En esta época de buenos deseos y magia se me ha enquistado algo
en alguna parte del cuerpo. No sabría precisar qué es ni dónde está. Pero me
produce una angustia leve y continua. En especial cuándo trato con mi hija el
tema de los regalos.
Se podría decir que ésta está siendo su primera Navidad vivida
con absoluta consciencia de lo que sucede. Y por tanto, también la está
disfrutando muchísimo. El brillo en sus ojos delata su impaciencia porque se
suceda cada nuevo evento o reunión. Está siendo gozoso para nosotros también,
que nos acabamos contagiando de su simpatía y felicidad. No es difícil
agradecerle cosas a la vida junto a la risa de un niño. Y aún menos, si se
trata de tus hijas.
Mi inquietud deviene en torno a los regalos. No tanto en cuanto
a la amenaza/aprobación continua a la que se somete los niños en estas fecha
con el rollo eterno de si han sido o no buenos, sino por la mentira que entraña
la figura de Papá Noel o los Reyes Magos.
En relación al dilema que se le presenta con haber sido lo
suficientemente buena como para recibir lo que desea. Trato de que entienda que
ellos, los Reyes, no se olvidan de ningún
niño/a y no tengo ningún reparo en explicarle que cuando un adulto le dice que
si no se porta bien o no hace tal cosa los Reyes le traerán carbón, debe saber
que eso es falso y que en realidad sólo desean que haga o deje de hacer lo que
le están pidiendo. Todo esto adaptado a un lenguaje sencillo porque es algo que
me interesa mucho que comprenda y ponga en práctica. Tengo claro que no se
puede batallar contra esta corriente tan extendida, aunque no comprendo por qué
se emplea en colegios, reuniones de amigos y familiares. Nunca falta el
comentario y lo encuentro tan absurdo y fuera de lugar... ¡vamos a dejar ya a
los niños tranquilos! ¡Dejemos que disfruten de este espectáculo que recreamos
cada Navidad para ellos sin condiciones ni etiquetas!
Si os soy sincera, me entristece mentirle. Eso es lo que me
ocurre. Encuentro tan inverosímil que un señor que viaja desde la otra punta
del mundo en un trineo volador se cuele en casa para traer regalos, ni que
decir de tres reyes cada uno con su camello, que me siento culpable por
alimentar esta historia.
En nuestro día a día jugamos con la fantasía, cómo no hacerlo a
los 4 años, inventamos aventuras increíbles, vemos vídeos que nos transporten y
jugamos a ser diferentes personajes. Pero cuando me pregunta si existen las
hadas, los vampiros o que si puede volar, por ejemplo, le explico que en la
imaginación no hay límites y que con ella podemos hacer y llegar a donde
deseemos. Pero que son ideas e ilusiones de nuestra mente. Fantasía.
¿Cómo puedo afirmarle que existe Papá Noel cuándo me lo pregunta
directamente? Este año he cedido a la tradición. Hemos endulzado la idea de que
unos seres extraordinarios irrumpen en nuestro hogar para traer regalos. Este
año no he sido capaz de construir una verdad que sostenga tanta ilusión y magia
como la gran mentira de los Reyes y Papá Noel. Pero me he sentido mal por ello.
Siento que la traiciono cuando busca mi confirmación al contarle a quién le
pregunte que ha podido ver a Papá Noel (por una representación en casa de unos
familiares). Aunque sus ojos brillen de alegría, aunque haya sido algo especial
para ella. El hecho de mentirle para que ella se sienta reafirmada me provoca
un sentimiento agridulce. Al fin y al cabo, ella no miente. La tramposa soy yo.
Ya veremos cómo seguimos en los años que quedan por venir.
Mientras tanto sigue portándote tal y como eres, escribe tu carta de deseos,
cuéntale a quién quieras tu verdad.. y no olvides dejar hierba y agua para los
camellos esta noche.
Ilusión de Belén hecho con chocolate.
Museo del chocolate Galleros Artesanos. Rute.
|
Hola: acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas vinculados con los hijos yla educación. En este momento me interesan mucho este tipo de reflexiones por lo que he creado un blog dedicado a los jóvenes y al uso que hacen de las nuevas tecnologías. Te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog. Con respecto al tema que planteas tengo una hija pequeña que áun cree en los Reyes, Papá Noel... y no me atrevo a contarle la realidad por su cara de ilusión y su felicidad en estos días.. tiempo al tiempo.
ResponderEliminar