miércoles, 24 de agosto de 2011

Nacer y florecer (II parte)

Rondarían las 5.30h. Llegamos al hospital rápido, todo está cerca aquí y a esas horas de la noche las calles estaban desiertas. Las contracciones no cesaron con el cambio de ritmo, no me estaba paralizando y, a pesar de su intensidad, me pareció una buena señal. Fui caminando hasta paritorio, con sus previas paradas cada cuatro pasos. Me hicieron pasar sola para el reconocimiento de entrada. A esas alturas yo estaba más fuera que dentro de mí. Acerté a balbucear que deseaba estar acompañada y me respondieron que, en unos instantes, así sería, sólo era un trámite para ver cómo estaba. No quería hablar, responder, pensar. Sólo deseaba desnudarme y caminar. Aunque el reconocimiento fue breve sentí nauseas, mi cuerpo continuaba su labor. No sentía miedo, sólo deseaba tranquilidad. Estaba de 7 cm, nos quedábamos directamente allí.

Así como iba regresando al mundo irreal, porque el real para mí entonces era más bien el otro, hablé con la matrona que nos iba a asistir. Le informé del plan de parto que había entregado previamente al hospital y de la copia que guardaba para ellas en la carpeta que traíamos. Me dijo que estaba al corriente, sin más comentarios. Solicité de nuevo la compañía de mi marido. Le habían enviado a dar el alta a urgencias...

Llegados a este punto y sin cuerpo para discutir, me colocaron los monitores y una vía para el suero, señalé que no deseaba nada más. A pesar de estos contratiempos nada se frenaba y cuando confirmaron que la niña estaba bien pedí ir al baño con urgencia. Así me permití unos instantes de paz y desconexión que era lo que necesitaba. Me balanceé apoyada en las paredes, gemía según mi interior dictaba, balaba, trataba de soltar y relajar en cada contracción. No sé cuanto tiempo permanecí allí, me pareció una eternidad y ahora sé que fueron sólo unos minutos, fue realmente renovador.

Al salir me encontraba envuelta en un bucle de sensaciones demasiado intensas. Me ofrecieron la epidural cumpliendo el protocolo porque también me advirtieron que, probablemente, no llegase a tiempo. La rechacé sonriendo hacia mis adentros, me reconfortó pensar que se acercaba el final y estábamos logrando que fuese lo más natural posible, nuestro principal deseo. Volví a preguntar por el padre, ¿Qué estaba ocurriendo?. No me molestaba la soledad, al contrario, la agradecía, pero necesitaba que alguien mantuviese el control de lo que ocurría alrededor y velase por nosotras, era evidente que me flaqueaban  las fuerzas para ello y que me robaba energía.

Me preguntaron si deseaba empujar. La verdad es que ni siquiera lo sabía. Vino una contracción muy fuerte y me coloqué de costado. Al regresar en mí sentí calor entre mis piernas y me percaté de que habían roto la bolsa. No me gustó en absoluto, insistí en la presencia de mi esposo. No tenía la mente para esto y no me gustaba el camino que tomaban las cosas.

Caminé hasta la sala contigua y, sin acabar de sentirme a gusto, me vi envuelta en la situación que tocaba. Las contracciones se sucedían sin tregua. Una vez adoptada la posición, aproveché que me encontraba en esta dimensión para revisar mi alrededor, me acababan de colocar otro gotero. Pregunté si era oxitocina. Así era y solicité que la retiraran a no ser que fuese absolutamente indispensable, también el suero. La matrona accedió. Tras frenar a la auxiliar que deseba ejercer presión sobre mi barriga pedí ponerme en pie. En realidad lo que deseaba era huir. Fue el peor momento de todos, me sentía frágil, tensa, quería gritar, apretaba los dientes, temí que algo se torciera.

Fue sólo durante unos instantes porque pronto mi hija me hizo retomar el camino adecuado, el único que realmente debíamos seguir. Y cerré mis ojos para evadirme, respiré profundamente y me dejé caer hasta quedar de cuclillas, con los brazos en alto, asida al potro. La sensación era tan fuerte que sentía el universo entero explorar en mí, noté algo cálido resbalar por mis piernas y al abrir los ojos vi la sangre entremezcla con el mar que la bañaba. Se precipitaron las instrucciones de la matrona a mis espaldas, pidiendo ayuda para colocarme en la camilla y dando luz verde al padre. Yo sólo podía dejarme llevar por las sacudidas de mi cuerpo, por la danza que mantuvimos, por seguir su son.

