligarse de muchas cosas, sobre todo mentales. Un grandísimo abrazo
EliminarGracias por este post Colo, me has hecho pararme a pensar y la verdad es que tienes mucha razón... cómo nos cuesta a veces desprendernos de algo a pesar de no necesitarlo, y qué poco nos cuesta coger algo cuando quizá no nos hace ninguna falta...
ResponderEliminarGracias a ti, Zulema. Ya te digo que ando divagando en voz alta. En la práctica cuesta mucho más pero increíblemente menos de lo que una se imagina cuando nos ponemos. Muchos besos
EliminarUna profunda reflexión que todos deberíamos hacernos. Me ha encantado, como siempre.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, unaterapeutatemprana, un placer compartir pensamientos! Abrazos
EliminarGracias, Colo, por abrir tu alma como lo estás haciendo y, también, por abrir tu caja de Pandora pues tener conciencia humana y capacidad de expresarla, valientemente y siempre razonada, sin reprimirla dentro por miedo a ser malmirado por quien demuestra no tenerla, es una gran virtud pues sólo alzando la voz de la razón, el bien, la verdad,la justicia y la conciencia, real, noble y humana, se crea conciencia en los/las que por "h" o por "b" actúan desde su ceguera, egocentrismo e irracionalidad! Besos mil, fada bonica!
ResponderEliminarGracias a ti, Lídia, por la compañía. Por algunas palabras y actos tuyos considero que eres una persona consecuente con tu pensamiento y tus actos. No siempre es fácil, ya digo, a mí me supone muchas veces pararme a analizar muchas cosas. Parece mentira pero sí que en cierto modo hay que armarse de valor para mostrar las cosas así... qué cosa más curiosa...
EliminarBesos miles!
Lo soy, Colo, y como bien estás experimentando en tí misma, no es nada fácil porque vivimos en una sociedad que te maljuzga, señala y margina cuando eres transparente y sincera pues la verdad no gusta! Se estila más la hipocresia y las falsas apariencias por eso se pasa tan mal cuando eres una persona sincera, consciente y consecuente. Ahora bien, para mi sería más difícil vivir fingiendo, engañando y autoengañándome pues no podría tener seguridad, fuerza interior ni ser yo misma dado que me mentiría, traicionaría mis sentimientos, haría cosas que NO deseo hacer y mentiría como la mayoría para agradar y sentirme integrada y ¿dónde? entre personas que no respetan mis sentimientos, mis gustos, mi pensamiento, mi personalidad, mi integridad! Sentirse integrado en un grupo que no te permite ser tu mismo sería, para mi, vivir muerta en vida a las órdenes de l@s que marcan las pautas! Lo he pasado muy pero que muy mal por la presión y la discriminación que se me ha ejercido y, aún se me ejerce, he vivido pánico y terror extremos pues hay gente muy pero que muy loca capaz de todo, he sentido muchísimo dolor y soledad y mucho más que te podría contar pues son ya muchos años viviendo en un mundo que yo no elegí al nacer y que me ha tratado muy mal por ser responsable, clara y sincera. Lo he pasado fatal pero no estaría donde estoy ni sería quien soy si hubiese cedido a la presión y la tortura, emocional y psicológica sobretodo, que se me ha ejercido! Y lo peor de todo sería que habrían conseguido quitarme la casa y a mis hijos que es lo que tanto han pretendido, en mi caso! Luchar es duro pero más duro es vivir vencido y utilizado por quien no te quiere ni te respeta!
Eliminar"To be or not to be, that's the question" William Shakespeare (Fíjate en el significado de su nombre desglosado y en el significado de su famosa y sabia frase: Will I am: I will I am: Yo quiero, yo soy! Besos muy, muy sinceros, preciosísima!
