“Parir es muy animal”
Recuerdo perfectamente cómo salió esa frase de mis labios cuando me preguntaron por la experiencia. Así lo resumí todo, recostada entre las sábanas del hospital con mi hija recién nacida en el pecho, entre mamando y rozando su nariz diminuta con mi pezón. Y así me lo confirmaba una amiga, cuando meses después, llegó su momento y decía que estas palabras mías le resonaban.
Recuerdo que me quedaba absorta pensando en la experiencia vivida, nunca imaginé que fuese de este modo, creo que no puedes, o al menos yo no pude, hacerte una idea real de lo que supone abrirse para dar salida a tu hija desde las entrañas, ser el camino. Estaba absolutamente sorprendida por lo sucedido, admirada de mi cuerpo, de mi hija, me parecía increíble que esto que sucedía cada día a tanta gente no tuviera la relevancia que en realidad tiene, que se viviera como un mero trámite, que no se hablase más allá, se comprendiera más allá y, ante todo, no se respetase y asistiera con plena consciencia de lo que es. Porque no es que saquen a tu hijo de tu vientre, no, por mucho que traten de venderlo así. Parir es nacer, es tomar consciencia del poder de tu cuerpo y tu instinto, es saberte dueña de tu sexualidad por completo. Es la fuerza femenina más poderosa que he experimentado nunca. Al menos yo, lo viví así.
Mi principal aliada fue la confianza, la certeza desde antes incluso de estar embarazada, de que mi cuerpo estaba preparado y pensado para concebir, parir y amamantar. Me resultaba algo tan obvio que ahora sé que se convirtió en la gran fuerza que determinó que las cosas transcurrieran como fueron. Sin profundizar más allá, sin leer más allá, sin preguntar más allá. Era una convicción que nacía en mí y que creo que toda mujer sabe o presiente y nadie, nadie, debería cuestionarlo o ensombrecerlo en ningún momento y aún menos, antes, durante o después de atravesar su propia experiencia de parto.
¿Por qué entonces apenas poner los pies en un hospital alguien ajeno suele tomar las riendas, marcar los tiempos, decidir y adiestrar a la mujer? ¿Por qué se nos trata como a niñas, nos infantilizan, nos dirigen, nos usurpan nuestra intimidad y nuestro derecho a elegir u opinar? ¿Por qué se nos ridiculiza ante el dolor y la fragilidad, como si no fueran parte del mismo proceso y, sobre todo, como si no tuvieran nada que ver sus intervenciones con ello? ¿Por qué se jactan cuando una mujer menciona o muestra su plan de parto? Acaso no somos nadie… Lamentablemente, en algunos centros hospitalarios y en algunas circunstancias, parece ser que no.
No voy a opinar sobre los partos de otras mujeres ni analizar la atención que recibieron puesto que creo que contribuyo a inmiscuirme en su intimidad y en su propia apreciación de los hechos. Lo que sí afirmo es que aún queda mucho camino por recorrer para que el momento en que llega una criatura al mundo sea lo que debiera ser. Y deseo analizarlo desde mi propia experiencia.
Tampoco entraré en todos los detalles puesto que ya los relaté, os ofrezco los enlaces aquí y aquí, pero sí diré que en ocasiones me sentí violentada y me pregunto cuántos factores ajenos a mí y a mi hija hubieran podido influir de haber llegado antes o después, de habernos encontrado con más mujeres en esta misma situación, de haber otras personas realizando el turno… En fin, hay tantas cosas que pueden hacer que las cosas sigan o no su curso de manera más o menos natural, más o menos deseadas.
Tampoco entraré en todos los detalles puesto que ya los relaté, os ofrezco los enlaces aquí y aquí, pero sí diré que en ocasiones me sentí violentada y me pregunto cuántos factores ajenos a mí y a mi hija hubieran podido influir de haber llegado antes o después, de habernos encontrado con más mujeres en esta misma situación, de haber otras personas realizando el turno… En fin, hay tantas cosas que pueden hacer que las cosas sigan o no su curso de manera más o menos natural, más o menos deseadas.
