viernes, 30 de marzo de 2012

Educación


Llevo unos días inundada de bondad y gratitud. Recibí un cariño de los más hermosos, esos que brotan del corazón porque sí y hacen de un acto desinteresado un motivo colmado de belleza para reverenciar la dicha de estar vivo y poder expresarte.

Me siento conducida a un cúmulo de reflexiones a las que necesitaba llegar desde hace tiempo y ponerles cara y nombre. Gracias Lídia, soy afortunada por contar con tu cariño y tu luz, porque intercambiemos vivencias y opiniones y nos saltemos a nuestro antojo las barreras visuales y las que no, ni mares, ni edades ni prejuicios sociales impiden que de pronto dos personas conecten y enriquezcan a su propio ritmo. Gracias sinceras por tu gesto y por ese texto que compartes porque toda tú, junto a él, me estáis llevando a abrir la barrera de mi garganta para que estos pensamientos broten de mis dedos como si estuviese hablando claro.

Lo primero que empuja mi voz es la admiración. Admiro a las personas que se atreven a tomar las riendas de su vida por convicción, guardando el temor en los bolsillos o desprendiéndose de él como si fueran puñaditos de arena. Admiro a quién pensando como pienso se atreve a salirse del camino para dejar de bordearlo o arañar un pequeño sendero en la vereda, como yo hago. Ellos se salen y buscan su propio lugar donde no les muerda el dragón, aunque su rugido les moleste en ocasiones. Les admiro porque yo me sigo sintiendo cobarde y pequeña ante ciertos dragones y me escudo en mis propias vivencias que de tanto disfrazarlas, a veces, ya no sé bien cómo fueron.

Y no digo que no sepa en qué baso mis decisiones, sino que algunas de ellas siguen bajo el prisma de la corriente, del ritmo social, mientras continúo buscando una rama lo suficiente estable para mí donde poder agarrarme mientras este río sigue su curso.

Hablo, concretamente, de la educación.

Admiro a la gente que se informa y opta por educar a sus hijos de un modo paralelo al establecido, con métodos más acordes con la edad y las necesidades de los niños, lejos del conductismo, de los premios y castigos, del encasillamiento y la sumisión. A mí me falta voluntad y temo fracasar aún antes de planteármelo en serio. Temo que con los años no encuentre un camino que la una a esta locura, absurdo a su vez porque en los caminos ya marcados no cabe nadie más…

En realidad temo no saber lo que realmente hago y es un motivo suficiente para no llevarlo a cabo, al menos de momento. Lo cual no quita que no me preocupe porque la Cereza se enfrente a sistema educativo más que caduco y trate de aspirar a la solución más conciliadora que tenga en mis manos.

Hasta hace poco me vestía de mis propias vivencias y las de mi pareja para adornar una realidad que se muestra clara. Mi experiencia en el colegio fue agradable, guardo buenos recuerdos y podría decir que fue una escolarización feliz. Pero lo cierto es que yo era una niña obediente, que se aplicaba en clase, disfrutaba aprendiendo y se entretenía haciendo cosas aunque no me atrajeran demasiado. Sin embargo, recuerdo cómo eran las clases para otros compañeros que por diferentes motivos no se adaptaban al grupo, bien porque no seguían al ritmo o porque dejaban al descubierto sus propias situaciones familiares de manera agresiva y dominante. Se convive con todo tipo de realidades en las aulas y los niños captan estas sensaciones y reaccionan a su manera ante ellas. Recuerdo simpatizar con ellos, no sé porqué despertaban en mí un sentimiento de protección y de algún modo buscaba hacer de puente. No recuerdo haber tenido nunca un problema ni mofarme de sus sentimientos.

Al menos desde fuera, con la careta puesta, fue una escolarización feliz, reía, aprendía y aceptaba mi rol. Pero yo no tuve que afrontar los insultos ni vejaciones de otros compañeros (o profesores), salvo en contadas ocasiones que se metieran conmigo. No tuve que cargar con ninguna etiqueta social despectiva, no me sentí discriminada… Aunque se podría charlar también sobre interiorizar lo que se espera de una cuando muestras un buen comportamiento y cierta capacidad para lograr lo que te proponen, porque es un tipo de presión y una manera de suplir y ahondar en carencias que también se vive aunque nadie la imponga claramente y se asuma por una misma, siendo al final esclava de tu propio reflejo.

