Tal vez sea consecuencia del estrés fin de verano o quizá, sencillamente, sea que la especie humana se está comenzando a agriar. Sea cual sea el motivo, lo cierto es que llevo una temporada en que percibo mucha hostilidad en el entorno.
La crispación, rostros tensos, miradas perdidas, gente que aún observándote no devuelve el saludo, la postura de superioridad. La importancia al Yo ante todo, sin importar dónde o si es preciso pasar por encima de alguien. La idea urgente de ser siempre el primero, bien sea en la cola del súper, en un cruce de caminos o en otros aspectos más profundos de la vida. Poca gente se aparta en la calle, ni siquera con un bebé, apenas se respetan los pasos de cebra ni se devuelve la sonrisa o las gracias. Se ensucia el entorno sin motivo, lo maltratamos, entendemos que más allá de nuestras posesiones nada merece nuestro respeto, sin comprender que no es que no nos pertenezca sino que nos pertenece a todos y todos formamos parte de él, todos somos responsables de él. Si continuamos alimentando esta sociedad egoísta nos vamos a convertir en unos monstruos todopoderosos y tristes. Sí, tristes por dentro, mustios, solos en realidad, porque tanto egocentrismo sin medida no puede hacer bien.
Y yo me niego. Me niego a que me salga costra en este cuerpecito que tengo y prefiero sonreír, saludar y dar las gracias mil veces antes que caer en esta trampa ambiciosa. Me incomoda y me apena, por supuesto, soy de este mundo, pero prefiero confiar en que la vida nos acaba devolviendo lo que le reflejamos y, con mis acciones, trato de transmitir a mi hija valores y mensajes que la hagan florecer. Deseo vivir de esta manera, aunque a veces me encuentre en una de estas crisis.
Recuerdo que, hace ya unos seis años, me ocurrió algo similar tras llevar una temporada hastiada en este sentido. De pronto, algo brilló, devolviéndome la alegría por empatizar con el desconocido.
Era Navidad, acaba de salir del trabajo y me esperaba un buen paseo hasta casa, hacía frío y de repente rompió a llover con mucha fuerza, ni siquiera llevaba paraguas. Me colé en la primera cafetería que encontré, tomé asiento en una mesa pequeña y pedí algo caliente. El local se llenó en cuestión de segundos. Entró una mujer, joven, calculo que tendría mi edad actual, iba calada hasta los huesos. Se acercó a la barra pero no encontró donde apoyarse. Pasó un camarero y aprovechó para preguntar si quedaba algún hueco libre, el camarero ofuscado apenas le dirigió una mirada agobiada y la dejó con la palabra en la boca. Pude leer el desconcierto en sus ojos. Me acerqué a ella y le propuse tomar asiento junto a mí, al fin y al cabo, era una mesa para dos.
No hablamos en todo el rato, ni siquiera nuestros nombres, pero nos sentíamos a gusto una junto a la otra, compartiendo mesa y un té bien caliente. Ella sacó un libro del bolso, yo continué escribiendo en mi cuaderno, en mi mundo. En algún momento me pidió el boli un instante y, tras devolverlo con una sonrisa, me dio las gracias por todo y se marchó. Parecía que el chaparrón nos daba una tregua pero yo estaba emocionada con un tema y no quería dejarlo a medias.
Al terminar, decidí ir a la barra a pagar, aún había revuelo y así acabaría antes. Entonces, al señalar la mesa en la que estaba, el camarero me dijo que no debía nada y me entregó una nota. En una servilleta, con mi boli, aquella mujer me había dedicado unas líneas, sencillas, concisas y agradecidas. Abrí mi cuaderno emocionada para guardar aquel papel y rápidamente dibujé un sol sonriente junto a la palabra “Bondad”. Y salí sonriente y feliz a la calle de nuevo, a que la fina lluvia me calara lentamente, para celebrar hacia mis adentros la bondad que hay en cada uno de nosotros si nos damos la oportunidad.
Parece un cuento de Navidad pero es real... Quizá necesite pronto otra muestra directa de esta condición humana, tan hermosa y desinteresada!
¡Qué entrada más hermosa!
ResponderEliminarPor desgracia el egoísmo, la envidia y la maldad están siempre presentes pero siempre es bueno encontrar "ángeles" en nuestro camino que nos hacen la vida un poquito más facil.