No encontré palabras cálidas, miradas cálidas, trato cercano. Tan sólo por parte de una joven matrona que se encontraba realizando sus prácticas. Encontré soledad y limitaciones. Encontré frialdad y escepticismo ante mi plan de parto, que pasaron por alto en puntos muy importantes. Encontré violencia obstétrica silenciada, de esa que no te ata directamente, no te insulta, sino que te ignora a conciencia y no te consulta su proceder, dando por sentado que no tienes nada que decir ni mucho menos que decidir. Encontré resistencia y burla al negarme rotundamente a ciertas prácticas, cuando me rasuraron sin mi consentimiento, cuando en pleno expulsivo, me puse en pie y me advirtieron “muy bien, pero parir parirás tumbada”. Encontré violencia cuando rompieron mi bolsa sin ni siquiera informarme de ello, cuando me administraron oxitocina sin consultármelo y sin ser necesario, cuando trataron de abalanzarse sobre mi vientre para ejercer la maniobra de Kristeller sin más, cuando me trataban de acallar y avergonzar diciendo que no chillara, cuando no estuve acompañada hasta el último momento, cuando minutos antes de salir mi hija me decían que me dolía más porque “si no quería episiotomía ni epidural esto es lo que pasa”, cuando tras apartar a mi hija unos instantes de mis brazos me la entregaron vestida y, entre grandes temblores que apenas me permitían sostenerla, al solicitar su ayuda para desnudarla y poder abrigarla con mi propio cuerpo, su respuesta fue: “haz lo que te dé la gana, es tuya” y se dieron media vuelta. Sentí que aprovecharon mis momentos de fragilidad y soledad para aplicar sus protocolos sin apreciar la situación y pasando por alto mi voluntad. Eso sí, una vez acabó, me felicitaron.
Sí, me siento víctima del abuso porque así fue, el hecho de que fuesen o no más allá y sus actos afectasen en menor medida siento que únicamente es mérito mío, de haber sido una verdadera leona y haber tenido que estar presente en lo que ocurría a mi alrededor para cerciorarme de que no transgredían mis deseos, los cuales ya conocían por escrito gracias a mi plan de parto. Fue un parto fácil, fue un parto bonito, porque siento que recobré el control de mi cuerpo y aprendí a amarlo y a honrarlo por todo lo que me ofrece, por todo lo que es. Fue un parto animal, porque me sentí así, por momentos como la mamífera que soy, desafiando con la mirada y capaz de alzarme en pie para romper con aquello que no deseaba y consideraba mío, confiada en aquellos aspectos que podían escaparse a mi control por si surgía alguna complicación, pero reticente a entregarles las riendas de mi parto, de mi sexualidad. Agradecida por estar informada, por tener claro lo que deseaba y lo que no y tratar de no perder de vista los límites, por tener el valor de decir alto y claro “eso no” y comprobar con satisfacción que era innecesario cuando cedían.
Sólo lamento no haber llegado a tiempo en ciertos momentos , no haber podido parir sin necesidad de estar pendiente de estos aspectos, pudiendo confiar plenamente no sólo en mi cuerpo y en mi hija sino también en la intención y acciones de quiénes nos acompañaban, por no haberme podido entregar a parir en la posición deseada, abrazada a mi compañero en algunos instantes, no haber recogido con mis propios brazos a mi hija, no haber abrazado mi placenta, aunque sí la toqué y la admiré de cerca por todo lo que nos aportó, por no haber retozado a gusto desnuda junto a mi hija bajo el abrazo de su padre y unas mantas…
Esta fue mi experiencia, sé que la de otras mujeres es mucho más dura e incluso vejatoria y siento que debemos alzar la voz para que esto deje de suceder con impunidad. Mujeres a las que inducen el parto, que pasan la dilatación ya entre pasillos, vías, fármacos, luces y tactos. Mujeres que soportan enemas, rasurados, amenazas, coacción, empleo de fórceps, ventosas o cualquier otro tipo de instrumental de manera innecesaria, cesáreas que podían evitarse si no se interviniese y se facilitara el tiempo y ambiente para que cada mujer dilate a su ritmo, episiotomías sin más razón que precipitar la salida, falta de respeto hacia la intimidad, el recogimiento, la atención cercana y personalizada que supone cada nacimiento y cada mujer. No olvidemos que no somos enfermas, el parto es un proceso fisiológico y debería acompañarse y valorarse como tal, reduciendo el intervencionismo a salvar los riesgos que pudieran presentarse o bajo el deseo expreso y libre de la mujer a la administración de fármacos, anestesias o ciertas prácticas.
