Cuando escuché por primera vez una referencia al Dr.
Estivill y su fórmula para dormir, recuerdo que lo asocié con otra época, pensé
que se trataba de algún método desfasado de aquellos que acaban cayendo por su
propio peso. No obstante, cuando comprobé que no sólo era contemporáneo sino
que estaba “de moda”, que sus libros se vendían como rosquillas y que él mismo se estaba convirtiendo en su propio producto de marketing, no puedo decir más que quedé
perpleja. Así es, una vez más, la realidad supera a la ficción.
Sé que es un tema muy delicado, como tantos otros en la
crianza de los hijos y me impone un gran respeto hablar de ello, porque
últimamente estoy trabajando conmigo misma la responsabilidad de mis opiniones,
aunque tan sólo sean opiniones. Me incomodan los enfrentamientos entre padres y
cómo éstos pueden transcender a los hijos, la facilidad con la que se emplean
los mismos adjetivos que otros nos cuelgan para encasillarnos. Esto no es una
guerra. Entiendo que cada familia basa sus decisiones en sus propias
necesidades, recursos, información y convicciones. Sin tacharnos de
desinformados, egoístas, sobreprotectores o hippies los unos a los otros. Y ante
todo, rehúyo de la diferencia entre dormir con o sin amor. Deseo pensar que el
amor paterno/materno es incondicional, siempre.
Mi crítica va dirigida a algunos profesionales, al fin y al
cabo ellos son los que gozan de cierta credibilidad y formación haciendo que
sus directrices puedan generar cambios de conducta en muchas familias. No
comparto aquellos argumentos que llevan el conductismo por el conductismo más
allá de una fórmula maestra. Ahora nos lo quieren vender como una necesidad.
Lo siento, en nuestro caso, el estivillismo se encuentra
fuera de lugar, porque nuestras necesidades y prioridades difieren mucho
de las suyas y, sin embargo, vivimos en
el mismo mundo, con el mismo ritmo de vida. Pero nuestra elección es muy distinta
y lo que expreso se basa únicamente en nuestra experiencia, que no tiene porqué
ser la mejor sólo por ser la nuestra. Soy consciente del amplio abanico de
posibilidades que existe entre el colecho y seguir al detalle el famoso
método del que hablamos.
En nuestro hogar entendemos que no es necesario enseñar a
dormir a nadie, uno se duerme cuando se abandona al sueño, sin más. No
cuestionamos que se descansa mejor si el sueño ocupa un buen número de horas y
si se hace en lugares bien acondicionados para ello. Pero nos sentimos lejos de
la idea de “independencia” infantil tan extendida en nuestra sociedad.
Nosotros no somos independientes,
nos gusta dormir juntos, a los tres. No tenemos prisa porque ella ocupe su
cuarto, porque se duerma sola y con la luz apagada, no nos preocupa lo más
mínimo. Disfrutamos nuestra dependencia
y no forzamos situaciones. Dormimos
felices, los tres, sin lágrimas, sin despertares traumáticos mirando el reloj,
sin llamadas a gritos en la noche, sin desesperación. Sin imponernos. Nuestra
habitación es también la suya, nuestra cama es su cama, nuestro contacto calma
sus despertares y nuestras respiraciones nos mecen. Nos facilita el sueño, la
lactancia, nos resulta placentero, nos aporta tranquilidad, seguridad,
confianza. Disfrutamos de ser mamíferos, de la compañía, del resguardo, del
abrazo materno también durante las noches. Vivimos con la convicción de que
marchará a su cama en algún momento, aunque no tenemos prisa, ni metas, ni
expectativas creadas al respecto, tan sólo la certeza de que ese día llegará y
llegará por sí solo.
Mientras tanto no nos importa lo que opine este señor y
algún otro acerca de nuestra conducta. No encuentro la necesidad urgente de
crear ciertos hábitos, no creo que el grado de madurez en la infancia lo
marquen pautas impuestas por el ritmo de vida social y no por nuestra propia evolución,
no creo que un niño sea más independiente por dormirse solo en su habitación,
aún menos a costa de sus lágrimas e impotencia. Porque no interpreto que el
llanto infantil sea un arma para manipular a los adultos, al contrario, considero
que algo venimos haciendo mal desde muy atrás para que esta manera de captar la
atención y “salirnos con la nuestra” esté tan extendida en nuestra sociedad, y
no sólo entre los niños.
Creo en el contacto, en el apego, sin horarios, las 24 horas
del día, creo aun cuando no nos es posible estar cerca. Confío en la relación
de igual a igual, en la figura materna/paterna como referencia sin conflictos
de poder. Creo en los procesos de adaptación, creo en la paciencia, en la
contención, en el aprendizaje y maduración natural por instinto y ejemplo. Creo
en afianzar hábitos desde la repetición voluntaria guiada por la satisfacción y
no por la imposición, especialmente cuando hablamos de necesidades inherentes a
nuestra condición humana, como comer, asearnos, eliminar deshechos y toxinas,
socializarnos, aparearnos, nacer, parir, lactar, perecer y, por supuesto,
dormir.