Pienso después en el instituto, cuando pude comenzar a decidir sobre asistir o no a clase. Qué gran dilema fue al principio, si no acudía me sentía confundida porque no estaba haciendo lo que “debía” hacer, porque no sabría rendir cuentas en las evaluaciones, porque me estaba descarrilando, porque temía decepcionar. Pero si asistía, me pasaba las horas mirando al techo, dibujando en los libros y cuadernos. Prestando atención con verdadero interés tan sólo una mínima parte tiempo. Fue entonces cuando descubrí que estudiando a mi aire y dedicándole el esfuerzo que consideraba oportuno, lo cual no quiere decir poco porque me aplicaba a fondo cuando lo encontraba necesario, mis resultados eran igual o mejores. Lástima que el tiempo no empleado en clase lo necesitara, sumado a la propia confusión de la adolescencia,  para tratar canalizar a su vez ese sentimiento de culpa e inadaptación que me acompañó hasta finalizar la carrera, ya en la facultad, cuando eres plenamente consciente del esfuerzo económico que supone tu preparación y la falta de contenido que ésta se encuentra. Entonces ya tu opinión es una razón de peso para ti y el asistir a clases monótonas, sin verdadera intención de enseñar ni transmitir, teñidas de juicios subjetivos y valores generales se convierte en una especie de prisión y te sientes incomprendida, ausente y tremendamente fuera de lugar a pesar de los esfuerzos ajenos porque tengas “una oportunidad”.

Así me licencié (y no precisamente por los pelos) sin asistir a clase apenas, como en el instituto, haciéndolo a aquellas en las que aprender era una verdadera delicia, cuando se unían materias interesantes y, sobre todo, profesores excepcionales. Todo esto fue posible gracias a compañeros que me facilitaron sus apuntes (gracias cariño por todo lo que siempre me has comprendido y ayudado desde que nos conocimos) y no es que me sienta orgullosa de ello. Lo que deseo mostrar es que el presentismo continúa siendo la base de nuestra educación, a casi cualquier escala, sin revisar contenidos ni criterios. Y tristemente, a menudo supone poco más que tomar esos apuntes y tratar de buscar un ancla que te impulse en este mundo de trepas. Sin ánimo de generalizar, puesto que hablo desde mi experiencia y especialidad y tengo que decir a mi favor que no soy, ni mucho menos aunque tampoco mucho más, la única que se siente de este modo. Por supuesto, también me siento agradecida por otras muchas cosas que me ha aportado pero mi caso no es más que una anécdota entre las millones de experiencias universitarias y todas nos pueden enseñar algo.

Ahora ya no me pesa saber que, en realidad, me salí del camino por iniciativa propia incluso antes de darme cuenta de ello. Pero creo que aún no me he podido desprender por completo del sentimiento de hacer lo que se espera que debo hacer y que trato de amoldar ciertas cosas que se desmarcan de manera que sea cómodo para todos o lo menos incómodo posible. Tratar de que nadie pague por mí la salida del tiesto. Pero en el fondo, sé que todos esos años mal enfocados sólo me afectan a mí y que es una consecuencia con la que sólo yo cargo.

Por eso os admiro, porque entendiendo como yo que formamos parte de un sistema educativo que no valora las aptitudes sino los métodos y resultados estipulados, tomáis vuestro propio camino de manera consciente e informada. Yo mientras tanto me conformo pensado que lucharé por ofrecerle lo mejor que esté a mi alcance dentro de la corriente y trataré de reforzar y transmitirle nuestros propios valores para que los pueda saborear. El resto, formará parte de su propia experiencia y elecciones. Ojalá algún día pueda decir que no me he equivoqué demasiado…



Lídia, valiente, mujer culta, ánimo para seguir tejiendo tu propia vela contra viento y marea, para seguir navegando a tu manera. Otro día charlaré del maravilloso texto del Alma del indio que ha me transporta a otra conexión con mi alma femenina. Gracias por todo.

21 comentarios:

  1. Me parece muy interesante tu post de hoy. En mi experiencia, yo he disfrutado mucho de ir a clase, pero siempre dependiendo del profesor. Con algunos me aburría soberanamente (con un puñado uncluso lo pasé mal), pero con otros me parecía descubrir el mundo a través de ellos. Ojalá tu Cereza encuentre muchos buenos maestros, pero de lo que no tengo duda es que tú serás su apoyo incondicional y la ayudarás a decidir su camino. Un beso!