Y ahora nos presentan un reality para que todo el mundo sepa lo que supone parir, el parir del dolor y la sumisión, el parir de la mujer infantilizada y débil, el parir casi deshumanizado… Sin darse cuenta de que el verdadero reality, el verdadero espectáculo, es el propio personal sanitario, que en defensa de unos protocolos generalizados que en ocasiones desatienden las instrucciones propuestas por organismos como la OMS en cuanto a la atención al nacimiento, aprovecha sus minutos de gloria como estrellas de tv para dejar entrever hasta dónde llega su falta de sensibilidad y respeto por lo que están presenciando. El verdadero show no es ver a una mujer parir, es apreciar a todo un equipo humano en acción para tratar de “salvar” a una mujer de algo que puede hacer por ella misma, si se la acompaña, atiende y permite. Su misión no es hacer que la mujer tenga a su hijo/a sino velar por la seguridad de ambos durante todo el transcurso y poner los recursos al alcance de todos para que esto sea lo más seguro y agradable posible, para la mujer y el bebé, no para el personal sanitario, faltaría más.
Parir es animal, así es. Y es animal mientras el animal mantiene el control. Que no nos camuflen, confundan ni presionen.
El carnaval de blogs sobre Baby Boom ha sido organizado a través de twitter por un grupo de madres cansadas de ver como la violencia obstétrica se ha normalizado en nuestra sociedad hasta el punto de que sea considerada la práctica "normal" y deseable.
Quienes queráis uniros a la iniciativa y expresar vuestra opinión podéis hacerlo tanto a través de entradas en vuestros blogs como a través de twitter o facebook usando el HT propio del programa #Babyboom o el alternativo #babibun
Absolutamente maravilloso como lo expresas, me dejas sin palabras y casi sin aliento. Te animo a que emplees esta entrada como carta a enviar a los responsables de la emisión de este programa o a quien creas necesario para ayudar a velar por nuestros derechos
ResponderEliminarErase, bonita, muchas gracias por tus palabras, son especialmente delicadas puesto que sé que lamentas y peleas porque este tipo de cosas, y otras muchas, sucedan. Gracias por darme aliento y cariño. Yo también te empujo y acompaño en tu propia batalla. Todo irá bien.
EliminarGrandes besos
Tú lo acabas de describir perfectamente, el verdadero reality ha sido el propio personal sanitario, que ha dejado no mucho, sino demasiado que desear. Ojalá se den cuenta y den a las mamás unos partos de forma humana
ResponderEliminarGracias, Zulema! Me encantaría que en cada hogar que se vea el programa, al menos una persona, expresase su opinión cuestionando ciertas prácticas, el trato que ofrecen o el sentido del reality visto como explico en la entrada. Al menos daría que hablar y tal vez hasta para reflexionar...
EliminarBesos, bonita!
Donde puedo ver el programa?
EliminarHola Anónimo, el programa lo emite LaSexta los viernes por la noche. No sé si desde su web es posible reproducir los programas ya emitidos. Un saludo.
EliminarNo he visto el programa, y cada vez tengo menos ganas de verlo por todo lo que he leído...Quizás alguien debería hacer un programa sobre esos otros partos respetados y evidenciar que muchas, muchísimas mujeres, no están de acuerdo con el modo de actuar en demasiados hospitales. Un beso grande.
ResponderEliminarAy, Mo, imagino que a estas alturas si te digo que no hace falta ver el programa para saber lo que ocurre no te estoy contando nada nuevo... Yo sólo lo vi un día, fue suficiente.
EliminarLo que me preocupa de que se plantease otro programa que mostrase partos más humanizados, igualmente seguros, ni siquiera que no tuvieran lugar en el hogar, es que aún son capaces de darle la vuelta y hacerlo parecer como algo excéntrico y fuera de lo "normal". Pero desde luego, estaría genial que alguno de los profesionales competentes y sensibles, que también los hay, hiciera unas buenas declaraciones contrastando datos.