Creo que un libro manual cuyo título es un imperativo, ya
tiene un mal comienzo.
Ahora ya pueden tacharme de inmadura, falta de sentido común
o de pagar mis patologías con mi hija, pueden pregonar en su defensa que estamos
criando niños dependientes, inadaptados y emocionalmente frágiles. Bien, me
hago cargo. Creo que continuaré adelante a nuestro modo, nos sentimos muy bien, no necesitamos solucionar ningún conflicto porque no lo hemos creado.
Gracias por sus consejos, pero no son bienvenidos.
Diseño de Sarai Llamas |
Hace un tiempo escribí esta otra entrada sobre colecho, desde el corazón. 10 hermosos motivos para colechar.
Diseño de Prepapá |
Si alguien desea informarse con una serie de artículos mucho más serios y contrastados que mi propia experiencia, les facilito algunos de los enlaces que se han recogido para la iniciativa:
- "La criatura que duerme sola es una novedad histórica", del antropólogo norteamericano James McKenna
- Desmontando a Estivill, de Ibone Olza
- El llanto de los bebés, de Ibone Olza
- Reflexiones sobre el método Estivill, por Rosa Jové
- Declaracíón sobre el llanto de los bebés, firmada por médicos, pedagogos y otros profesionales
- El método Estivill: el último eslabón de una larga cadena de doctrinas hostiles hacia la infancia, por el psicoterapeuta Juan Campos
- Los peligros de dejar llorar al bebé, por Darcia Narváez
- El sueño de nuestros hijos y la intimidad de la pareja, por Leslie Power
- Bebés y métodos conductistas (I) y Bebés y métodos conductistas (II), por Ramón Soler
Diseño de Louma Sader, Amor Maternal |
¡¡Genial entrada!! Feliz Día Mundial del Sueño Feliz ♥
ResponderEliminarGracias hermosa!! Feliz Día para ti también :)
EliminarGracias Colo por tu aportación, tan enriquecedora como siempre.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Carmen, eres un cielo! Ahora paso a leerte :) Besos
EliminarMe ha encantado tu forma de enfocarlo, huyendo de los enfrentamientos. Yo parto de la misma base, tengo amigos que han usado el método (aunque muy a su manera) y sé que adoran a sus hijos. No se trata de querer o no querer.
ResponderEliminarUn besote grande!
Gracias, Mo, para mí es uno de los temas más delicados, junto a la vacunación y la libre educación. También conozco gente que lo ha aplicado y no aunque no comparta en absoluto su visión no entro en juzgar su amor, ni mucho menos. Creo que esos matices, son los que abren las brechas que se hacen irreconciliables. Millones de besos
Eliminaraunque apenas comento, te leo en todos tus posts y como siempre logras expresar lo que yo sintiendo lo mismo no soy capaz.
ResponderEliminarCon tu permiso difundo el post y copio un trozo de la entrada ;)
CoRaSsOn, qué bonito, muchas gracias! Por supuesto que puedes compartirlo, te lo agradezco igualmente :) Si te apetece puedes dejarme tu espacio para que te conozca y lo conozca un poquito. Gracias y besos!
EliminarColo preciosa, sabes que comparto tu sentir 100%. Me encanta leer sobre este tema que puede resultar tan violento desde tu sensibilidad y respeto. Gracias! Besos mil! y Felices Sueños ;))
ResponderEliminarCarol, bonita, qué cómodo y hermoso es caminar junto a ti, gracias!! Tú lo has dicho es un tema violento, porque deja mucho de nosotros al descubierto y cuesta asimilar responsabilidades si es que uno entiende que debe hacerlo, por ambas partes. Besos miles y dulces sueñitos!!
EliminarBonita idea pero utópica... así como sí que hay algunos procesos que sí que los va marcando y modulando nuestra propia biología y configuración cerebral, otros vienen marcados por la sociedad simplemente y si no se van modulando desde un inicio temprano, luego podrían causar problemas emocionales cuando no tengamos más remedio que hacerlo. Vease al niño que le cortan siempre la carne hasta que un día por circunstancias X tiene que quedarse a comer en el colegio, con el consiguiente ridículo, vergüenza, malestar emocional y burla ajena que pasa el niño al no saber hacer conductas que la mayoría de niños de su edad ya saben. Recuerda que somos seres sociales, vivimos constatemente comparándonos, midiéndonos e incluso compitiendo, aunque a algunos no les guste. Pues el mismo ejemplo de la comida que te he puesto también sirve para el tema de dormir sólo o acompañado.