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    1. Qué bonito lo que cuentas, Mo, gracias por compartirlo! Del colegio también guardo buenos recuerdos de casi todos los profesores, incluso recuerdo momentos muy exactos que fueron emotivos y cálidos, tanto con compañeros como con profesores. En el instituto y la facultad ya era diferente, pero siempre un buen profesor, que ame lo que hace y enseña es sin duda una ventana al mundo y algo que merece la pena vivir. Sin embargo esto tampoco escapa al sistema, a cómo está planteado, aunque algunos lo intentaron y sonrío al recordar cómo se saltaban "normas" a la torera :)
      Gracias por tus ánimos y la confianza que depositas en mí ante la postura con mi hija. Un gran abrazo

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  2. Colo, me parece que es de una valentía total hacer lo que haces.. mirar dentro, más allá de las máscaras, aceptar y vivir conforme a ello. En cuanto a mi experiencia, te cuento, como tu cuentas.. el sistema ha sido amable conmigo.. he sido lo que se esperaba de mí y he tenido mi "recompensa".. pero ahora pienso cuándo después del insti seguí con mis estudios de piano pensando en dedicarme profesionalmente a ello.. me equivoqué (o quizá se equivocaron?), a los dos años lo dejé para ir a la uni, finalmente me licencié en ingeniería informática.. estudiando no niego que disfrutara porque disfruto con los números pero no me siento realizada trabajando como informática. Todo esto me hace pensar que algo ha fallado.. o no? no se.. Besos preciosa Colo! y gracias por tu reflexión!

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    1. Carol, cariño, gracias por creerme sincera :) Me alegra que guardes un cálido recuerdo, a pesar de haber cambiado el rumbo de las cosas, ahí está lo bueno, que según cómo vengan las cosas una se puede plantear cambiar de dirección, sobre todo si disfrutaste estudiándolo. El sistema tampoco ha sido desagradable conmigo, es como es y se notarán sus carencias según cómo, dónde y con quién se estudien y luego el carácter o lo que espere y desee cada cual.. A veces me sorprendo culpando a otros de porqué decidí estudiar lo que estudié, porqué no esto o porqué no lo otro y al final una descubre que no es cuestión de culpas. Hice lo que creí que tenía que hacer y por supuesto lo hice porque quise, nadie nunca me obligó a nada.
      Tocas el piano... me emocionas!!! Besos grandes

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  3. Me ha parecido, al leerte, que era yo misma la que escribía... que existe cierto tipo de "telepatía" entre personas desconocidas que, en realidad, ya ves que no lo somos tanto o, al menos, me da la sensación de que nos parecemos en más de lo que nos diferenciamos. Te admiro mucho, me parece precioso y lleno de sentido lo escrito

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    1. Esa niña... qué lindas palabras de conexión compartes, muchas gracias! Por supuesto que encuentro posible que nos identifiquemos con las palabras y vivencias de otras personas y es maravilloso cuando ocurre con alguien que apenas conoces porque entiendes que los sentimientos son universales y te sientes arropada.
      Me sonrojas y me siento pequeñita ante tus palabras, gracias hermosa!
      Un abrazo gigante

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  4. Mi andadura en el colegio no fue un camino de rosas, pero debe ser que mi cabeza se queda con lo bueno y es lo que más recuerdo.
    Según me fui haciendo mayor me recuerdo aburrida y distraida en la mayoría de las clases, me era imposible atender. Algunas excepciones eran debidas a un buen profesor.
    No me gusta como está el sistema educativo, tanto que me planteo si escolarizar a mi nena a los tres años. No me veo capaz de educarla en casa, por lo que como muy tarde terminaría escolarizándola a los seis. Tengo la esperanza de que en casa le damos unos valores que le sirvan para enfrentarse a esa enseñanza robotizada.
    No creo que se trate de no ser fuerte, yo te veo fuerte y mucho cuando siempre miras dentro de tí y eres sincera contigo misma, eso no lo hace todo el mundo. Como te decía no creo que se trate de fortaleza sino de sentirte capacitada.
    Un besazo

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    1. Carol, estoy contigo en que la clave para que una clase se sienta unida y una disfrute aprendiendo está en el profesor pero ellos también se encuentran atados aunque, como le decía antes a Mo, hay algunos que se desmarcan para hacer las cosas lo más a su manera que les es posible. Y eso es maravilloso. Una se transporta y disfruta de ellos y de su saber.

      Exactamente, lo que me falta es capacidad, de ahí que no me sienta capaz y no lo vea claro, motivo suficiente para no hacerlo. Pero también creo que es cuestión de ponerle voluntad y que si nos informamos y nos lo proponemos en serio lo podríamos llegar a hacer o incluso decidirnos por alguna escuela libre, si la hubiera cerca. Por el momento, igual que tú, esperaré a ver cómo nos van las cosas cuando se acerquen los 3 y si es posible, no creo que la escolaricemos.
      Gracias por compartir y un besazo!!