Apareció mi amor, con la mirada preocupada y llena de ternura, me sostuvo la cabeza. Luego me contó que ya asomaba su pelo entonces. Bastaron un par de pujos y me sentía vaciar con cada uno. No oía nada a mi alrededor, no olía, no veía, sólo sentía y me dejaba llevar por mis propios ritmos, envuelta en un torbellino que no pertenecía a este mundo que los demás vivían. Aumentó la intensidad e inesperadamente, sentí algo cálido sobre mi vientre. Al abrir los ojos la vi por primera vez. En silencio, estiraba sus largos brazos y piernas, con los dedos abiertos, acariciando el aire y la vida en él. La tomé en mis brazos por puro instinto, la olí, la besé apoyada en mi pecho, le hablé sosteniendo su mirada, aún unidas. Se paró el tiempo en sus ojos negros. Dicen que no dejé de repetir: “Hija mía, soy mamá”. Mirando a su padre, supe lo que era el amor sin límites. Supe lo que significaba esto que acaba de suceder, mucho más allá de las fronteras racionales. Eran las 6.11h del 7 de marzo de 2010 cuando nació nuestra Cereza y nos hizo nacer como padres, cuando vimos, los tres, amanecer juntos por primera vez. Agradezco inmensamente esta vivencia tan fuerte y reveladora, la primera de muchas a su lado. Doy gracias a la vida por ello y me siento feliz de ser mujer ♥.







Si quieres conocer mis reflexiones acerca de lo que acabo de relatar


Si deseas leer la primera parte:
Nacer y florecer (I parte)

               Si deseas leer sobre mi embarazo:
9 meses: dos corazones dentro de mí

25 comentarios:

  1. Cereza es piscis, igual que yo :-) Que historia tan bonita, pena que te molestaran pero menos mal que tu no te dejaste.

    Me ha encantado!

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  2. Me ha encantado como lo has contado, es una lastima que nos hagan salir de nosotras en esos momentos, ¿porque existe un equipo para partos? ¿no tendría que ser para que nos despreocupáramos de lo que no es necesario pensar? Por desgracia en muchos momentos, casi todos, no nos ofrecen esa ayuda si no que nos hacen fijarnos mas en ello.

    Yo también soy de interiorizar, de evadirme del resto y necesitaba sentir en todo momento la presencia de mi marido aunque le ignoraba por completo y permití pasar cosas que no me gustaban por no gastar energías en discutirlo.

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  3. Ay el final, qué lindo! Qué lástima que no estuviera papá en todo el proceso, pero desde las 5:30 hasta las 6:11 es poquísimo tiempo! Un poco más rápido y se lo pierde! Muy emocionante la historia, tan llena de amor como esperaba. Preciosa cerecita!

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  4. Hermoso e intenso, gracias por compartirlo!

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  5. Cocolina, que lindo relato.. aunque tuvieras esas "cositas" en el hospital lo cuentas con mucho amor y me alegro de que no estropearan ete momento unico. Y wow! parto rapido, eh?

    Como me gustan los relatos de partos felices! Besotes!

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  6. Ah! y.. que preciosidad Cerecita de recienacida :)

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  7. Ay que no me había enterado de la segunda parte!!
    Que linda la continuación..lo cuentas tan bonito...
    Gracias x compartirlo con nosotr@s.

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  8. Drew, gracias! Sí, es piscis, qué bonito que tú también lo seas. ERes la primera mujer piscis que conozco además de a ella :) Vaya dos florecitas!

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  9. Magda, creo que vivimos sensaciones muy parecidas en relación a nuestros partos y el entorno. Yo también deseaba soledad pero una soledad "segura", es decir, que alguien hiciera de frontera permeable.

    Me entristece pensar que no pude llegar a tiempo a todo pero luego pienso en lo que sí conseguí, a pesar de lo avanzado que estaba, y creo que no podemos exigirnos mucho más. Que debemos ser más justas con nosotras mismas.
    Gracias por tu comentario y tu cariño

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  10. Gracias Mamá de Parrulín!! Sí, fue muy rápido, apenas 45 minutos de hospital!
    A decir verdad, mi querido esposo, lo que estuvo a punto es no perderse detalle porque si al salir de la ducha decidimos ponernos cómodos para hacer los ejercicios de apoyo la tengo en la alfombra de casa y él tiene que asistirnos y le da un tic! jajaja Besitos

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  11. Gracias a tí, María M., por acompañarme en estos últimos días tan personales.