Tienes toda la razón. Es muy difícil salir de este círculo vicioso que tanto valor da a lo material, a cosas que realmente no nos importan si lo pensamos con detenimiento. Últimamente me agobia no tener trabajo, no tanto por el no poder comprar que tanto se valora sino por la falta de libertad que conlleva. Es paradójico que el dinero esclavice y la falta de dinero también. Echo de menos viajar, visitar lugares diferentes, conocer otras culturas. Echo de menos poder hacer ciertas cosas que en esta sociedad cuestan dinero. No necesito ser rica, ni envidio las grandes fortunas...pero tampoco sé si sería capaz de vivir así siempre. ¿Soy un elemento más de esta cadena que tanto detesto? :(
ResponderEliminarHola Marián, estamos en una situación muy parecida. Yo también me agobio porque el equilibrio familiar cada vez está más tocado y no siempre es fácil. La falta de dinero no creo que esclavice, pero limita mucho. Aunque tengo claro que es también fruto de la mentalidad de falta de libertad, disfrute e inferioridad que hemos estado asumiendo desde hace tantísimos años. Por supuesto que me gustaría poder viajar o ir al cine o sentarme en una terraza algún día a tomar algo, pero entiendo que no me va la vida en ello, que ya llegarán otros momentos y que siempre es mi responsabilidad administrarme y disfrutar o no de lo que nos brinda la vida. Hacer un consumo responsable no significa no consumir, no es eso lo que trataba de reflejar. El abuso viene del deseo de poseer sin tener en cuenta qué valores nos impulsan a ello ni el precio real de nuestras acciones. Todos somos eslabones de la misma cadena pero tal vez podamos decidir no ser un eslabón sin más.
EliminarBesos inmensos!
Me ha encantado tu post.... me gusta leer algo que me haga reflexionar de la manera en que tú lo has hecho. Gracias por compartir tus pensamientos.
ResponderEliminarGracias, Reina Bruja, resulta agradable expresarse de este modo puesto que son temas delicados que en una conversación nunca acabarían de decirse. Un gran abrazo!
EliminarBuena reflexión.
ResponderEliminarEstamos tan metidos en ese círculo que es difícil salir. No sólo como dices por querer más de lo que no necesitamos sino porque no deshacernos de lo que ya no utilizamos. En este último aspecto personalmente me gusta hacer limpieza de vez en cuando (a veces tras un año) y cuesta, pero cuando logramos soltar la sensación de levedad es gratificante.
La opción de trueque me parece una idea que deberíamos plantearnos. Se que hay mercadillos de trueques y también mamás que lo hacen alguna vez, creo que si se extendiese ser uno de los cambios que ahora mismo vendrían muy bien para un cambio a mayor escala.
Un besazo
Carol, qué bien que realices limpieza y reciclaje en casa. Nosotros lo hacemos con cada cambio de ropa de armarios, por ejemplo. Aunque cada vez compramos menos y aprovechamos más, cada cual puede hacerlo como mejor le parezca.
EliminarEl trueque también me gusta, cuando he podido lo he puesto en práctica y sienta bien. Es extraño porque cada cual pone el valor que considera a sus pertenencias o labores y la medida de cambio puede resultar algo ambigua pero igualmente con la moneda muchas veces se tiene también la sensación de ser algo "caro" o "barato".
Un beso muy grande y gracias por compartir tu manera de hacer!
De los temas que tratas en este estupendo Post lleno de crítica y reflexión, vengo huyendo, me levantan ampollas, no quiero ni mirar, ni pensar, me astío... Soy funcionaria y mi pareja trabaja en una empresa pública. Los recortes no cesan, no me quejo, los comprendo, quiero participar, hacer lo que haga falta, hago huelga aunque no me falte el trabajo, porque me parece injusta la situación y cuando miro en qué se gasta el dinero... en salvar bancos insalvables... La opinión pública se alegra de la situación del empleado público, también continúa esa rueda. Vuelvo a mirar a otro lado, trago saliva. Es complicado tengo un ideal de justicia y honradez muy desarrollado, detesto la trampa y lo que comentas del "gratis", lo detesto. Dada la situación pienso en guardar y ahorrar, pero después comprendo que en el capitalismo lo único que lo puede salvar de si mismo es continuar con lo mismo... Desalentador. Entonces procuro comprar en pequeños establecimientos, consumir al fin y al cabo y que pase lo que tenga que pasar. He perdido el gusto por la ropa por ejemplo, pero si compro comida cocinada, hago regalos artesanales, evito los grandes establecimientos... En fin vaya chapa, solo quería expresarte mi perspectiva, me siento en deuda con la sociedad y busco maneras de colaborar. Por supuesto pienso que un nuevo modelo de comunismo sería una gran solución, pero es utópico e improbable, así que sigo mirando a otro lado.