La bondad existe aunque a veces cuesta creerlo ya que vivimos en una sociedad un tanto desquiciada... espero que pronto vuelvas a encontrar otro ejemplo de ella. Mientras tanto, como bien dices, no hay que dejarse llevar y hemos de dar el mejor ejemplo a nuestros hijos. Un abrazo!
ResponderEliminarQue bonita historia y cuanto te cambia la vida determinados momentos, verdad!?? Yo tb me niego a que me salga costra y por eso intento mirar siempre la vida desde el lado bueno e intentando transmitir amabilidad y cariño... Es una pena cuando una se para a observar a la gente y ve que hay muchos enfadadados, tristes... Me ha parecido una historia preciosa y te felicito por aun estar en una época regular levantarte y ofrecerle el sitio a esa chica. Un besazo
ResponderEliminarQué bonita historia, me he emocionado.
ResponderEliminarSiento decir que para mí el mundo nunca ha sido un lugar demasiado agradable, ese era uno de los motivos por el que no quería tener hijos. Luego me di cuenta de que a pesar de todo había muchísimas cosas y muchísima gente por la que merece la pena vivir.
Hay de todo en esta vida. Es verdad que hay días en los que parece que todo el mundo es hostil hacía los demás, pero de pronto aparece un rayo de sol y eso basta.
Con gente como tú se que la bondad existe.
Un abrazo bondadoso
Colo, que historia tan maravillosa viviste!! Este es un claro ejemplo de que recibimos lo que damos.. su bondad correspondió la tuya hacia ella. Estas historias mle emocionan!!
ResponderEliminarSobre lo que comentas al principio del post yo misma llevo unos días sombría y gris.. es la reincorporación a la rutina.. no me gusta! justo andaba escribiendo sobre esto a ver si me saco el mal rollito.
Gracias por este post que me ha alegrado el dia. Besos enormes!
Qué preciosidad!!!! Tienes razón que parece un cuento de Navidad! Lo mejor de todo es que no lo es y que es algo real!
ResponderEliminarLo comparto!
Cocolina:
ResponderEliminarEs una preciosidad tu vivencia y el significado último que te y nos deja. ¡Muchas gracias!. Es muy bueno leer cosas tan bellas y ciertas, cuando uno anda con la nube negra...
Besos, amiga del mismo día del nacimiento de nuestros blogs! (también me acordaré del nacimiento de tu esposo jejejeje).
Que linda historia! Yo también creo que todo lo que damos, vuelve. Y quiero que mi hijo aprenda de mi a hacer siempre lo mejor posible, sin esperar nada a cambio.
ResponderEliminarEs cierto que hay veces que un desconocio nos llega hondo, a mi me pasó también. Se siente bien, todavia queda gente asi =)
Que bonita historia!!!! hay dias que es verdad que todo parece gris, pero de pronto ocurre algo y cambia todo por completo!!! me encanta como describes tus sentimientos.... un besito
ResponderEliminarYo también siento a veces que el mundo desprende mal rollo en general. Por suerte hay gente como tu que lo compensa, porque tu destilas bondad por los 4 costados. Me ha encantado tu historia, que momento tan especial.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, el mundo te devuelve lo que tu le das, y siempre es mejor sonreír, agradecer, saludar...Yo, desde que empecé a ponerlo en práctica soy mucho más feliz.
Muchos besos y gracias por aportar un poco de bondad a mi día.
Lamentablemente no siempre es así, pero si que en la mayoria de los casos. Si reiteras en ser amable y educada al final no pueden tratarte tan mal, al menos la mayoria.
ResponderEliminarYo recibo multitud de felicitaciones por mis hijos: me dicen que son simpaticos y educados. Me sorprende que por algo asi me feliciten: debería ser lo común. Pero mi esfuerzo da su resultado: cuando se llega a algun lugar se saluda, se sonrie y se dan las gracias cuando procede, se usa siempre el por favor...
Sigue pensando así .Da gusto leer un post tan lindo.