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  12. Que bien, que ganas tenía de releer tu parto, me ha encantado! y es que a pesar de que hubo algún traspies, no consiguieron sacarte de tu planeta parto y fue todo muy rápido! me chifla la foto, no la había visto tan peque!

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  13. Carol, gracias! Sí, a pesar de que estos detalles me van pesando cada vez más a medida que pasa el tiempo, conservo un recuerdo muy tierno y bonito de ese momento. Por su intensidad y por el recibimiento a nuestra hija. Amor puro y olor a vida.

    Gracias por lo de la Cereza, ahí acurrucaditas bajo la manta y el instinto mamífero! Besos

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  14. Porfinyomisma, gracias a tí por acercarte una vez más a mi rinconcito e intercambiar momentos como este. Un placer siempre. Besos

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  15. Eraseunavez! Gracias! Ahí y erre que erre con hacer las cosas a mi modo, qué cabezota, no? jeje
    Sí, qué pequeñita! me enternezco...

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  16. Madre mía, que rápido!!!!.....me das una envidia..yo estuve 18 horas (parto inducido)....el cansancio fue tal, que cuando me la pusieron encima me mareé y perdí el conocimiento por un instante!!!!

    Que duro, pero que bonito a la vez, verdad??....

    Besosss

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  17. He leído los dos post de un tirón. Un relato muy emocionante y un parto natural y casi respetado. Lo he pasado mal imaginando como te sentirías en esos momentos en los que aún no estaba tu marido y las cosas alrededor parecían complicarse. Cereza tuvo la suerte de sentir el calor y el amor de sus padres nada más nacer. Un abrazo a los tres.

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  18. Jeza Bel, vaya, siento tu parto maratoniano y que perdieses el conocimiento en esos momentos. Estoy segura que habréis recuperado esos instantes. cierto, duro, intenso pero tan bonito!! besos

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  19. Gracias Mousikh, es un mensaje precioso! Fueron momentos duros, sobre todo, a nivel emocional y los manejamos lo mejor que pudimos. Gracias por dejar que comparta algo tan especial contigo. Un abrazo

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  20. Antes no me dejaba comentar no se por qué y no quería dejar de decirte que ha sido una de las experiencias mas bonitas que he leído últimamente, uufff que intensidad, que maravilla, que bien por ti que fuiste capaz de hacerte respetar en esos momentos, felicidades... La foto es impresionante... Un besazo

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  21. María, muchísimas gracias por tus palabras, me emociona muchísimo que compartas conmigo esta vivencia desde la intensidad y la belleza. Gracias de corazón!

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  22. Hola Cocolina, apenas ayer he conocido tu blog, y te confieso que estoy enormemente sorprendida y emocionada. CUánta emoción transmites, y es que yo estoy a punto de dar a luz, y leer tu relato me ha llenado de vitalidad. Siento muchas de las cosas que cuentas, y deseo que nuestro parto sea tan intenso y afortunado como el tuyo, pues a pesar de los contratiempos tu niña ha venido al mundo rodeada de tu enorme amor y cerca de su papá, y sin ninguna intervención. No sabes cuánto te admiro. Deseo que Cerecita esté muy feliz, y no tengo dudas de que es así teniendo a una madre como tú. Ya te contaré qué tal se me da a mi. Me siento fortalecida con tus palabras y ahora mismo voy a dar un paseo para retomar la energía de la naturaleza que necesito. besos y Gracias!!!

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  23. Andrea, muchas gracias pero ante todo: Enhorabuena! Qué maravilla, te encuentras en un momento tan dulce... Me alegra enormemente que mi experiencia y palabras te hayan reconfortado y, de algún modo, acompañado en tu conexión con tu bebé... Tal vez ya estéis cruzando vuestras miradas... Qué hermoso!
    Os deseo que tengáis el parto que deseáis, que todo vaya muy bien y que el amor os acompañe.
    Gracias por lo que me dices, tus palabras también desprenden dulzura y seguro que no le pasará inadvertida a tu bebé.
    Un fuerte abrazo y bienvenida

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  24. Cocolina me he emocionado llegando al final. No recuerdo haber leído esta entrada.
    Qué bonito, a pesar del intento de inmiscuirse en tu mundo y de la falta de tu marido. Pero al final todo fue maravilloso.
    Sólo os quedan una horitas para los dos añitos de Cereza y de vosotros como padres. Felicidades!
    Un besazo

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