Gracias, bonita, y disculpa que me haya enrollado :)
Querida, tu texto me ha emocionado hasta las lágrimas. No he podido casi ni respirar hasta terminarlo. Gracias, muchas gracias, por expresarlo tan bien.
ResponderEliminarBesos con el rímel casi corrido,
Lady Vaga.
Querida Lady Vaga, gracias a ti por acercarte a este rinconcito, opinar y hasta emocionarte con mis palabras. Sé que lo sabes, pero quiero decirte que tú eres una pieza clave en esta lucha. Gracias por lo que estás logrando.
EliminarGran abrazo, my Lady!
Lo más triste es lo que va a generar el reality en las primerizas.
ResponderEliminarMuy lindo relato,saludos.
Cierto, Michele, a los propios temores o la incertidumbre a lo desconocido sólo le faltaba este tipo de programas...
EliminarGracias por tus palabras y tu comentario. Un abrazo!
Me ha maravillado lo que has escrito. Voy a tuitearte si no te importa.
ResponderEliminarUn besote
Marián, bonita, gracias por tu dulzura! Gracias también por tuitearlo, a ver si entre todas hacemos que circulen estos mensajes.
EliminarGran abrazo!
Me ha encantado Colo. Me he estremecido leyendo tu parto, esa indiferencia, esa inhumanidad. No pienses en todo lo que no pudiste, porque luchaste, como tu bien has dicho, como una auténtica leona.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Gracias, Carol. Sé que lo relaté con otro tipo de detalles antes y que en conjunto fue un buen parto. Sin embargo, no podía dejar pasar por alto estos aspectos puesto que considero importantes no sólo para mí, sino en general, no me parecen prácticas ni maneras de proceder adecuadas, independientemente de cómo llegasen a afectarme a mí o de mis reacciones.
EliminarGracias por tu amor! Besitos
Me has emocionado, cuánta dureza en las salas de los hospitales... y no solo en los partos, que ya sé que es lo que nos ocupa, halta mucha humanidad en el personal sanitario y reciclaje también, gran parte de la sociedad lo está pidiendo a gritos!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con todo lo que has expuesto.
Un abrazo!
María M., gracias por tu cariño! La cosa es que ni siquiera lo dicen con dureza, sino que indiferencia. Están tan acostumbrados a realizar las mismas acciones una tras otra que no ni se percatan de que ellos y la madre están en dos frecuencias distintas. Por supuesto, hablo en general, porque afortunadamente no siempre es así.
EliminarTienes mucha razón en lo que apuntas, esta misma prepotencia se aprecia en otras muchas consultas, especialmente, cuando se trata de especialistas.
Un gran abrazo!
Me sumo a la emoción que han movido tus palabras. Fuiste valiente y luchaste por vuestra dignidad, comparto tu dolor, una madre pariendo merece el mas dulce de los respetos, y también siento dolor cuando compruebo que es un hábito, que la violencia obstétrica es un protocolo invisible por muchos, pero que deja huella como toda muestra de violencia.
ResponderEliminarUn beso emocionado
Mamá corchea, gracias por tu aliento, me siento reconfortada a tu lado aunque ya haya pasado un tiempo de aquello. No guardo un mal recuerdo de todo aquello, imagino porque las cosas transcurrieron de manera favorable y porque salí empoderada y sorprendida de mí misma. Pero eso no quita que no sucedieran ni que no ocurran éstas y otras muchas cosas en las salas de maternidad.
EliminarGracias a ti, siempre. Besos!
Estoy viviendo mi primer embarazo. Saber que en un hospital la atención y acompañamiento que se me brinde en el parto dependerá tanto de factores "incontrolables" y fuera de mi alcance (pese a estar informada, haber presentado un plan de parto etc), me hace sentir profundamente indefensa e incapaz de controlar los aspectos más básicos del proceso de parir... Me planteo la opción de parir en casa (que tenía bastante más clara antes de quedarme embarazada que ahora!), de buscar un hospital (distinto al que en principio me corresponde) con "protocolos de parto más natural" ... No se... Eskerrik asko por este post, tan claro, completo, cercano y emocionante.
ResponderEliminarHola Anónima, en primer lugar felicitarte por tu embarazo. Es una experiencia maravillosa y debes estar radiante.