ResponderEliminarLa verdad es que no entiendo tu argumento
EliminarHola Christian, gracias por compartir tu punto de vista. A mi modo de entender, el hecho de dormir solo por propia voluntad sí se encuentra relacionado con el grado de madurez y no tanto por los ritmos o costumbres, que al fin y al cabo es algo que vamos imponiendo para precipitar la adaptación de los niños a un mundo de adultos. Por supuesto que me preocupa lo que pueda llegar a afrontar nuestra hija en la vida, especialmente en la infancia, y soy consciente de que algunas conductas son recriminadas desde bien pronto por los propios niños, de hecho es algo que se va adquiriendo al repetir las conductas de los adultos, los argumentos que se emplean con ellos o en su entorno para marcar las diferencias entre "niños" y "bebés":dormir solos, no usar pañal, no seguir mamando o empleando chupete, llamar a papá o mamá, etc. Pero el supuesto de que pueda encontrarse en esta situación no representa para nosotros un motivo para dejar de dormir juntos, aunque puedo entender que para otras familias sí lo sea puesto que se preocupen por la futura adaptación social de sus hijos, es cuestión de prioridades.
EliminarEntiendo que hay normas sociales, desde la cordialidad al respeto a la diversidad, pero también entiendo que poco a poco cada individuo va encontrando su espacio en la sociedad, no deseamos ni pretendemos vivir en una burbuja y relacionarnos creando comunidad es propio de nuestra naturaleza.
Si me planteo que continuar colechando puede suponer un problema para ella a la larga, sigo prefiriendo que encuentre la actitud hostil e incomprensiva fuera del seno familiar a imponerle un hábito cuando no ha mostrado ningún signo de interés ni deseo. También entiendo que hay muchas maneras de introducir estos hábitos, tantos como familias.
Me encantó!
ResponderEliminarGracias, Señorita Imperfecta!! Un abrazo
Eliminar¡Feliz Día del Sueño Feliz, Cocolina!. Siempre me quito el sombrero al leerte.
ResponderEliminarPero qué bonita eres!! Gracias y amor!
EliminarComparto plenamente tu reflexión y tu hacer, que ha sido el mio, por lo que comentas, desde que Daniel nació hace 21 años ya! Desde mi propia experiencia (los mayores son prueba de los resultados) te diré que por amar y proteger a mis hijos como mi instinto me marca, he criado niños (2 ya jóvenes) independientes, adaptados, sociables y emocionalmente fuertes y conscientes de sus actos porque viven sin miedos ni represiones absurdas aunque, temporalmente y por conveniencia de much@s, estas y otras "represiones" estén de moda.
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada y me ha motivado a escribir un post sobre el tema! No sé que saldrá! ;)
Besos mil, Colo, y feliz Día del Sueño Feliz pero feliz Cada Día, también!
Ah! Y fíate siempre más de tu instinto que de quien te cuestiona y juzga pues si yo no lo hubiera hecho así (pese a la presión, las críticas negativas y los ataques recibidos) mis hijos, ahora, no serían los que son ni tendría la magnífica y bella relación que tengo con ellos! Un besazo, BELLA y DULCE MAMÁ!
Lídia, qué hermoso tenerte por aquí, hoy he pensado mucho en vosotros!! Deseo que todo marche bien!!
EliminarNo dudo que tus hijos sean independientes y solidarios :)
A veces es duro y cansado andar contra corriente, sonriendo y haciendo hueco a aquellos que atacan desde la empatía y el respeto a la diversidad, pero sin duda merece la pena, verdad?
Eres un primor, Felicísimo Cada Día!!!! Hermosa Lídia :)
Cocolina, me encanta el tono de tu post, conciliador, suave...para mí está fuera de lugar el hacer sufrir a un bebé, a un niño, a la hora de dormir, estando en manos de los padres la psibilidad de paliar ese sufrimiento. Yo nunca lo he hecho aunque sí he llegado a entender otras situaciones en las que los padres lo han empleado, quizás por mi natural empatía... entender, que no compartir, por supuesto.
ResponderEliminarEntre el colecho y el Estivill, como bien señalas, hay muchas más posbilidades y por supuesto que hay modos, no conductistas de introducir en la vida de nuestros hijos unos hábitos saludables, sin lágrimas innecesarias. Por otra parte, creo que el colecho en sí no es tampoco una panacea contra cualquier problema de sueño, lo que está claro es que el sueño es un proceso evolutivo, algo que no deberíamos olvidar.
Un abrazo!
Muchas gracias, María, tu comentario también desprende empatía hacia las familias que toman una decisión diferente. El colecho, como otras tantas cosas, para mí es ante todo placer, no busco alternativas porque lo disfruto muchísimo y sé que no es una decisión egoísta, carecería de sentido y belleza si así lo fuera, es algo recíproco por parte de los tres. No es una fórmula maestra, por supuesto.
EliminarQué bien siempre "charlar" contigo! Besos
Colo Preciosa... como nos identificamos, es increíble, por eso dije lo que dije en mi post. Eso que planteas sobre el afán de "independizar" a toda costa a los peques yo también lo siento, y tampoco lo comparto... Preciosa entrada como siempre. Un besito muy grande. ♥
ResponderEliminarCata, bonita, muchas gracias! Exactamente, al leer tu post comprendí que una vez andábamos en sintonía, qué bien! A veces tomamos referencias para fijar fronteras que se encuentran más cerca de los propósitos sociales que de la propia naturaleza. Suerte que cada cual tiene libertad para actuar según su propio criterio, al menos a este nivel.
EliminarMiles y miles de besos!