Con lo fácil que es ser amable y disfrutar de esa sensación que te deja una sonrisa en la cara cuando alguien lo es contigo... seguro que esa mujer también se acordará de esa chica que le cedió un poco de su espacio un día en que estaba especialmente perdida. ;)
ResponderEliminarSilvia, gracias! De verdad que cuando una lo necesita y encuentra un gesto amable como respuesta, todo cobra otro brillo. Un beso
ResponderEliminarMaría M., no dudo qu exita pero me entristece un poco comprobar que no se valoran demasiado estos pequeños gestos, creo que son agradables para todos y nos sacan lo mejor de cada uno. Besitos
María, Gracias! Sí, es una historia tierna que me gusta recordar a veces, me da vidilla!! Sigamos así, sonriendo contra viento y marea, nos sienta bien :) Besitos
ResponderEliminarCarol, gracias, me alegro que te emocione porque a mí también cuando la recuerdo, me da calorcito. Claro que hay mucho por lo que vivir y muchísimas cosas hermosas, en nuestras manos está otorgarles la importancia que creamos a cada una de ellas. Y como tú dices, con un rayito de sol cogemos muuuuuuuchas fuerzas!! Gracias por tus últimas palabras, son realmente hermosas! Un fuerte abrazo
Carol, gracias!! Es una anécdota que me gusta muchísimo porque creo que ahí está la esencia de muchas relaciones humanas. Cuando ofrecemos desisnteresadamente y alguien lo aprecia y corresponde del mismo modo. Simplemente porque sí.
ResponderEliminar¿LLevas unos días un poco grises? Ánimo preciosa, estoy segura que encontrarás la manera de colocar cada cosa en su lugar y encontrarte a gusto. Cuenta con todo mi cariño ♥. Un besazo
Sarai, muchísimas gracias! Por pasar por aquí, por disfrutar de mi relato y por compartirlo también! Mil besitos
Mamá Nortina, muchas gracias a tí por pasar por aquí y dejarme este mensaje. Los pequeños detalles nos alegran la vida y cuestan muy poco! Un beso hermana de blog!
ResponderEliminarMica, gracias! Bonita intención la que deseas transmitir a tu pequeño Coco. Me alegro que también tuviers una de estas vivencias que te afianzan la confianza en que somos buenos. Un beso gigante
Eva, gracias guapa!! Precisamente en los momentos que todo lo ves negro cualquier detalle de corazón te ilumina mucho más. Un besazo para las dos!
ResponderEliminarDrew, pero qué cositas más lindas me dices, muchísimas gracias!! Mira que también tengo mi genio! jeje
Aunque, a veces, me sienta triste por percibir que predominen este tipo de actitudes bien es cierto que uno se siente mejor cuando se desliga de eso, aunque no siempre sea correspondido.
Gracias a tí, que eres un cielo!
Kira, la verdad es que si lo piensas es triste que esto no sea lo común pero, para mí, sí es lo normal.
ResponderEliminarRecuerdo que cuando estudiaba y entraba con mi amiga del alma a cualquier local siempre entraba diciendo "hola" aunque no hubiera nadie en la puerta o no se lo dijera a nadie en concreto. Ella se ponía nerviosísima por esto y yo siempre le decía que me gusta saludar y despedirme, me siento mejor...
Es difícil que nuestros hijos comprendan el significado de estos detalles si tratamos de inculcarles unas cosas y les demostramos otras.
Gracias por tu visita y por tus aportaciones!! Besitos
Eraseunavez, no sé si esa mujer recordará esta situación compartida, me gusta pensar que sí. Lo que sí tengo por seguro es que disfrutó de ese ratito de complicidad y que las dos nos alegramos y reconfortamos la tarde!!
ResponderEliminarMuchas gracias preciosa, un beso!
Qué historia más bonita!! Y qué pena que se sucedan de forma tan esporádica...:(
ResponderEliminarQue linda historia Cocolina!
ResponderEliminarLo más importante es ser consciente de esas cosas porque así es más difícil caer en la misma dinámica.
A mi me pasó que una vez andaba comprando en una feria libre que estaba muy llena de gente y choqué accidentalmente con una señora por ir mirando hacia atrás y la sra. fue super pesada conmigo. Yo seguí caminando molesta por el mal rato y de la nada una señora de edad me sonríe pero tan dulcemente que se me pasó toda la amargura.
Siempre lo recuerdo y a veces me gusta pensar que son ángeles que se cruzan en tu camino...
Muchos cariños
Cocolina!
ResponderEliminar¡Qué hermoso cuento de Navidad! Lo comparto también!