EliminarSi bien es cierto, bajo mi punto de vista, que entran en juego muchos factores ajenos a nosotras, como los que apuntabas, también hay otros muchos que podemos llevar algo atados. Como tratar de que nos atiendan en el hospital que consideremos más afin a nuestros deseos, si es que hay posibilidad (vivo en una isla y aquí hay un solo hospital), estar informadas de cuáles son los protocolos que se aplican y saber qué prácticas pueden ser prescindibles si todo transcurre con normalidad, conocer nuestros derechos para poder exigirlos, o que los exija nuestro compañero/a...
No soy nadie para dar consejos porque cada mujer es única, al igual que su momento, pero me gustaría transmitirte que nunca te sientas indefensa ni mucho menos incapaz, ni antes, ni durante, ni después de vuestra experiencia, porque la capacidad está en ti, como mujer y como madre.
Sobre parir o no en casa, también es una tema muy personal y delicado, tanto una opción como la otra deben estar bien pensadas, informadas, medidas y planificadas. Conocer la manera de proceder ante lo que pueda presentarse y valorar la situación con plena consciencia, porque, lógicamente, nadie se niega a ciertas prácticas si es cuestión de seguridad, bienvenidas sean, ni se pelea porque cambien algunos aspectos desde la inconsciencia...
Gracias a ti por acercarte y compartir algo tan íntimo. Fuerza, confianza y a disfrutar! Un gran abrazo
Colo, leona, pues claro que hiciste todo lo que estuvo en tu mano, y mucho más...Yo no sé si decidiré un parto en casa o el miedo a cualquier imprevisto importante nos haga decidir hacerlo en un hospital, pero, como dice anónimo, con un plan de parto, mucha información y eligiendo el lugar adecuado. Y sobre todo con la compañía del padre para que vele por nuestro bien ¿por qué los sacarán a la primera de cambio?
ResponderEliminarUn beso, me sumo a la lucha en mi blog!!
Mamá colibrí, gracias por tu empatía! Mi sensación es que una mujer acompañada les supone un impedimento en cierto modo, sobre todo y ambos están bien informados, y que ese es el motivo por el cual nos dejan solas durante tanto tiempo a pesar de ir en contra de nuestro deseo y nuestro derecho a estar acompañadas.
EliminarMucho besos!!
Que emoción!! me dejas sin palabras!!! gracias por transmitir tanto!
ResponderEliminarGracias a ti, Gemma!! Me emocionas tú también! Besos
EliminarSimplemente... espléndido.
ResponderEliminarGracias, bonita! Siempre precioso tenerte por aquí. Un abrazo!
EliminarAdmiro tu capacidad y valentía para expresar tus sentimientos, tu experiencia, tu sentir instintivo, humano y vital, tu sensibilidad, tu rebeldía, tu protesta, tu opinión, tu razón, tu lucha social y tu solidaridad, con tanta coherencia y claridad! No es nada fácil describir con palabras esta mezcla de angustía, indignación y desaliento (por la frialdad que se recibe en los hospitales) y, al mismo tiempo, de emoción, maravilla y mágia, íntima y personal, que se siente porque el gran momento, el más esperado, ya ha llegado y con él ese pequeño ser perfecto que sale de nuestro cuerpo de mujer, convirtiéndonos en madres aunque la incomprensión y la falta de sensibilidad estén presentes, dificultando el parto y rompiendo la mágia del espacio y del momento!