ResponderEliminarSilvia, muchísimas gracias por estas palabras tan sinceras y, aunque no te lo parezca, tan acertadas. Desprenden una gran conciencia social aunque no desees mirar hacia ellas por lo que te remueven. Ser consciente de la situación, no sólo propia (que ya es mucho si se realiza con verdadera mirada crítica) sino de los que quedan por detrás y no sólo por delante, y actuar en consecuencia me parece fundamental y muy responsable. Sé a qué te refieres con que la gente se alegre de los recortes a otros sectores, especialmente a los funcionarios, metiéndolo todo en el mismo saco... se podrían mejorar tantas cosas con un mínimo de control... pero este es otro tema que nos puede ocupar muchas horas de charla :)
EliminarHay que seguir, bien lo expresas, pero nuestra responsabilidad está en escoger cómo hacerlo. Dónde, cómo y cuándo comprar, ya puestos al capitalismo al menos escoger hacerlo a nuestro modo. Hay veces que compro en fruterías que me cogen más lejos y es menos cómodo pero me he negado a comprar en otros lugares más accesibles porque no me gusta la manera de tratar al personal de quienes las llevan. Y así con muchas otras cosas, tiendas de cosas artesanales que luego tratan a la gente que trabaja para ellos de manera despectiva cuando venden sus artículos por una pasta o miran por encima del hombro a quién entra a preguntar... Ahí podemos elegir, y elijo mantenerme al margen aunque ni se percaten de mi presencia y mi gesto. Pero mi energía y dinero se mantienen lejos de su rueda y yo feliz!
A veces también pienso en el comunismo como un ideal sabiendo que es inviable y desfavorable puesto que en la práctica supone alienación, no es fácil gobernar al ser humano... Eso sí, allí pierde sentido la obsolescencia programada.
Gracias, Silvia, por abrir tu cajita también. Qué me gustaría charlar un ratito contigo! Besos
Colo, se muy bién de lo que hablas. En los casi 2 años de excedencia que llevo también he tenido que plantearme mi propia actuación ante el consumismo.. y me ha gustado darme cuenta de que, al intentar "ajustarnos el cinturón" no hemos encontrado mucho más que cambiar de marca de yogures.. también hemos vendido un coche y hemos empezado a preguntarnos "¿lo necesitamos?" antes de comprar algo.. me gusta mucho la idea de consumo responsable aunque me falta mucho para ello todavía.
ResponderEliminarQuisiera poner otro ejemplo : esa gente que se queja de lo elevado de los alquileres hoy en día y luego ellos mismos alquilan habitaciones a precios igual de desorbitados. Como dices, cada uno de nosotros podemos hacer mucho por este mundo.. y de hecho lo hacemos, aunque no nos demos cuenta, inclinando la balanza hacia un lado o hacia el otro. Creo que tenemos que adquirir responsabilidades..
Un besazo enorme preciosa! y gracias por hacernos reflexionar sobre este tema tan importante. Muak!
Gracias, Carol, tu experiencia también es muy enriquecedora. El consumo responsable implica tantísimas cosas que es muy difícil alcanzarlo de golpe, imagino que nos llevará práctica y atención.
