jueves, 23 de agosto de 2012

Escuchando al cuerpo

Cuando hablamos de escuchar al cuerpo, regresar a los orígenes, reencontrarnos con nuestros ritmos, puede ocurrir que contemos con que esto es relativamente fácil y posible. En mi opinión, resulta un planteamiento sencillo que encierra una práctica muy complicada.

Vivo impregnada de experiencias, opiniones, conductas y expectativas (propias o ajenas) que me han ido condicionando y amoldando desde los primeros instantes. Pienso que hasta la persona más consciente y reconciliada no podrá evitar transmitir ciertos matices, hábitos o actitudes con sus actos y pensamientos y éstos, a su vez, acabarán influyendo o definiendo conductas en otras personas, mientras probablemente, ellos mismos, se impregnen también de lo que estas u otras personas, destilen.

Ocurre con frecuencia que muchas de estas actitudes suponen desoír nuestros ritmos, alejándonos de ellos, disfrazándolos. No se trata de depositar esta responsabilidad en nuestras figuras de referencia, especialmente en el seno familiar, puesto que la influencia social y cultural queda latente allá donde vayas, dejando a su vez una gran huella.

Por la dificultad que para mí entraña el tratar de desprenderme de cada una de estas capas adquiridas o creadas, no puedo evitar recibir ciertos comentarios con el ceño fruncido y una sonrisa muda al apelar a escuchar a nuestro cuerpo cuando nos llama al descanso, a la comida, al calor, el contacto o la soledad... no es tan sencillo! No sólo el abandonarte a la llamada sino el reconocerla como tal, sin camuflarla, aun disponiendo de todo el tiempo del mundo para ello.

Tan sólo por citar algunos aspectos del plano físico: ¿Como realmente cuándo, cuánto y lo que necesito física y emocionalmente? ¿Duermo o reposo acaso según mis propias demandas?. Honestamente, no. Y no sólo por falta de compatibilidad de horarios, sino porque he despistado mis propias referencias,  únicas, por absurdo que pueda parecer.

En ocasiones, escuchar al cuerpo supone realizar un viaje al interior de una misma que puede remover grandes pilares, muchos de ellos haciendo estallar sensaciones y vivencias que pueden erosionarnos. Con voluntad y consciencia, podremos tal vez ir creando nuestros propios patrones libres, si es que acaso nuestras conductas se repitieran para considerarlas patrones, y poco a poco ir reorientándonos.

A veces no sé por dónde partir.
A veces no sé definir lo que siento.

¿Somos realmente libres aun creyéndonos libres?






12 comentarios:

  1. Desde mi punto de vista y a partir de mi experiencia personal en esta búsqueda de la libertad propia y natural, puedo decir que somos libres cuando actuamos en función de nuestros ritmos e impulsos positivos y conscientes sin que la opinión de los/las demás ni nuestros miedos nos frenen. Llegar a ser libre pasa por superar esas barreras sociales y esos miedos "educacionales" que, desde nuestra más tierna infancia, nos metieron dentro!
    Besos libres y sinceros!
    Me ha encantado, como siempre, tu reflexión y tu discurso! ;)

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    1. Ay, Lídia, creo comprender bien lo que expresas, de ahí que me plantee hasta que punto aún siendo consciente de esas barreras que comentas sea capaz de reconocer cómo y hasta dónde alcanzan mis propios impulsos y ritmos. Muchas gracias por tu aportación, como siempre. Besitos miles!

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  2. Estoy muy de acuerdo contigo, no somos libres, a caso a veces creemos serlo. Escucharnos y reconocernos, al menos para mi, es un asunto arduo y fácil de deshacer, sin embargo siempre merece la pena buscar la mayor conexión posible con nosotros mismos.
    Un beso preciosa!

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    1. Bonita Mamá corchea, así me ocurre a mí también, hay ciertos aspectos en los que desde la consciencia no sé como abordar. Por supuesto que merece la pena tratar de conectar con nosotras mismas, darnos cuenta de ello ya es un gran paso, no? Besos y abrazos!

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  3. Para mí ser libre es una forma de vida. Yo no vivo la libertad como un objetivo, sino como un camino.

    Un beso

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    1. Qué poético, mamácolibrí! Para mí la libertad en sí tampoco es un objetivo ni una meta, el final del camino, tal vez no me he expresado bien. Pero sí desearía tratar de otorgarle a mis sentidos la importancia que para mí tienen, liberarme de algunas conductas que los acallan. Gracias, un beso!

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  4. que bonita reflexion, yo creo que estamos muuuy lejos de lo somos y de los que sentimos, nuestras obligaciones y las influencias externas nos guian en ocasiones a ritmos diferentes, lo bonito seria poder fluir como somos, como sentimos y como nuestras hormonas nos guian...

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    1. Gracias, Marisa, esa es la sensación que yo también tengo. Aunque siempre es hermoso planteárnoslo aunque sea, ya forma parte del camino :) Gracias por compartir, un gran abrazo!

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  5. Estamos muy condicionados por muchos factores, puede que solo lleguemos a ser libres al final del camino.
    Me ha encantado tu reflexión.
    Besos!

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    1. Gracias Yo misma, lo importante para mí es tenerlo presente, no pretender creer que soy algo que en realidad no soy. Muchos besos, bonita!

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  6. Comparto lo que dices Colo preciosa.. pero a mí me parece que ésto es un poco como lo de disfrutar del camino.. disfrutar de cada pasito que nos acerca más a nosotras mismas, con ese pasito puede que seamos un poco más libres.. o no, no sé. El caso es que ir transitando el camino que se abre a nuestros pies ya me parece hacer mucho. Besos enormes!!

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    1. Carol, bonita, claro que se trata de disfrutar del camino, no me siento frustrada por ello, tal vez no supe reflejar bien lo que siento al respecto. No me angustia el ser libre, sino que prefiero ser consciente de que es difícil despojarse de todo y rendirse a escuchar al cuerpo sin más. A veces, ciertos discursos mueve masas que se emplean me rechinan por eso mismo, creo que resulta excesivamente sencillo decir "hay que escuchar al cuerpo, yo lo hago y ..." puesto que están igualmente condicionando según su experiencia y su propia percepción de ella.
      Gracias como siempre por compartir! Besos miles

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