ResponderEliminarEs duro, muy duro soportar esta falta de humanidad y de consideración que tienen algunos "profesionales" del ámbito sanitario y es muy indignante que, cada vez, sean más intransigentes y rígidos en vez de ser más profesionales y humanos porque la pauta y las normas las establecen los "profesionales" más intolerantes, ambiciosos y serios, callando a los más vocacionales y profesionales de verdad haciéndonos involucionar a tod@s, en vez, de evolucionar! Y lo digo con conocimiento de causa puesto que desde mi primer parto, hace 21 años, hasta el último, hace 7, el cambio es muy notorio y por lo que relatas ha ido a más, incrementándose la deshumanización y falta de respeto hacia la dignidad humana, en todos los sentidos! Todo por lo que se luchó y se luchaba, sobretodo, desde los servicios sanitarios y educativos (lactancia materna, parto natural, no a las vacunas, alimentación sana y natural, respeto a los derechos humanos,...) ha quedado en "agua de borrajas" y las cosas están mucho peor que antes y, encima, parece que, ahora, no podemos ni quejarnos pues somos reprimidos y malmirados! Lo que estoy viviendo con mis hijos pequeños y el terror que me han hecho vivir, no pasó con Daniel y Saül pues había mucha más humanidad, consideración y tolerancia; es muy triste pero es así! Es por ello también que, cada vez, me he sentido más sola pero más cercana a los indios desde mi espiritualidad (de niña ya me ocurría pero ahora, con todo lo vivido, el sentimiento es mucho más fuerte) y mi forma de vivir ha ido cambiando a medida que me he ido liberando de las presiones y represiones que nos imponen en contra de nuestra naturaleza y voluntad, aunque ello haya supuesto tener que soportar lo insoportable por parte de quienes no toleran ni consienten que, por desgracia, son la mayoría. Es el túnel oscuro que hay que recorrer si no te dejas manipular ni domesticar, un túnel largo y frío, en el que hay que luchar (como tu estás haciendo)si no queremos quedarnos atrapados en él! Esta vida instintiva que sientes es la vida libre, armónica, sin dogmas de fe ni complejos que nos pertenece por el simple hecho de haber nacido pero, también es, la vida que nos quieren arrebatar l@s que no toleran ni respetan la libertad individual del ser ni la vida, en general.
Luchar por una vida digna es lo más digno que hay; te admiro y apoyo compartiendo cada una de tus palabras, las cuales han inundando mis ojos de lágrimas de indignación y tristeza por lo que os hicieron vivir en este momento, que era tan especial y vuestro pero que no fue respetado, además me han hecho revivir lo que yo también sentí! Besos muy indios, desde mi respeto más profundo!
Gracias, Lídia, gracias por tus palabras indias y sinceras siempre, de corazón. Lo que comentas me parece muy significativo, el cambio que has percibido en la asistencia y atención a tus diferentes partos, tal vez sea eso, a medida que la ciencia ha avanzado y contamos con tecnología y fármacos que nos garantizan el curso de las cosas y la seguridad para aquellos momentos de incertidumbre o peligro que se vivían antes, nos alejamos de lo instintivo y humano.
EliminarTengo la sensación de que lo que he compartido con vosotras os deja un sabor muy amargo y, así es, porque cierto fue que no respetaron mis deseos, pero también tengo que decir que el pelear por ellos hizo que muchos se reconducieran allá donde yo deseaba. A pesar de ello, son momentos que nadie puede devolvernos y escuecen un poquito aún.
Fue un parto natural porque frené los fármacos al momento de administrármelos, sin consentimiento, y también ciertas prácticas. No quise la epidural e insistí en evitar la episiotomía. También agarré a mi hija desnuda nada más nacer para acercarla a mi pecho para mirarla a los ojos y susurrarle. Tus palabras me han hecho recordar que al hablar horas después con mi abuela por teléfono, cuando ya le habían relatado cómo había sido la cosa, sólo alcanzó a decirme que se sentía feliz porque "había parido como antes, como las mujeres de verdad". Sé que una mujer no es más o menos mujer por ello pero su apreciación me hizo ver que las mujeres de otras generaciones, que no han conocido ni de lejos la realidad que se vive hoy en día en las salas de maternidad, aún sabiendo y repitiendo lo importante que es la seguridad y la atención médica, echan en falta el recogimiento, el instinto y la llamada a nuestra esencia que se está perdiendo en esos momentos.
¿Cuánto charlamos siempre, verdad? Te acompaño también por las heridas que fueron, gracias a ti por la compañía.
Millones de besos!
Como siempre te felicito por la manera que expresas tus sentimientos, y que nos haces revivir esos momentos.
ResponderEliminarLa verdad es que sí es curioso que el parto sea como ¨algo mas¨, cuando es el acto mas increíble, sobre humano, que se escapa casi de lo racional, que permite a toda mujer despojarse de sus limitaciones porque todas luchamos en ese momento por una sola coa ¨traer a tu hijo al mundo¨.