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  5. Que no te quepa la menor duda de que lo harás de manera fantástica. Puedo ver tu valentía cuando aceptas tu inseguridad al acercarte a un terreno muy poco visitado, eres sincera y reflexiva y le regalas tu actitud y tu conciencia a la Cereza. Yo también se lo que no me gusta y se lo que no sabría hacer. Confía en tu sabiduría que es mucha, para guiarla y prepararla para ser libre, se desenvuelva donde se desenvuelva. El camino no es garantía, el caminante tiene la fuerza y el movimiento y cuenta con un espíritu protector capaz de ayudarle con toda cima y con todo río.
    Un abrazo preciosa

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    1. Qué bonito lo que dices Mamá corchea, me haces sentir valiente y afortunada. Muchas gracias por esto. A veces la mejor opción es aceptar tus propias limitaciones o, al menos, saber hasta donde te atreves a avanzar por el momento. Creo que si yo me tambaleo es más sencillo que se tambalee ella también. Así como no tengo dudas en otros aspecto, aquí sí.
      Gracias de corazón por estas palabras. Mil besos

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  6. Ay Colo, qué gran tema este de la educación...! me ha encantado cómo lo has tratado. Y es que nuestros bebés van creciendo y aunque al principio vemos lejísimos estas cosas del cole llega el día en el que nos lo tenemos que plantear seriamente.
    Me reconozco un poco en ti, a mí tampoco me fue mal, era incluso una estudiante modelo, tampoco me costaba estudiar, sacaba buenas notas, me relacionaba bien...
    Es cierto que el sistema es el que es, puestos a soña me quedaba con el finlandés :) aunque la educación en casa también tendrá sus carencias pues nada es perfecto. Intervienen tantos factores, motivación, ambiente, maestros... Yo también soy de la opinión de que aún aceptando el sistema convecional, mucho se puede hacer desde el hogar, contrarrestando las consecuencias nocivas de la estandarización.
    Eso sí, tengo una cosa clara y es que mi hija es lo primero, si llegase el día en el que se viera que nos hemos equivocado de camino, nunca sería tarde para rectificar.
    La maternidad nos da alas!
    Un abrazo!

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    1. Hola María, gracias por tu comentario y por mostrar tu visión. Sé que es un tema importante para ti y por eso te lo agradezco. Por supuesto que creo que la educación en casa también tendrá sus carencias, al igual que las escuelas libres. Pero me da la sensación de que es algo a lo que se puede poner más fácilmente remedio, eso sí, hay que tener voluntad y capacidad para ello...
      Qué bonito lo cuentas, sí, la maternidad nos da alas... o nos las devuelve!
      Muchos besos

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  7. Colo, ante todo gracias a ti por tus palabras y tu agradecimiento. Me honra saber que mi voz y mis actos te hacen recordar, analizar y expresar aquello que la barrera de tu garganta impedía; es más, me siento orgullosa y agradecida por ello dado que todo lo que expresas es digno de leer por la sinceridad de tus palabras y por la bondad y pureza de tus sentimientos. Te veo en clase porque he tenido algun@s alumn@s como tu y, por ello, puedo conocerte más pues ya eras maestra siendo alumna haciendo, estoy segura, en más de una ocasión el trabajo que debería haber hecho aquel maestr@ exigente e intolerante (pues los hay): atender y ser paciente y comprensivo con sus alumn@s, sobetodo, l@s más necesitad@s!
    Decirte también que cada día somos madres y maestras de nuestros hij@s pues lo que más prima, y tu muy bien observas cuando describes la diversidad de la (j)aula, es la educación o mala educación recibida en el entorno familiar pues es la que, verdaderamente, se interioriza.
    Cada situación es una situación de aprendizaje para tod@s (niñ@s y adultos) y siempre lo hacemos bien si dejamos guiarnos por el amor, la comprensión, la sinceridad y la ternura. Cereza es muy afortunada por tener una madre tan india y un padre que las ama y protege a las dos, tan indio también! Esto es lo más importante para su realización, para potenciar su integridad y autoestima y para que adquiera seguridad en si misma para el correcto desarrollo de sus capacidades intelectuales, emocionales y físicas; ingredientes totalmente indispensables para que pueda hacer su propio camino, libre y siempre amada y protegida, para lograr sus sueños y con ellos su felicidad!
    Lo estáis haciendo muy bien y el futuro ya se andará pues lo más importante es ser consciente de que la vida sólo es presente, del pasado sólo queda el recuerdo y lo que aprendemos y, en función de lo que repitamos o no repitamos, en cada nuevo presente, dependerá nuestro futuro inmediato y, en consecuencia, posterior. Te lo digo, sobretodo, por lo que refieres de la escolarización o no de vuestra hija pues lo que debéis hacer ya lo iréis viendo pues depende de muchos factores que os irán apareciendo y será entonces cuando debereis actuar, ahora bien, ten por seguro que amando a Cereza como la amáis siempre sabréis lo que tendréis que hacer. Confiad en vosotros y en vuestro corazón, como estáis haciendo, y todo os irá como os tiene que ir: MUY BIEN!!!! Besos muy muy sinceros desde el fondo de mi corazón, linda y bella familia!