Nos encontramos en una época muy oscura de la humanidad, efectivamente toda la negatividad y hostilidad están saliendo a la luz porque entre otras cosas, los movimientos tan fuertes de tierra que está habiendo junto con las tormentas solares, sacan a la luz toda la negatividad que estaba estancada y anquilosada, y es muy fácil resonar con ella si no estamos muy atentas y atentos y no hemos elegido conscientemente el AMOR.
Hermosa nuestra lucha...
Un abrazo!!
noraya
"El Rumor de las Libélulas"
www.elblogdenoraya.blogspot.com
que bonita historia. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarDevuelve la confianza en el ser humano. YO no quiero perderla.
Con lo poco que cuesta, y todo lo que ganas a cambio!!
Yo tengo la inmensa fortuna de que tengo cerca personas bondadosas que me lo recuerdan todos los días.
Un besote, y gracias.
"Y yo me niego. Me niego a que me salga costra en este cuerpecito que tengo y prefiero sonreír, saludar y dar las gracias mil veces antes que caer en esta trampa ambiciosa." Me encanta esa frase...
ResponderEliminarYo creo que estas cosas pasan más cuando tú las buscas, y que uno mismo con la actitud que tú tienes, las genera...
Un beso!
Marián, gracias guapa! Tengo confianza en que vendrán otros tiempos menos estresantes y todo será más afable. Besitos
ResponderEliminarCarrusel de Sofía, qué linda historia la tuya también! Tan sólo una sonrisa puede templarnos el cuerpo y cambiarnos el día! Gracia por tu comentario y las cositas lindas que dices en él!
Noraya, qué hermosas son siempre tus visitas, gracias! Es cierto que es una época de confrontaciones y deseo que movamos nuestras motivaciones y sentimientos en el mismo sentido que tú indicas, el AMOR! Muchos besos
ResponderEliminarPorfinyomisma, muchas gracias! Qué satisfacción más grande encontrarte rodeada de gente agradable!! Por aquí, últimamente los encuentros con desconocidos no lo son tanto pero con buena predisposición creo que siempre puede saltar algo que te alegre el día! Besitos
María, muchas gracias por tu visita y tu comentario, estoy encoantada con ellos! Y muchas gracias por lo que dices, me alegro que te guste ese fragmento. Estoy segura de que somos muchas las que generamos los pequeños cambios!! Un gran beso
ResponderEliminarColo, te leo y me veo en tus pensamientos, en tus actitudes y en tus sentimientos! Doy gracias eternas a la Vida por haberme permitido conocerte pues la falta de consideración y calor humano, que describes al inicio del texto, ha sido lo único que he respirado en mi entorno tremendamente hostil, con mis hijos (que ha sido lo más doloroso) y conmigo. Aquel àngel que dió compañía y calor a aquella mujer que entró empapada en la cafetería es el mismo ángel que me valora y agradece mi amistad dándome calor humano desde el respeto, la empatía y la comprensión. Eres un ángel muy grande, un ángel que me confirma que, a pesar de que el camino que nos marca el corazón es el camino más difícil y duro porque la presión social no respeta, es el camino que hay que seguir si queremos ver realizados nuestros sueños y si queremos conocer a personas buenas, conscientes, humanas y transparentes que sienten que un ángel es sólo la parte más íntima y mágica del ser humano. Gracias Colo por saber escuchar con tanta claridad al buen ángel que llevas dentro! Mis hijos y yo te apreciamos mucho y nos sentimos honrados y afortunados de haberte conocido! Besos mil y de corazón!
ResponderEliminarLídia, eres un corazón inmenso, millones de gracias por tus palabras que llenan de calor! De verdad que lamento esa presión social y el dolor que os haya causado, poco a poco acabarán de sanar esas heridas porque a pesar de ello destilas belleza y bondad. Me gusta pensar que todos nos hacemos sensibles a las necesidades ajenas, aunque se traduzcan en actos tan sencillos como el que viví aquel día. Sin embargo las prisas, las presiones, las propias situaciones no nos permiten a veces detenernos y relativizar las cosas...
ResponderEliminarDevuelvo por mi parte todo ese cariño vuestro, a ti y a tus hijos, porque sois excepcionales.
Un grandísimo abrazo con todo el cariño!