Lamento mucho lo que pasaste con el parto, esa frialdad que te hicieron sentir. He escuchado muchos casos reales espeluznantes y lamentables.. Imagino que la mayoría de las matronas ni si quiera serán madres.
Mi primer parto fue durísimo, mucho dolor por varios fallos del anestesista que me pinchó donde no debía, también sentí frialdad en las matronas, siendo primeriza en un momento como ese necesitas amor, cariño, cercanía, que te animen y te digan lo bien que lo estás haciendo, y que todo lo que estás pasando tiene su recompensa.. Pero cuando me lo sacaron, si gocé mucho de el desnudos los dos, aun sin cortar el cordón, unidos como una sola persona!!
El segundo parto fue en otro hospital, no tuvo nada que ver con el primero, 0 dolor, dos matronas que siempre recordaré la dulzura con que me trataban ( eran madres por cierto) como me cuidaron en ese momento... ni epistomía, ni nada, todo natural, todo bien hecho por su parte y por la mía, me lubricaron y me hicieron un masaje para no hacer la epistomía. Pero cuando la niña salió me la quitaron para limpiarla y vestirla y tardaron un poco en dármela... eso para mí también fue muy frío porqué es un instante único..
En fín, menos mal que tenemos a nuestros pequeños..
un abrazo amiga
GaLa, bonita, gracias a ti, siempre es precioso compartir contigo. Lamento también lo ocurrido en tu primer parto, cómo te sentiste. Esos instantes en los que ya los notas sobre ti, con todo su calor y puedes abrazarlos son mágicos, yo lo recuerdo como si fuera ayer... mi deseo hubiese sido prolongarlos...
EliminarMe alegra que tu segundo parto fuese mucho mejor y recibieras una atención más cercana. Me alegro también de que todo fuese bien. En ese sentido mi parto fue también bueno, no hubo ni epidural, ni episiotomía, ni fármacos (puesto que pedí que los retiraran en cuanto me percaté de que me los habían puesto) ni siquiera precisé un punto. Cuando me separaron de mi hija no se alejaron más de dos pasos... pero eso no quita que sus intenciones fuesen distintas ni que algunas de las acciones no fuesen recomendables ni deseadas por mí y por su padre.
Gracias por compartir también algo tan íntimo!! Besos, preciosa!
Cuanto siento que tuvieras que sufrir eso. Yo tuve la suerte de parir en el Doce de Octubre, un hospital pionero en obstetricia y salud infantil. Me preguntaron todo en todo momento. Cómo la cosa fue rápida no me pusieron ni oxitocina, ni edema. Las chocas eran encantadoras. Me preguntaron en que postura quería parir, me pusieron a mi hijo encima nada más nacer, contra mi pecho desnudo, todas las revisiones las hicieron junto a mí o a través de un cristal, jamás perdí a mi hijo de vista... Maravilloso.
ResponderEliminarCon Iván parir en La Paz, que fue un poquito peor, pero no me sentí vejada en ningún momento. Por lo que veo, tuve mucha suerte.
Madre desesperada, qué maravilla, cambia mucho de que al menos te consulten, con eso ya me hubiera dado yo por contenta puesto que ya puedes expresar tus deseos sin necesidad de llegar al enfrentamiento, como fue mi caso. A mí también me pusieron a hija sobre mí nada más nacer y mi instinto fue agarrarla y acercarla a mi pecho, para poder mirarla. Transcurridos unos minutos la tomaron en brazos y la atendieron a dos pasos de mí.
EliminarEl hecho de que sus acciones fueran más o menos trascendentes no cambia la intención de las mismas. Es por eso que en muchos aspectos siento que tuve el parto que fue porque estaba informada y manejé la situación. Pero esto me supuso mantenerme en un estado de alerta que no era lo que realmente me pedía el cuerpo y, obviamente, no llegas a todo...
Gracias por compartir, bonita! Besos
Jo Colo, mechas dejado sin palabras de verdad. Es increíble cómo al leerlo sentía que las miles de ideas y emociones que me produce este tema fluían certeras de tu mano. No podrïa haberlo expresado mejor que tú. Un beso
ResponderEliminarGracias por la compañía, Mousikh! Un grandísimo abrazo
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