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    1. Lídia, eres un amor, muchísimas gracias! Tus palabras me transmiten calma y confianza en mí misma y en la vida. Te lo agradezco de corazón. No sé si sería o no maestra para los adultos pero no me extrañaría que todos y cada de los niños que llenan las aulas lo sean para sus profesores si se mantienen abiertos a esta posibilidad, observan e interiorizan. Yo estoy aprendiendo mucho de los niños, no sólo de la Cereza sino de otros que se nos acercan desde que ella está y es fascinante como te ayudan a apartar algunos velos que ni siquiera te habías planteado que estaban.
      Gracias por lo que dices, de verdad. Sé que tienes razón y que llegado el momento todo se verá, pero soy así, y me cuesta no plantearme ciertas cosas y sus opciones... Ay, quién sabe, quizá el día de mañana me sienta capacitada y serena para tomar la decisión que sea!
      Mil abrazos de amor!!

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  8. Aix!! qué gran tema!! qué acertado y que bien escogidas cada una de tus palabras!!
    Yo tampoco estoy de acuerdo con el sistema educativo que tenemos en España, me da una pena terrible tener que escolarizarla a los 3 añitos (cuando aún necesitan otras cosas más importantes y no taaantas horas encerrados). Pero en este aspecto no me atrevo a salirme de lo marcado porque no me veo capaz, aunque admiro a las familias que sí lo hacen. También es cierto, que en esta maravillosa isla, hablo con muchas profesoras que están intentando cambiar algunas cosas y al menos en sus clases lo están consiguiendo, esa es mi pequeña esperanza.
    Yo como tú intentaré darle las herramientas y la fuerza necesaria para que sepa marcar sus propios pasos.
    Un abrazo preciosa!!

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    1. Ay, Desi, qué bien encontrarnos en este punto y tan cerquita! Sí, también conozco algunas profesoras y sé que miran con otros ojos y tratan de hacer las cosas de forma distinta. También que hay algunos centros que enfocan y trabajan de otro modo, por proyectos, a ver si hay suerte y conseguimos una plaza llegado el momento porque, al menos por zona, nos corresponde :)
      Confiemos en nosotras, así como venimos haciendo para otras muchas cosas, al fin y al cabo no nos ha ido tan mal!
      Gracias por compartir, un abrazo!

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  9. Qué dificil es educar a tus hijos. Hay tantos factores y tantas presiones sociales... Encima la inseguridadde no saber si estás haciendo lo correcto. ¡Ole por tu amiga que lo tiene tan claro! Yo tambien la admiro.

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    1. Hola Madre desesperada! Es cierto que no resulta sencillo, bajo mi punto de vista el sistema educativa se ha quedado atrás en muchísimos aspectos y después hay tantos matices de una comunidad a otra, de un centro a otro y hasta de un aula a otra... Sé que no podemos controlarlo todo y hacerlo a nuestra medida pero sí podemos hacer las cosas más a nuestro gusto en el día a día.
      Gracias por tu comentario. Un abrazo!

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  10. Coco, me sigue sorprendiendo como te conectas con lo mismo que me desvela! tus post llegan en el momento justo a mis ojos!
    El proximo año mi Coco debería empezar el jardin de infantes, y me está costando tanto decidirme. No me gustan las escuelas tradicionales, el sistema es tan viejo, tan poco satisfactorio para los niños...y las alternativas me quedan en este momento inaccesibles, por distancia y dinero...y tengo que ser honesta, al homeschooling no me animo, y ademas quiero que mi hijo empieze a tener contacto con otros niños, que ahora ve solo en la plaza porque es el unico por ahora en la familia, hasta que llegue est@ hermanit@. Que dificil encontrar algo que los respete, los haga crecer y nos haga bien como familia...que dificil

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    Un beso
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