Un pensamiento me inunda, como vivo recuerdo.
Me remonto unos años en el tiempo, mismo lugar... me detengo
en la memoria. Mi mente abierta para recuperar la sensación y atraparla unos
instantes. Saboreando esa energía que brotaba dentro de mí y todo lo
tornaba flores.
No sólo flores, contigo llegaron las rosas.
Mientras flotaste en mi vientre, hija mía, las rosas me
llamaban. No había antojos, no hubo caprichos, tan sólo la imperiosa
necesidad de inhalar el aroma de estas flores.
El jardín florecido en mayo aguardaba mis visitas constantes
para sumergirme, sumergirnos, escondiendo mi nariz en sus pétalos para
acariciarnos los sentidos.
Durante muchos meses me asaltaban las ganas de envolverme de
nuevo en su aroma, casi con urgencia, mientras que el resto de olores me
desconcertaban o abrumaban.
Y así fue como nos fuimos impregnando de ellas,
inspirándonos en su belleza para conectarnos. En nuestros ratos de calma,
tumbada en la cama mirando el cielo, sintiendo tu presencia dentro de mí,
latiendo al tiempo, me sentía rosa yo también.
Rosa majestuosa, delicada, llena de esencia. De fuerte
tallo y espinas. Rosa poderosa, rosa repleta. Abriéndome poco a poco con el
paso de los días.
Y entendí el mensaje que desde ya me enviabas: Rosa madre,
rosa amada.
Porque esa rosa fui yo a tus ojos y éste tu regalo para mí.
¿Cómo no amarte? ¿Cómo no comprender que tú, pequeña y dulce toda, también eras
una hermosa flor?
Así supe que dentro de esa inmensa rosa, habitaba un
diminuto jazmín. Flor perfecta, inocente,
pequeña, colmada de dulzura. Flor del alma. Blanca…. como tú…
Flotando ambas en nuestra esencia independiente. Aguardando
el momento de la explosión para que nuestros aromas se confundieran hasta aturdir
a todo aquel ajeno a la magia. Magia única de unión sensorial, magia del
corazón y de vida. Abandonando al instante nuestra naturaleza floral,
deshojándonos, para adoptar otra nueva, un nuevo lenguaje en continua
transformación, siempre hilado a nuestra medida.
Ayer tarde, me asaltaron las rosas de nuevo en el jardín
florecido, frente al jazmín que plantamos con tu llegada a casa. Y por unos
instantes creí volver a sentir a aquella pequeña flor que fuiste en mi vientre.
Pero la magia flotaba en mis recuerdos, puesto que no sentí el deseo irrefrenable
de llegar hasta ellas.
Sonriente las admiré de tu mano, en la distancia.
Qué bonito...Tienes una forma mágica de describir tus sensaciones. Besitos.
ResponderEliminarGracias por tu magia, Mo! Un abrazo!
EliminarQué preciosidad, me has emocionado...
ResponderEliminarUn beso.
Gracias por tus palabras, unaterapeutatemprana! Bienvenida, un abrazo!
EliminarPreciosa reflexión, Coco, como siempre.
ResponderEliminarYo también planté un hermoso jazmin con el nacimiento de mi hijo. Ese jazmin se ha desbordado, se ha apropiado de un arbol cercano y trepa por él, le sirve de madre, le sustenta, le ayuda a crecer... Curiosa y cierta metáfora también.
Oh, Mamá de Parrulín, qué bonita vuestra experiencia también! Sin duda es una metáfora muy significativa, qué bonita vivencia! Gracias por esta conexión! Grandes besos
EliminarLos pelos de punta se m han puesto :-)
ResponderEliminarGracias Jenni, bienvenida! Un fuerte abrazo
EliminarQué delicadeza de pensamientos, por unos instantes me he sumergido con vosotras en ese jardín...
ResponderEliminarUn beso.
Gracias por acompañarnos, María M! Un beso gigante para ti y tu cariño!
EliminarQue nueva flor te deparará el futuro? Disfruta de tu jazmín, seguro que esta bellísimo
ResponderEliminarJeje, quién lo sabe Erase una vez? Sea como sea será bonito compartirlo contigo de nuevo! Millones de besos
EliminarEso no lo dudes! ;)
EliminarQué bonito lo cuentas, como siempre.
ResponderEliminarY qué detalle tan precioso plantar el jazmín, disfrutadlo mucho.
Un besazo
Gracias, Carol! Sí, lo tuve claro bien pronto. El jardín no es que sea muy grande pero lo hemos colocado en el otro extremo y ya está comenzando a florecer también. Me encanta mirar las flores!
EliminarGran abrazo, Carol!
Suspiro extasiada! Qué maravilla! Cuánta primavera, cuánta vida y cuánta magia!
ResponderEliminarUn abrazo infinito!
Gracias, Mamá corchea, a ti por tu magia siempre! Un fuerte abrazo
EliminarEstoy taaaaaan enamorada de tu blog... Un abrazo, florecilla
ResponderEliminarGracias por tus palabras y por tu amor!! Millones de besos muy emocionados y agradecidos!
EliminarMe has dejado sin palabras..... me ha gustado no, me ha encantado!!
ResponderEliminarQué forma de transmitir sentimientos, ha sido un placer leerte. Besos!
Reina Bruja, gracias por tu comentario y las cositas lindas que me dices! Bienvenida! Gran abrazo
EliminarColo linda, me parece estar oliendo a flores ahora mismo. Que bellas tus palabras.. Besos gigantes!
ResponderEliminarQué linda eres tú... bienvenida a nuestro jardín! Besos, amiga!
EliminarQué emocionante sentir ese florecer la vida en tu interior... Yo huelo esas rosas desde aquí, mientras cuido mi jardín... Besos
ResponderEliminarGracias, Mousikh, qué delicadeza tienes!! Miles de besos olorosos
EliminarQue belleza, Colo, que belleza! Como báslsamo me llegan tus dulces, tiernas y sensibles palabras en estos momentos, calmando el disgusto que mi sra. vecina chillona e irresponsable con la vida me ha hecho tener! ;( (puedes verlo en mi entrada de hoy).
ResponderEliminarGracias, amiga del alma, por recordarme y confirmarme que en medio de tantas espinas y locura, están las bellas rosas, los jazmines y todas las demás flores, como vosotras, regalando belleza y transmitiendo calma y ternura! Gracias y millones de besos, Rosa Preciosa!
Gracias, Lídia! Leí tu percance esta misma tarde... un abrazo grande! Vivan las flores, de todas las formas, aromas y colores!! Millones de besos muy vivos :)
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