Mostrando entradas con la etiqueta libertad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta libertad. Mostrar todas las entradas

jueves, 4 de octubre de 2012

Lágrimas libres


Llamo al llanto. Llamo a las lágrimas cristalinas, lágrimas voladoras, ingrávidas, que conducen mis secretos. Que descargan, una a una, el nudo gris de mis adentros.

¿Por qué a veces robamos injustamente al llanto lo que le pertenece? ¿Cuántas lágrimas no fueron enjugadas? ¿Cuántos desgarros internos por no hacer evidente que algo está sucediendo?

Asociamos el llanto al sufrimiento de tal manera que tan sólo a la felicidad desbordada le honran también unas lágrimas. Pero el llanto no trae el dolor, al menos para mí, sino al contrario, me libera.

Apenas nos sorprenden unas lágrimas ajenas para encontrar un susurro en forma de “no llores” o una leve amenaza, sobre todo en rol infantil, con “no vayas a llorar”, respondiendo a un esquema adquirido de absurdos fuertes y cobardes, buenos y malos. Cuando llorar, llorar desde lo más profundo, en libertad, nos abre más allá, nos permite sacar lo que nos oprime, desgarra o bloquea, nos descansa la mente, los músculos, nos induce al sueño: nos deja admitir a nosotros mismos lo que está sucediendo. Convirtiéndose para mí en el gran momento de recogimiento y conexión conmigo misma.

Adoro llorar. Llorar cuando lo necesito. Me duele el alma cuando no dejo salir la energía que pide abrirse paso de este modo. Me zumban los oídos, la mirada cae turbia y el marrón intenso de mis ojos clama por no existir. La garganta se inflama y las emociones rebotan dentro de mí desubicadas, disparadas, sin guía ni sendero.

Respeto mis momentos de llanto, íntimos y sagrados frente a mí misma. Deseo permitir que mis seres queridos también se sientan libres para darle salida a su manera. Sobre todo cuando se trata de mi hija. Si sufre, si está cansada, si desea liberar o expresarme algo mediante de este modo no la acompaño “negando” su llanto, al contrario. Permanezco cerca, lejos del abandono, pero tratando de que se exprese también así si lo desea.

Amo mis lágrimas, son la llave más arcana a otro nivel interior, son la otra visión de una misma situación. Son quiénes me muestran que dentro de mí está la aceptación y el mapa adecuado para cada cosa. Son ellas las que finalmente templan mi impotencia, mi rabia, mi tristeza y mi ego herido.