EliminarTienes mucha razón con el ejemplo que pones, es así con todo. "Me quejo pero como las cosas vienen así parece que no me queda otra que entrar al trapo". Vale, puede ser más o menos cierto, pero no se puede llevar como bandera otro lema si se actúa de ese modo.
Estoy algo incómoda con estas actitudes, me desbordan a veces. Tanta trampa para lograr cosas sin reconocer abiertamente que nos da igual lo que ocurra en nuestro pequeño mundo si ello supone perder cierta calidad de vida, ahora, soy el primero en denunciar el estado general del país...
He tenido que soportar muchas miradas extrañas por mis elecciones cuando claramente se hacen otros abusos a diario, unos aceptados y respaldados por ciertos derechos, dudosos a mi moral, y otras veces con la trampa y el favoritismo...
Vaya chapa! jajaja Besos!!
Es un post estupendo Cocolina y que invita ala reflexión. Entiendo perfectamente lo que expones y lo comparto, tampoco mi situación es ahora mismo para tirar cohetes, yo también he recortado gastos y he aprendido a consumir responsablemente, es cierto que se puede vivir con menos, pero hay momentos, la carne es débil, en que es duro no poderse dar algún que otro capricho...
ResponderEliminarEl concepto de gratis lo odio, la mayoría de la gente lo que hace es aprovecharse, somos aves de rapiña, a veces me pregunto si nuestro mundo merece salvarse...
Un abrazo!
Ay, María M., qué gracia me ha hecho lo de la carne es débil! jajaja Es cierto, hay días que se puede cruzar algo y te pesa un poco la situación, pero generalmente se olvida rápido. Mi verdadero reto será no olvidar lo sentido y aprendido cuando vuelva a soplar el viento a favor.
EliminarNuestro mundo merece salvarse, claro que sí, pero tendríamos que cuestionarnos muchas cosas, comenzando por transmitir lo importante de mantenerlo vivo y respetarlo. Abandonar el pensamiento de disfrutar al máximo sin medir consecuencias porque sólo estamos de paso.
Gracias por compartir, mil besitos!
Coco,
ResponderEliminarMe pillas quitándome la mochila y ¡no es fácil!
Últimamente me estoy percatando de todos los "porsiacaso" que acumulo por purito miedo y que no hacen sino lastrarme las alas.
Si, lo "gratis" nos sale caro. Estos días ando pensando que es curioso como nos atamos a todas estas cosas materiales, como hemos llegado a creernos que necesitamos pagar por todo y nos vamos ahogando con un montón de propiedades, como hemos priorizado las cosas que se pagan y nos hemos olvidado que lo realmente importatante es Gratis. Que no hace falta pagar para aprender a respirar, a bailar, a abrazar, a soñar, a tejer, a cocinar, a coger al bebé, a... Que todo esto y mucho más se encuentra Gratis en una comunidad.
Quizá sea el momento de pensar en dar en lugar de recibir, de dejar lo material por algo más grati-ficante.
Abrazos en tribu
MaGiA, preciosa, tengo la sensación de que andamos atravesando las mismas aguas... Sí, las cosas están ahí pero el arte de saber disfrutarlas es gratis y depende de cada individuo, sea cual sea la cantidad o calidad de las cosas y muchas de ellas, como señalas, realmente no cuestan dinero. Aunque hay tantas sensaciones asociadas a él y al estatus social que somos capaces de actuar condicionados de antemano. Todos, independientemente del lugar que supuestamente se ocupe.
EliminarSiento que es una gran mochila que además va acompañada de varios lavados de cara con agua bien fresquita :)
Millones de besos, hermosa MaGiA
En este tema yo creo que todos podemos decir aquello de "que levante la mano quien.,," Yo creo que vivimos en una sociedad en la que se nos incita a un consumo desorbitado, en el que casi todos caemos de una manera u otra buscando rellenar huecos o tapar agujeros de nuestra vida. Estupenda reflexión a la que nos llevas con este post. Un beso
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